Guevara y Perón: el primer peronismo, según el Che

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Guevara y Perón: el primer peronismo, según el Che

09 Agosto 2020

Por Lois Pérez Leira

Las relaciones políticas entre Ernesto Guevara y el General Juan Domingo Perón durante su exilio madrileño, están generando múltiples interpretaciones. Lo cierto es que ambos líderes mantuvieron durante algunos años una interesante relación, donde intervinieron terceros enviados.

Transcurría 1945. El avance político de la figura del Coronel Juan Domingo Perón, dentro del gobierno militar y su estrecha alianza con los sindicatos obreros, había generado desde el comienzo, una fuerte oposición tanto dentro como fuera de las Fuerzas Armadas. Especialmente en las clases medias y altas. En 1945, la embajada de Estados Unidos dirigida por Spruille Braden, promovió la unificación de las fuerzas opositoras, hasta conformar un gran movimiento antiperonista, que incluyó a los partidos Comunista,Socialista,Unión Cívica Radical , Demócrata Progresista, Conservador, la Federación Universitaria Argentina (FUA), la Sociedad Rural, la Unión Industrial la Bolsa de Comercio, y los sindicatos opositores. Durante su breve gestión como embajador, y valiéndose de un excelente dominio del idioma castellano, Braden actuó como un líder político de la oposición, en una evidente violación del principio de no intervención en los asuntos internos de un país extranjero. Esta posición norteamericana coincidía con la táctica del Partido Comunista Argentino que seguía la línea de la III  Internacional Comunista liderada por Jorge Dimitrov. En el congreso de 1935 Dimitrov llamó al movimiento comunista internacional a conformar frentes únicos proletarios de amplio contenido antifascista, junto a fuerzas reformistas de las capas medias y pequeña burguesía.

A través de la conformación de un frente de oposición, Braden estaba seguro de destruir a quien presentaba como "el Hitler del mañana”.  Entre otras acciones, Braden propició en 1946, pocos días antes de las elecciones, la publicación de un informe denominado "El Libro Azul", en el cual se acusaba tanto a los integrantes del gobierno militar como al anterior —la presidencia de Castillo— de colaborar con las potencias del Eje, de acuerdo a documentos recopilados por el Departamento de Estado estadounidense.

En sintonía con la publicación de este libro, los partidos políticos que sostenían la candidatura presidencial de Perón, publicaron un libro de respuesta que se tituló "El Libro Azul y Blanco" que instaló hábilmente la consigna Braden o Perón.

El apoyo popular, organizado por el Partido Laborista y la UCR Junta Renovadora, le dio la presidencia a Perón con el 56% de votos en las elecciones del 24 de febrero de 1946, ganando en todas las provincias menos en Corrientes.

Ernesto enterado de la enfermedad de su abuela Ana Lynch, por la cual sentía un especial cariño, Guevara decide dejar su trabajo en Vialidad Nacional de Córdoba e instalarse en Buenos Aires en 1947.

Al llegar se encuentra que su abuela estaba en una etapa terminal de su enfermedad. Durante 17 días se dedica a estar junto a ella, le suministra alimentos y las medicinas con un gotero. Después de la muerte de su abuela abandona la carrera de ingeniería, donde se había inscripto  y decide  ser médico.

Allí se contacta con los estudiantes del movimiento reformista, vinculados a la Federación Juvenil Comunista.

Durante  esos años vive todas las implicancias del primer gobierno peronista y comienza sus primeros viajes por la Argentina y América latina. En esta etapa de estudiante que conoce Berta Gilda Infante “Tita”, una militante de la Federación Juvenil Comunista, que tenía una sólida formación política. Juntos leen textos de Marx, hablan de literatura, debaten sobre el peronismo. Dos de sus compañeros de carrera Arnoldo Epelbaum y Alberto Scaletsky son los encargados de la juventud comunista de “atenderlo” políticamente. Los de la Fede (FJC)  lo tenían considerado como un “aliado”, palabra que utilizaban para los que compartían, sus ideas, pero no estaban aun afiliados.

Durante el primer gobierno del General Perón, Ernesto Guevara inicia su proceso de formación ideológica. Por aquellos tiempos conoce en profundidad los textos clásicos del marxismo, reflexiona sobre los mismos, profundiza en la vida de Lenin, admira la revolución Rusa y sigue con mucha atención los acontecimientos de  revolución China.

Lee con avidez  los periódicos que edita el partido Comunista Argentino, especialmente los de la juventud.

A pesar de que sus padres tienen una actitud antiperonista, es la primera vez que Ernesto no se deja influenciar por las ideas familiares. Guevara comienza  a tener sus propias opiniones de Perón y del peronismo.

