"Eso que llaman amor, es trabajo no remunerado"

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"Eso que llaman amor, es trabajo no remunerado"

14 Mayo 2019

Por Soledad Allende

En 1997, bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem, se aprobó un sistema jubilatorio especial para las amas de casa. Sin embargo, si bien la iniciativa parecía resultar un avance para las amas de casa, no les otorgaba la opción de elegir entre el sistema de capitalización (AFJP, aún vigente en ese momento) o de reparto, sino que debían optar por el primero de ellos. 

Además, el proyecto tampoco preveía que quienes accedieran a jubilación pudieran disfrutar de los beneficios de otras prestaciones del régimen previsional público, como el PAMI o los servicios turísticos.

Durante su tratamiento en el Congreso, algunos senadores del PJ intentaron modificar la iniciativa, pero el entonces presidente provisional del Senado, Eduardo Menem, aceleró su aprobación y propuso posponer las modificaciones. Finalmente, el proyecto aprobado, que tampoco establecía claramente de dónde surgirán los fondos, no alcanzó el éxito esperado.

En 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner lanzó una moratoria previsional por la cual todas las personas que no tuvieran aportes (varones y mujeres) podían iniciar los trámites jubilatorios por situaciones laborales informales, cumpliendo con los requisitos de edad. De las más de 2.500.000 de personas que accedieron a la jubilación, el 86% fueron mujeres.

La recuperación de las AFJP fue una de las medidas político económicas más importante de los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner. Una medida que no sólo permitió refinanciar el Estado con sus consecuentes efectos en la planificación de la economía. También fue uno de los mecanismos que permitió profundizar la distribución de las riquezas.

Como se describió antes, se estima que el 86% de las personas que ingresaron al sistema jubilatorio a través de pensiones no contributivas, han sido mujeres. Éstas pensiones vienen a reconocer materialmente, y en términos de reparación histórica, que las mujeres que desempeñan tareas domésticas dentro y fuera de su hogar, son trabajadoras. Y éste reconocimiento económico tiene su traducción en términos simbólicos. Fue así, que éstas pensiones no contributivas fueron conocidas como “pensiones para amas de casa”.

La jubilación por moratoria redujo la dependencia de las mujeres en el hogar e incrementó la participación de los varones en las tareas domésticas y también la probabilidad de separación o divorcio de las mujeres beneficiadas revelando “el alto nivel de dependencia que sufren muchas mujeres mayores por carecer de una fuente propia de ingresos”.

Así lo señala el Estudio “La dependencia en la vejez y las pensiones no contributivas” que publicó el CEDLAS, Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata.

Las autores -Inés Berniell, Dolores de la Mata y Matilde Machado- señalan que, por los bajos niveles de inserción en los mercados laborales, la extensión del sistema implementada en 2007 benefició mucho más a las mujeres y resultó en un sustancial aumento de sus ingresos. “Como consecuencia, el porcentaje de mujeres mayores de 60 años sin ningún ingreso personal se redujo notablemente, pasando en zonas urbanas del 35% al 10%”.

Desde la mirada de la economía feminista, la distribución de la riqueza debe contemplar la doble opresión que las mujeres y las identidades feminizadas cargan sobre sus espaldas. Las tareas de la reproducción, que sostienen la producción y los modelos de acumulación de la riqueza, se han traducido en consignas políticas tales como: "Eso que llaman amor, es trabajo no remunerado".

La decisión política que toma Cambiemos a pocos meses de finalizar su gestión, para alcanzar el "déficit cero" exigido por el FMI, apunta brutalmente sobre los trabajadores y las mujeres en particular.

“En este marco de ajuste, y considerando la desigual distribución ocupacional y del trabajo no remunerado, la decisión de eliminar la moratoria jubilatoria a las mujeres se parece a un castigo patriarcal”, expresó Julia Strada, doctora en Economía y columnista del segmento Económico de C5N.

La decisión del gobierno de Mauricio Macri, anunciada por el titular de ANSES Emilio Basavilbaso, de no renovar la moratoria previsional que permitía jubilarse a quienes no tuvieran treinta años de aportes y que vence en julio de 2019, afectará entonces mayormente a las mujeres, y redundará en la profundización de la feminización de la pobreza.

Un fenómeno que acompaña sistemáticamente a los procesos neoliberales de ajuste y reconversión económica. Las mujeres y las identidades de género no hegemónicas, somos para el neoliberalismo, siempre, la primera variable de ajuste.