Literatura y terror: "En Argentina nos estamos apropiando del género"

Literatura y terror: "En Argentina nos estamos apropiando del género"

26 Septiembre 2015

Por Boris Katunaric

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo empezaste la idea de la novela?

Celso Lunghi: Por empezar, es una novela de género, de terror. Tenía ganas de escribir terror, y cuando vi que el jurado de preselección, que por lo general es una instancia que uno no conoce pero en este caso tenían nombre y apellido, era gente de Página, y vi que estaba Mariana Enríquez -soy fanático de sus libros, en especial de sus cuentos, son los que me impulsaron a escribir este libro, fue la persona que me indicó que se podía escribir un terror argentino. Sus inflexiones, la manera en que hablan los personajes, los escenarios son muy de acá- mandé la novela y tuvo suerte.

Siempre digo que las novelas que ganan concursos no son siempre las mejores novelas; si hiciéramos un listado, son muy pocas las que han ganado y seguimos leyendo hoy en día y, a la inversa, novelas que no han ganado premios hoy forman parte del canon. No digo que el premio invalide al mérito de una novela pero le quito un poco de importancia que haya ganado un premio.

APU: Estructuralmente es una novela bastante elíptica: arranca con una escena que deriva en otra y la primera recién se resuelve al final.

CL: Sí, empieza con el caso policial de una secta en un pueblito de la provincia de Buenos Aires llamado Tábano, en el cual se suicidan colectivamente alrededor de 74 personas, ahí se tuerce y va hacia una historia más familiar, más íntima que tiene una relación con este caso grande.

Está contado por un investigador de lo sobrenatural que es medio chantún y es el que establece el nexo entre estas dos historias.

APU: Hay un personaje que es bastante duro, que es el del cura.

CL: El terror consiste, básicamente, en crear un clima, un estado. Tranquilamente puede haber un terror no sobrenatural y la misión de ese personaje consiste en eso, en crear un cierto clima que, si lo pensás, no está conectado con la historia original; tranquilamente podría no estar, se podría sacar y la novela funcionaría igual, podría haber sido un cuento. Esa era mi idea con el personaje, crear un clima. Lo que me dice mucha gente es que el cura le causa gracia (risas) lejos de horrorizar o de espantar.

APU: Por su nivel de hijaputez.

CL: Es un cura sádico. Pero no está cuestionado el tema de la creencia en Dios, sino que está harto de estar en un pueblo de provincia. Esto surge de una pregunta mía, muy pava, pero es qué hace un cura todo el día (risas). Da cuatro misas por día y el resto qué hace. Entonces se me ocurrió este personaje harto, asqueado de la vida parroquial de un pueblo, de que vayan las mujeres a pedirle consejos y tomar la Iglesia como un club de fomento; entonces ve la posibilidad, con una persona, de entretenerse un poco. Una mujer que quedó postrada y que tiene una especie de delirio místico y él se vale de ella para dar rienda suelta a su sadismo. Básicamente, lo que busca es divertirse. Cuando esta mujer se muere, él se va, la función ya estaba.

APU: en cuanto a las formas de narrar que elegiste se ven varios tipos de recursos como el epistolar, los diarios ¿por qué elegiste esos y cómo fue trabajarlos?

CL: En principio, por mis dificultades y reparos con el narrador tradicional, omnisciente, en tercera, que no es un narrador que me conforme porque, por lo general, no sabemos quién es, no tiene personalidad, me gustan los narradores con cierta carnadura; en segundo lugar, porque el género me habilitaba, los clásicos del terror son epistolares: Drácula, Frankenstein; y en tercer lugar, como referencia a Puig. Como es una novela narrada por muchos personajes, siempre un personaje pone en duda lo que acaba de decir el anterior y el lector no termina sabiendo muy bien lo que pasó.

APU: ¿Cómo llegás al género?

CL: A través del cine, de chico miraba películas de terror con mi hermana y cuando empecé a leer fui interiorizándome más en las historias que ya había visto en el cine, las de Stephen King y luego con Elsa Bornemann que es una autora infantil y juvenil y  tiene tres libros de terror: Socorro, Socorro 10 y Queridos monstruos, que es el primer terror argentino pensado sistemáticamente. Anteriormente hubo casos pero muy aislados: Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones.

Es un género que no goza de mucho prestigio, siempre lo comparo con el policial. Si vas a buscar teoría acerca del policial te encontrás con seis bibliotecas, si vas a buscar teoría acerca del terror no hay, es como un género de divertimento y tiene sus propias reglas y sus propias pautas; es casi uno de los géneros más pautados que existen. Curiosamente una persona que pensó el género no fue un académico, sino un escritor popular como lo es Stephen King con su libro Danza Macabra, un libro de 600 páginas en el que él piensa qué caracteriza al género y tiene una frase central que es “el escritor de terror es un garante de la norma”. Es un género muy conserva: que te marca límites, llegá hasta acá. Los cuentos infantiles originales son cuentos de terror que buscaban frenar la acción de los niños, asustarlos para evitar ciertas conductas.

APU: Es un género que, si bien no tiene mucha producción, está empezando a salir del anonimato.

CL: Se está escribiendo mucho ahora. Nicolás Correa, él da un pasito más y escribe acerca de exorcismos; Narciso Rossi está haciendo un laburazo con la antología Pelos de Punta; Marcelo Di Marco es un consagrado escritor del género; Luciano Lamberti; la propia Mariana Enríquez. Ella dijo alguna vez que al terror en la Argentina le faltaba una autorización, lo comparaba con el policial al que habían autorizado Borges y Bioy con "El séptimo círculo": dos escritores consagrados publicaban un género considerado menor. Creo que en el caso del terror, la autorización se la da ella, tal vez sin dimensionarla. Los peligros de fumar en la cama, de 2009, fue un libro muy de quiebre, los cuentos son impresionantes, no debe haber un cuento malo y, además, son cuentos con lenguaje argentino, habla de personajes locales, dado que es un género muy anglosajón.

En los últimos años lo que surgió fue el terror japonés que sacaron un poco el ámbito del terror de EEUU y ahora se viene para América Latina. Si pensás en series de terror, la mayoría están escritas o dirigidas por latinoamericanos. Nos estamos apropiando del género, los tópicos tan marcados los estamos tomando y resignificando.