En las memorias de su padre no se hace ninguna referencia, como en otras oportunidades, de que Ernesto se manifestara contra Perón o participará de actos antiperonistas. Más bien  Guevara tenía una opinión crítica desde un análisis marxista, del proceso histórico que estaba viviendo.

Por aquel entonces otros comunistas  se distanciaban de las posiciones oficiales de la  dirección nacional partidaria, como Rodolfo Puiggros, Eduardo Astesano,  Manuel Sadovsky, Gregorio Lebenson,  entre otros. También  corrientes provenientes del trotskismo se sumaron al nuevo movimiento nacional y popular, como Jorge Abelardo Ramos, Eneas Spilimbergo o  Nahuel  Moreno, que tuvieron una visión distinta, a la izquierda liberal argentina.

Según la biógrafa del Che y amiga de los Guevara,  Julia Cónstenla, señala que en una de las vacaciones de la familia a Mar del Plata, que cree que fue en el verano de 1945, la Federación Universitaria Argentina realizó en el balneario, una manifestación contra el Coronel Perón. Los padres de Ernesto que eran militantes antiperonistas  deciden participar de la misma, especialmente su madre, que era más opositora. La escritora que mantuvo una estrecha relación con la madre del Che, señala que no le consta que Ernesto se sumará a este acto antiperonista. Esta aseveración refuerza la idea de que Ernesto, tenía ideas propias, ya no era en niño o adolescente influenciados por su entorno familiar.

Por aquellos  tiempos Ernesto era crítico con su padre, por su devoción pro norteamericana, durante la segunda guerra mundial. Durante muchos años por carta o personalmente le recordó a  don Ernesto, en broma su entusiasmo “americano” recuerdo que no le hacía mucha gracia.

“Llegue una noche a mi casa de la Calle Araoz, -Nos cuenta Don Ernesto Guevara Linch- en el primer piso  oía un barullo tremendo. Esto a mi no me alarmaba, porque casi todos los días mis hijos  reunían a sus amigos y comenzaban las discusiones a grito pelado.

Los dormitorios de mi casa daban todos a un balcón corrido y en verano las puertas estaban siempre abiertas.

Cuando la muchachada se reunía comenzaban las discusiones de tipo político.  Gobernaba por entonces la Argentina el General Perón. Yo era contrario a él, lo mismo que mi mujer y muchas personas de las que frecuentaban mi casa. Las discusiones se hacían violentas y a veces la gente en la calle se paraba para oír las.

Nadie se enojaba y a pesar de que en aquella época no era muy conveniente ponerse en contra del gobierno, mi casa siguió siendo un centro de reunión donde cada uno decía todo lo que le daba la gana.

Cuando subí la escalera aquella noche se me ocurrió ponerme a escuchar lo que discutían en el comedor. Había allí una media docena de muchachos amigos de mis hijos. Yo le había oído a Ernesto luciendo gran preparación política, todo lo cual me encantaba. Pero esa noche lo oí hablar de filosofía con un aplomo, seguridad y conocimiento que demostraba su capacidad. Fue para mí una satisfacción oírlo. Yo conocía su preparación filosófica, pero nunca lo había oído disertar de esa manera.”

El 1º de marzo de 1948, el presidente Perón convocó una movilización para anunciar una medida trascendente: la nacionalización de los ferrocarriles. Inmensos carteles con la inscripción “ya son argentinos” rodeaban la concentración. La nacionalización abarcaba, además, a otras empresas de comunicaciones, depósitos bancarios, recuperación de los créditos externos, etcétera.

Algunos historiadores repiten que el joven Guevara,  por aquellos tiempos, mostraba su desinterés por la actividad política. Esta apreciación se contradice totalmente con su interés por profundizar en el marxismo. Seguramente valoraba aspectos positivos de las medidas progresistas del gobierno, criticaría los aspectos autoritarios y la falta de contundencia en sus políticas contras el imperialismo norteamericano. Por otro lado si bien tenía simpatías por los comunistas, no acordaba con su línea política de oposición antiperonista.

Su hermana Ana María llegó a declarar que: “el no tomo partido a favor ni en contra. Se mantiene como al margen”.

Una Compañera de trabajo Liria Bocciolesi declaró en este sentido: En realidad Ernesto no tenía una definición política en cuanto a Perón (…) De pronto discutía con un peronista en contra de Perón, o discutía y defendía a Perón con un antiperonista (…) No era peronista ni antiperonista. Era justo”.

