La ficción llega a las PASO porteñas

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La ficción llega a las PASO porteñas

16 Abril 2015

Por Juan Ciucci

Las ya viejas nuevas tecnologías permiten otro tipo de conexión con los diversos públicos. La propaganda televisiva y en Internet así considera, claro está, a los potenciales votantes. Casi consumidores del mensaje que los partidos construyen.

Si ya nos acostumbramos a papelones varios de la derecha televisada, desde el tajaí que fue “furor en las redes” a los mensajes a cámara retomando cierto conservadurismo de la imagen política; algunos partidos de centro e izquierda tratan de innovar para conquistar otros electores. Podríamos pensar en un mensaje dirigido a los jóvenes, pero también es razonable asociarlo a un público desencantado, cansado de cierta monotonía política. Un poco de show, para variar (o no tanto, digamos: un retorno por izquierda a los noventa, quizás también).

Comencemos por Camino Popular, representando los conflictos varios que se viven en la Ciudad de Buenos Aires, ante el variado caos que la gestión macrista deja a su paso. El tono es de parodia, en tren de continuar los debates que Relatos Salvajes dejó a su paso. Humor, buenas actuaciones, gran producción: competir sería equiparar el mensaje y el medio para transmitirlo. Una centroizquierda que no aburra, dinámica, canchera.

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Luego está Bodart, que viene intentando recuperar al MST de su viaje al país de la soja, aun con Ripoll bajo el brazo. Arranca con un #Bancalo, bien Siglo XXI. Y si bien no ficcionaliza en su spot de campaña, manda un “Macri te importa un carajo”, que vale para unos cuantos Martín Fierros a actor de reparto.

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Finalizamos la selección con la propaganda del FIT, un tanto más interesante que las anteriores. Allí se escenifica a un joven k que en campaña visita una casa de una ex votante del oficialismo (interesante recuperación de la militancia kirchnerista, dicho sea de paso, al reflejar un imaginario de puertas golpeadas para hablar con los vecinos) que cambió su voto. Ahora todo parece un poco más rojo en su casa, si hasta la pava para el mate lo luce en tono furioso. La vecina se habría dado cuenta que es tiempo de “decirle NO a los pactos con la derecha”, y hasta deja dubitativo al joven k, que se retira a leer, pensativo, la propaganda del trotskismo. Simpático todo, ciertamente.

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Contrasta con el spot dedicado al PRO, donde el militante de los globos amarillos parece un vendedor ambulante, tanto en sus gestos como en sus palabras. Pequeña gran diferencia para el trotskismo entre nacionales populares y macristas, quizás piensen conseguir algunos votos de oficialistas desencantados.

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Luego de muchos años de repolitización de la discusión pública en nuestro país, algunos sectores intentan recomponer sus discursos, y hacerlos amenos para la gente. Si bien algunos candidatos del kirchnerismo son los primeros en subirse a esta ola (el inclasificable Insaurralde a la cabeza), las mejores campañas políticas de este espacio político brindaron herramientas de reflexión y profundización de esas discusiones. Las propuestas fueron tomar la palabra política de la líder del espacio, junto al testimonio de tantos argentinos que vieron su vida modificada por las políticas que el Estado Nacional llevó adelante.

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La política es la herramienta de transformación social que por años intentaron quitarnos apuntando a su desprestigio. Si bien la creatividad es fundamental para encontrar nuevos caminos con los que dialogar con nuestros compatriotas, las elecciones nos devuelven demasiadas veces imágenes que preferiríamos evitar. El militante deja de serlo, si es que alguna vez lo fue, y se convierte en candidato, reproduciendo las lógicas que el mercado le asigna a esa mercadería tan efímera; siempre lista para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.