Una violenta razzia policial después de un paro de mujeres que molestó al Gobierno

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Una violenta razzia policial después de un paro de mujeres que molestó al Gobierno

09 Marzo 2017

Por Santiago Asorey

La diputada nacional Araceli Ferreyra dialogó en la madrugada con AGENCIA PACO URONDO en la puerta de la Comisaría n°30 de Barracas y definió claramente la dimensión política de la represión policial contra 20 mujeres que habían participado del histórico paro de mujeres y su respectiva movilización a Plaza de Mayo: “Es una respuesta provocada por un paro que le molestó al gobierno”, definió categóricamente Ferreyra. Se volvía a repetir que en una multitudinaria marcha las compañeras y compañeros que participaron pedían a gritos el paro general, al igual que había pasado el día anterior en el acto de la CGT donde los delegados de base de algunos gremios de la central obrera pidieron a gritos el paro. El gobierno cerró una semana con tres masivas e históricas movilizaciones y todas con un fuerte despliegue organizativo y un tono claramente antimacrista.

Ante esta situación, el oficialismo no pudo resistir su temperamento represivo que intentó justificar por unos incidentes en Plaza de Mayo. A esta altura de las circunstancias no es ninguna novedad que el macrismo utiliza la represión de las fuerzas de seguridad para poner límites a la protesta social. La novedad es que, tras 16 meses de macrismo, esta semana el campo popular da muestras de avances, con contradicciones por supuesto, en términos de organización y masividad. Ante este avance el accionar de las fuerzas de seguridad del macrismo queda más expuesto ante futuras situaciones.

Emboscada policial

Una vez desconcentrada la movilización de ayer, la Policía de la Ciudad volvió a exhibir una táctica que el gobierno utiliza mucho: reprimir a grupos reducidos y en momentos inesperados cuando los manifestantes en encuentran en momentos de vulnerabilidad. La represión de ayer fue una emboscada sobre un grupo de mujeres que todavía no terminaban de desconcentrarse. El accionar violento fue generalizado y además al voleo, la policía se encontraba descontrolada y sin ningún criterio, más que el de intentar desalojar la plaza a toda costa. Por otro lado, es llamativo que hayan sido encarceladas diversas trabajadoras de prensa o mujeres que filmaban la violencia de la fuerza de seguridad. Evidentemente nos remite al apartado de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, presentado el año pasado en el “Protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad del Estado en manifestaciones públicas” donde se intentaba limitar la cobertura de los trabajadores de prensa pretendiéndolos ubicar en determinado lugar.

Según relataron los testimonios, los efectivos detenían a las personas que estaban filmado o sacando fotos. No solo se desató la violencia contra periodistas, también fueron golpeadas y encarceladas trabajadoras judiciales y abogadas. La fuerza de seguridad utilizó el conflicto sobre la plaza para desplegar la razzia que incluyó, además, policías de civil que golpeaban mujeres. “Siguieron levantando pibas al voleo de paradas de colectivo. A unas cuadras sobre Diagonal Sur había un gazebo, en el cual un grupo de mujeres pasaban música y bailaban”, narró la abogada Sabrina Cartabia Groba. "Directamente fuimos víctimas de una razzia policial. Creemos que llegó la orden de llevar detenidas mujeres por algo que estaba pasando en la Catedral, pero nosotras no sabemos qué estaba pasando porque estábamos a tres, cuatro o cinco cuadras de los eventos. Hacía dos horas que estábamos cenando”, contó la periodista de Página 12, Laura Arnés, que pasó toda la noche encarcelada.

Una vez desplegada la violencia policial necesitaban justificar el accionar con detenciones y con armados de causas. Entre las personas encarceladas había mujeres muy jóvenes, inclusive un menor de edad que generó la intervención de un juzgado de menores. Sin duda escenas cada vez más graves de violencia institucional donde la política de seguridad del macrismo parece no recular y por el contrario, redobla la apuesta. Las posibilidades de que estas situaciones se repitan y se agraven a medida que crezca la conflictividad social no parecen un escenario impensado.