En noviembre de 1947, Ernesto deja de ser oyente en la facultad y se matricula oficialmente en la carrera de medicina.

Según el General e historiador Cubano William Gálvez que ha investigado el pensamiento del Che,  señaló sobre el peronismo: “a partir de 1947 se incrementa el nacionalismo, divisa primordial del peronismo, nacionalizan los ferrocarriles en manos inglesas; expropiar latifundios e impulsa el consumo de los productos nacionales. Comenzó a conocerse en el extranjero la Industria Argentina. Crean la Universidad Obrera, aumentan las aulas de la primaria y secundaria. Reconoce a la mujer derecho a votar. La política en beneficio de los descamisados, popularizada por Evita, es cada día mayor. Todo esto desespera a la oposición, en especial la oligarquía y la cúpula católica comienzan a enseñar las uñas. Estos son los factores que hacen al joven Ernesto comprender que el peronismo es más positivo que negativo.”

Desde la presidencia, Perón continuó con las políticas sociales que beneficiaban especialmente a la clase obrera. Tras el triunfo electoral disolvió los tres partidos que se habían creado para sostener su candidatura, Laborista, Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente, para unificarlos en una sola organización política, llamada primero Partido Único de la Revolución que luego pasó a llamarse Partido Peronista. Expandió enormemente la agremiación de los trabajadores en sindicatos que responden a la corriente laborista y ayudó a establecer el predominio de la Confederación General del Trabajo (CGT) como central unitaria.

En 1947, se sancionó la ley reconociendo a todas las mujeres mayores de 18 años el derecho a votar y ser votadas (sufragio femenino), existiendo recién entonces sufragio universal en la Argentina.

Sin embargo las resistencias al sufragio femenino no estaban ausentes tampoco en el peronismo. En ese sentido Eva Perón (Evita)j jugó un papel importante. Luego del 17 de octubre de 1945, a propuesta de Evita, Perón desde su cargo de Vicepresidente, intentó sancionar la ley del voto femenino.

Ernesto hizo muy buena amistad con la alumna de igual carrera, Berta Gilda Infante, llamada Tita. No es bonita, es delgada, con grandes ojos, labios gruesos, pelo corto y alargado rostro, de dura expresión, tímida, reservada, de poco hablar y marcada ingenuidad. Su falta de belleza es suplida por su dulzura, calidad humana, amplia cultura y politizada, pues es militante de la Juventud Comunista. A pesar de ser jóvenes los dos se tratan de usted, relación que mantendrán durante años de forma epistolar. La propia Tita Infante nos recuerda aquel encuentro con su amigo de carrera Ernesto Guevara:“en un anfiteatro de Anatomía, en la Facultad de Medicina, 'escuché varias veces una voz grave y cálida que, con ironía, se daba coraje a sí mismo y a los demás frente a un espectáculo que sacudía aún al más insensible de esos futuros galenos. Por el acento, era un provinciano, por su aspecto, un muchachito bello y desenvuelto (...) El fuego que debía consumir su existencia yacía aún latente bajo su corteza de leño tierno, pero ya chisporroteaba en su mirada. Una mezcla de timidez y altivez, quizás de audacia, encubría una inteligencia profunda y un insaciable deseo de comprender y, allá en el fondo, una infinita capacidad de amar.”

Durante los últimos años de su carrera de medicina Ernesto realiza varios viajes por la Argentina y su  primer viaje por América latina con Alberto Granado. También durante algunos meses  trabajo de enfermero de YPF, en la marina mercante argentina, recorriendo los puertos   más importantes de América latina.

Uno año después del segundo gobierno del General Perón en 1953, con el título de médico bajo el abrazo, decide realizar junto a su entrañable amigo Carlos “Calica” Ferrer, su segundo y definitivo viaje que lo convertiría en el Che.

Su amigo y colaborador directo el embajador cubano en Argelia Jorge Serguera, quien fuera encomendado  por el Che a reunirse en dos oportunidades con el General Perón en Madrid, relata algunos aspectos de aquel joven Guevara: “Cuando el Che llegó a Argel por primer vez tenía vivencias, información, experiencias y preocupaciones muy originales. Partió de Argentina con un compañero en motocicleta para recorrer y conocer el continente; lo acompañaban además el título de médico y su curiosidad. Lo impactó mucho el movimiento minero boliviano, el atraso cultural, educacional y económico latinoamericano. No era marxista. En su país había tenido simpatías por el justicialismo de Perón.”

Serguera después de muchas charlas con Guevara, para organizar  la entrevista con Perón, sacó la conclusión que el Che ya había tenido cierta simpatía por el peronismo, durante su juventud.

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