La historia del tomate peronista

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    Tomate Juan Perón

La historia del tomate peronista

05 Marzo 2021

Por Gustavo E. Schrauf (*)

Uno de los reclamos más sentidos que escuchamos quienes trabajamos en mejoramiento genético vegetal, es sobre el tomate. La ausencia de sabor de los tomates que consumimos actualmente es llamativa. Aunque muchas de las causas que explican la falta de sabor se corresponden al manejo del cultivo y a las formas de comercialización, otras seguramente tienen causas genéticas.

En parte intentando recuperar el sabor perdido, un día un docente-investigador (Fernando Carrari) de la Cátedra de Genética de la Facultad de Agronomía-UBA (FAUBA) accedió a una enorme colección de tomates antiguos de la Argentina que provenían de diferentes Bancos de Germoplasma del mundo -unos 160 materiales genéticos-. Cuando los cultivamos y los hicimos degustar fue posible demostrar que dentro de esa colección de tomates antiguos (que llamamos criollos) estaba el sabor perdido. La degustación se realizó con la colaboración del Laboratorio de Análisis Sensorial -FAUBA y más de 600 asistentes a la FERIA del Productor al Consumidor de la FAUBA, dijeron que los peores tomates eran los que procedían de verdulerías.

Algo que me llamó la atención es que una de las accesiones de un Banco de Germoplasma de Alemania, tenía la denominación: "Perón". Además de ser un tomate gustoso, este genotipo presenta un fruto muy carnoso (ver fotos). Comentándolo con investigadores de la UNLa Plata (Amado y McCarthy) ellos realizando una búsqueda de materiales argentinos asociados al tomate platense encontraron en una colección China un material procedente de la Argentina denominado: JDP que fue utilizado en los programas de mejoramiento chinos. Quizás este material genético no fue inscripto formalmente en los registros de Cultivares, pero lo más probable es que haya sido censurado. Buscando inscripciones en la “Reseña de Fitomejoradores y Cultivares de la Argentina” de Kugler y Gorostegui (1969) no aparece el cultivar "Perón". Recuerdo que en mi infancia recibí un diccionario donde ya tenía tachado a Perón, JD, como no comprendí el tachado se lo pregunté a mi maestra, quién me explicó que, aunque ella no estaba de acuerdo, estaba prohibido nombrarlo.

Contaba el Ingeniero Gino Tomé, profesor de la UBA, que cuando fue a inscribir su cultivar de alfalfa un funcionario del Ministerio le comentó que algunos mejoradores habían inscripto sus materiales en los Registros del Ministerio de Agricultura con los nombres del General y de Eva. Como Gino Tomé era antiperonista, rápidamente le dijo al funcionario que él había pensado ponerle el nombre de “General San Martín". Este cultivar de alfalfa inscripto en 1950 sí figura en los registros (Kugler y Gorostegui, 1969). También me comentaron que otro mejorador de tomate que sí era peronista había inscripto tres cultivares con los nombres de: "Justa, Libre y Soberana", ese mejorador fue echado en el ´55 y sus cultivares tampoco figuran en los registros.

Quizás leyendo qué se hizo durante esos años como políticas públicas comprendamos por qué algunos mejoradores utilizaron nombres que después se prohibieron. Gallardo (2014) describe que en 1946 se había comenzado un plan de mejora en tomate, basado en los materiales que cultivaban los productores de la zona bonaerense. Es posible considerar que fue uno de los trabajos más importantes que se haya realizado en la especie ya que se llegaron a evaluar unas 300 mil plantas (Castronovo, 1951). En 1948, se crea el Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias, según Gallardo (2014) constituyó “la concreción de los sueños de algunos profesionales del Ministerio de Agricultura, que imaginaban un gran centro de investigaciones en el país”. El mismo año, también fue creada la División Hortalizas, que impulsó actividades de investigación y fomento de la producción nacional de semillas.

A principios de los ’50, el Ministro de Agricultura Carlos Emery expresaba “La investigación es el cerebro del ministerio” (IDIA, 1950), que mostraba cuál era su visión sobre lo que debía hacerse desde el Ministerio de Agricultura. Esto condujo a que a pesar del golpe del ´55 las actividades de mejora genética de parte de organismos del estado hayan seguido siendo relevantes y el 75% de los cultivares que figuran como inscriptos hasta 1960 hayan sido desarrollados por organismos públicos (410 de 550). Aunque, hoy en día el INTA sigue siendo un referente respecto al mejoramiento, desde 1979 al 2019 sólo el 9% de los cultivares inscriptos provienen del ámbito público. Quizás con la censura al cultivar "Juan Domingo Perón", no sólo se prohibió decir un nombre, sino que se quiso acallar una política que pretendía (como decían los otros cultivares censurados) una Argentina justa, libre y soberana. 

Referencias:

Castronovo, A. (1951) El Instituto de Fitotecnia presenta nuevas variedades de

tomate. IDIA N° 44.

Gallardo G.S. (2014) Desarrollo institucional y política científica: el caso de la producción

nacional de semilla hortícola. Tesis Maestría UNG.Sarmiento.

IDIA. (1950). Números 25-26-27

Kugler W.F. y J. Gorostegui (1969) Reseña de Fitomejoradores y Cultivares de la Argentina. Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria

(*) Ing. Agr., M.Sc, Dr Gustavo Schrauf es profesor Titular de la Cátedra de Genética de la FAUBA y Director del Criadero “Cultivos del Sur-FAUBA”.