Violencia en cárceles: “A mi hija la mataron por luchar para mejorar las condiciones de detención de sus compañeras detenidas”

  • Imagen

Violencia en cárceles: “A mi hija la mataron por luchar para mejorar las condiciones de detención de sus compañeras detenidas”

31 Marzo 2022

Por Juan Borges

Alfredo Cuellar es el padre de Florencia “La China” Cuellar (23), la joven torturada y asesinada en el pabellón 23 de la Unidad IV del penal de Ezeiza,el 23 de diciembre del 2012. A partir de ese crimen, Cuellar se dedicó a luchar contra las vulneraciones de derechos para la población carcelaria. En este marco, el referente en la lucha en defensa de los derechos humanos habló con AGENCIA PACO URONDO

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo fue el comienzo de esta lucha en defensa de los derechos de las personas privadas de su libertad?

Alfredo Cuellar: Comencé cuando torturaron y mataron a mi hija “La China Cuellar” junto a otras ocho mujeres en un centro de exterminio humano como son las cárceles. Ellas no murieron de casualidad, estaban luchando por mejorar la situación de las demás compañeras en el sistema carcelario. Se habían agrupado para luchar en defensa de sus derechos, para pelear en contra de sus propios verdugos. Por eso las silenciaron definitivamente. Un 22 de diciembre de 2012 apareció colgada mi hija y todo el sistema carcelario invento una situación de depresión previa que supuestamente desemboco en un suicidio. A partir de allí empecé a luchar con la intención firme de mostrar las barbaridades que suceden en las cárceles.

Logré cambiar la caratula que habían fabricado y pasamos de “suicidio” a “averiguación de causales de muerte”. Eso fue un golpe muy duro para ellos también porque muchas veces los familiares en situaciones similares se resignan y no siguen investigando por sufrimiento e impotencia. Retirar el cuerpo de mi hija me llevo diez días aproximadamente, se negaban a dármelo para quitarle las marcas de que la habían torturado durante ocho horas y después la mataron.

Después se tomaron el trabajo de sacarla sobre una frazada y la mostraron a toda la población carcelaria diciendo que así terminaba toda aquella que quisiera luchar por sus derechos en la cárcel. Fue un terrible hecho de disciplinamiento. Sin embargo, sigo adelante por mi hija buscando mostrar la situación de las personas privadas de su libertad. Pasaron casi diez años y nunca tuve notificación oficial de la muerte de mi hija. Comencé mi lucha en el 2012, desde ese momento comencé a padecer persecución, amenazas. El 13 de mayo de 2013 fui secuestrado para hacerme callar. No me frenaron. Es muy difícil seguir después de una perdida tan grande, pero hay que seguir adelante.

APU: ¿Cómo se organizó para llevar adelante su pedido de justicia?

A.C.: En el primer momento no teníamos una organización en si para poder luchar. Eran luchas aisladas de cada familia, algunos iban al juzgado, otros a la fiscalía. Siempre cada familia en la suya. Pero no hubo una organización que nuclease a todos para poder crear un colectivo para lograr un espacio coordinador de todas las demandas puntuales. Cuando comencé a indagar y a charlar con las demás familias vi que algunos tenían miedo porque estaban amenazados. Logré hacer una marcha hacia el Servicio Penitenciario Federal en la calle Lavalle. Dejamos en claro nuestra impotencia y desesperación. Ese fue un punto de inflexión para mostrarles a las demás familias que se puede hacer algo. Después de a poco fuimos buscando otros métodos para visibilizar nuestro reclamo. En el 2013 realizamos nuestro primer festival anti carcelario en la plaza de Once.

Había mucha policía, nos cortaron la luz para impedir el festival. Al año siguiente lo hicimos de vuelta y siempre bajo presión, amenazas y amedrentamiento. De a poco se fue sumando más gente queriendo ayudar y colaborar con nuestra lucha y la necesidad concreta de visibilizar la situación carcelaria. Empecé a conocer gente que se sumaba a colaborar: docentes y profesionales. Se sumaron también familiares que colaboraban. Fue un movimiento que se ocultó. No se muestra en los medios hegemónicos todo lo que estamos haciendo. Para los medios es más rentable estigmatizar y condenar. Estuvimos recorriendo penales y unidades carcelarias tomando casos que siempre intentamos visibilizar. Buscamos transformar nuestro dolor en lucha, en actividades culturales. Buscamos mostrar lo que pasa a través de libros, de documentales, de charlas para difundir lo que realmente está sucediendo.

APU: ¿Cómo analiza la situación carcelaria que observa en sus recorridas?

A.C.: Lamentablemente en esta democracia sigue perdurando un fuerte aparato represivo y mucho más en los centros de torturas que son las cárceles. Si bien hace unos años recuperamos el Estado democrático hay prácticas de la dictadura que siguen intactas, y el caso más concreto es el sistema carcelario. Vemos diariamente como muchos y muchas terminan en la cárcel por el solo hecho de ser humildes. Los estigmatizan por su vestimenta y su aspecto. Mi lucha de alguna manera apunta a cambiar esa situación. El Poder Judicial lamentablemente no está a favor de las victimas sino en favor del negociado y la corrupción, de los poderosos. Para los sectores humildes esta la discriminación y el silenciamiento acompañado de la represión. Por eso, apelamos a solidarizarnos y juntarnos con familiares que pasan situaciones como la nuestra. Víctimas de la violencia penitenciaria y también de violencia institucional. La idea es agruparnos y poder cambiar un poco las cosas. No estábamos preparados para perder a nuestros hijos. La lucha nos fue enseñando como actuar y como proceder. Soy un convencido que el sistema carcelario es el ámbito donde más se violan y atropellan los derechos humanos. En vez de ser un lugar para reinsertar a la sociedad a las personas se convierte en una antesala del infierno. La vida, la dignidad se pierden allí. Es un lugar donde predomina la tortura y el maltrato. En los medios dicen que en las cárceles hay una puerta giratoria, eso es un delirio de los medios de comunicación.

Pero la cárcel es mucho más que el personal penitenciario, hay profesionales que contribuyen a aceitar esa maquinaria como son los criminólogos, docentes, médicos, enfermeros, psicólogos, sociólogos. Hay una infinidad de profesionales supuestamente a cargo de los privados de la libertad. Muchas veces avalan y son cómplices de un aparato mafioso que habita en las cárceles justificando los crímenes que suceden allí adentro.

APU: ¿Cuál sería la reforma que habría que implementar para usted?

A.C.: No hay reformas para hacer debido a que desde su origen la cárcel es un lugar que no sirve en su esencia. En la Constitución Nacional se habla de una serie de derechos de los ciudadanos que sabemos que no se respetan ni cumplen. Hay que aplicar las leyes en tiempo y forma, es lo único que se necesita. No se puede hablar de que los presos van a acceder a un beneficio, porque son sus derechos. Les corresponden. Hay una gran falencia del poder judicial, de todo el aparato político.