No existe una escuela que enseñe a vivir: la poesía de Patricia Díaz Bialet

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    Patricia Díaz Bialet
    Foto: Soledad Quiroga
NOVEDAD EDITORIAL

No existe una escuela que enseñe a vivir: la poesía de Patricia Díaz Bialet

07 Septiembre 2025

¿La verdad? Desconfío de los poetas. Desconfío de la poesía. No porque mientan sino porque suelen jugar a las escondidas.

La poesía es para leer, no para interpretar.

No hay nada que interpretar en una poesía.

Pero si me gusta, si una poesía o unos versos llegan hasta mí con sus palabras cinceladas por el dolor, por la ansiedad, por la búsqueda de cualquier respuesta, me encuentro leyendo en voz alta y emocionándome hasta el suspiro. Es lo que me ocurrió mientras leía Mientras sea capaz de la música, el inquietante libro de Patricia Díaz Bialet (Ediciones en Danza).

¿Por qué inquietante? Porque me sonó contundentemente a un adiós. A muchos adioses.

El libro está organizado en siete secciones: Los primeros vinilos, Antes de que la sombra lo cubra todo, En la acera infinita, Me deshago en pena como un té de flores transparentes, Los que se fueron no se fueron todavía, La adversidad y Los vientos apacibles.

La gran mayoría de estos poemas están datados y fechados. Muchos de los lugares a los que remite Díaz Bialet al final de cada poema fueron lugares en los que estuve al mismo tiempo que ella: Miramar, Pinamar, Valeria del Mar, etc. Casi todos los poemas tienen por lo menos un epígrafe (en la primera sección ((y en todo el libro)) gana por afano Charly García). A muchos de los poetas que escribieron esas palabras no los conozco. Casi todos los epígrafes también son hermosos. Esta poesía es hermosa porque duele. A mí me dolió.

Arrancan remitiendo a su infancia y adolescencia, una escuela católica, bailes, primeras citas. Los primeros versos son estos: “una canción se desmorona como un ancla de plumas memorables/en nuestra otra edad”. En el pie del poema está el lugar y la fecha: “Recital de Serú Giran/picadero de la rural/Av. Sarmiento 2704, Buenos Aires, 30 de diciembre de 1980”. El poema se llama "En nuestra otra edad".

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Flyer libro Díaz Bialet

Desde hace años, desde mi tesis de doctorado, vengo preguntándome cómo hacíamos nosotros durante la Dictadura para ser felices. No lo fuimos. Pero en el libro de Díaz Bialet hay muchas referencias a bailes y fiestas a las que evidentemente muchos porteños iban (la mayoría de las referencias están en Capital Federal). Por esta honestidad brutal vale la pena leer con detenimiento todo el libro —hay más de un motivo por el que vale la pena leer este libro.

Sobre el final se precipitan en cascada siete poemas que se llaman "Lo que el sueño dice". El último está dedicado a alguna especie de armonía que se conquistó cuando “papá me visita durante un sueño … todos estamos en paz, dice mi padre”.

Fin del duelo. Fin del dolor. Ojalá fuera tan fácil. Ojalá que haya acontecido.

Si esos versos que cité suenan como naturalistas es simplemente porque nos exigen que volvamos a releer el libro, a escuchar de nuevo sus metáforas oximóricas, su invitación a dejarnos ir con las palabras:

“Yo te habría hundido la pala eficaz de mi pelvis en peligro/Dormido a canción de cuna de mi pómulo erecto/Pintándome la estampa de criatura estéril/Robándote el colmillo y su lámpara ingeniosa”.

El libro se presenta este martes 9 de septiembre en el Centro Cultural de la Cooperación a las 19 horas.