A lo Kulfas

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A lo Kulfas

19 Junio 2020

Por Juan García Curtit (*)

Ya es bien sabido que la pandemia tendrá un impacto determinante en la economía mundial, y particularmente Latinoamérica no será la excepción. De acuerdo a las estimaciones de la CEPAL, “la pandemia del coronavirus (COVID-19) impacta a las economías de América Latina y el Caribe a través de factores externos e internos cuyo efecto conjunto conducirá a la peor contracción que la región ha sufrido desde 1914 y 1930”. “Según las últimas estimaciones, se prevé una contracción regional promedio de -5,3% para 2020”, agrega el organismo en su análisis.

Esta particularidad, de acuerdo a lo que se trató en esta nota previa, determina que la recuperación económica post pandemia dependerá principalmente de la capacidad de los Estados de implementar políticas públicas capaces de sostener el aparato productivo sin que sufra grandes alteraciones, evitando también la destrucción de empleo generalizada. Si esto se logra, la recuperación será veloz y sin grandes problemas macroeconómicos.

En este contexto, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el conjunto del gobierno argentino tienen la ardua tarea de recuperar un sistema productivo que no solo se ve afectado por la crisis actual, sino también por la recesión económica generada por la saliente gestión de la coalición Cambiemos. En ese marco, es posible ver una caída del índice general de actividad en los últimos dos años en torno del 7%, de acuerdo a la serie estadística oficial (INDEC).

Para sobrellevar la situación crítica del sistema productivo, el estado argentino ha puesto en marcha un paquete de medidas para tratar de paliar la situación actual. Estas nuevas medidas, sumadas a transferencias directas preexistentes, han logrado que 40 millones de personas (89% del total) residan en un hogar donde al menos se percibe algún ingreso por parte del Estado (Ingreso Familiar de Emergencia, Asignación Universal por Hijo, tarjeta Alimentar, jubilaciones y pensiones, empleos públicos, programa ATP, créditos a tasa 0, u otros).

El sistema productivo ha sido el foco de los principales incentivos, y el ministro ha impulsado el programa denominado “Asistencia al Trabajo y la Producción” (ATP), destinado a aminorar el impacto en la industria nacional. El mismo se efectiviza principalmente a través de los siguientes instrumentos:

- Pago de partes de los salarios a 250 mil empresas del sector privado en crisis, alcanzando a más de 2,3 millones de trabajadores beneficiados. El 27,1% corresponden a la industria, 23,9 a comercio, 8 a hoteles y restaurantes y lo siguen construcción, transporte, salud, y otros.

- Créditos a tasa cero dirigidos a 500 mil monotributistas y autónomos (otorgados al momento, 340 mil) por 52 mil millones de pesos (38 mil millones ya otorgados). Están destinados principalmente a los rubros de servicios profesionales, científicos y técnicos (21,3%), al comercio (20,9), servicios personales (13,9), salud y servicios sociales (10,7), entre otros.

- Créditos al sector productivo a tasa del 24%. Al 9 de junio, se habían entregado 231 millones de pesos.

A través de los instrumentos mencionados, el Estado nacional logro duplicar el financiamiento de un año a otro. Como es posible observar en la tabla siguiente los sectores más beneficiados son el comercio y la industria manufacturera. Ambos rubros superan el 50% del paquete de ayuda puesto en marcha. Le siguen el agro, la salud, transporte, construcción, y otros.

 

Si bien parece que la normalidad no espera todavía a la vuelta de la esquina, hay datos que comienzan a revelar que la actividad económica está recuperándose poco a poco. Al cierre de esta nota, eran trece las provincias donde más del 80% del empleo se encuentra exceptuado del aislamiento. Por otro lado, hay algunas industrias -como por ejemplo, la manufacturera- que se encuentran plenamente habilitadas para producir en todo el país, exceptuando en el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde existen ciertas restricciones.

Otra señal importante es el consumo energético, ya que es un buen proxy de la incipiente reactivación de la actividad económica. Se está recuperando con rapidez, al igual que la venta de combustibles. La industria de alimentos, al verse poco afectada por la cuarentena obligatoria, se encuentra en niveles similares a la pre-cuarentena e industrias como las de tabaco, la automotriz, o las de bebidas, refinación de petróleo, y textil, desde comienzos de mayo han ido retomando la actividad y por ende recuperando el consumo semana a semana.

Este camino largo pero constante volverá a poner en marcha la economía en el mediano plazo. Sin embargo, algo que queda claro es que será necesario enfrentar el problema de recesión que viene arrastrando el país hace dos años, sumado ahora al fuerte impacto económico generado por el coronavirus.

Es en este sentido que, desde el Ministerio de Desarrollo Productivo y de acuerdo a lo expresado por el ministro Kulfas en la edición del ciclo LIDE Live del 11 de junio, se buscará llevar a cabo un acuerdo económico y social para volver a la senda del crecimiento y revertir la fuerte recesión. El mismo versará sobre la necesidad de sobreponerse a la siempre presente restricción externa y generar divisas para hacer frente a los compromisos de deuda, modernizar la industria y lograr un desarrollo inclusivo y sostenido en el tiempo. Es decir, será necesario fomentar políticas productivas sustentables destinadas a modernizar todos los sectores de la economía con el fin de mejorar su productividad y hacerlos más competitivos. Como agregaba el ministro, “pensamos que Argentina necesita un Estado que tenga una visión sobre el desarrollo económico, que genere una macroeconomía que facilite el proceso productivo, que busque aplicar los adelantos tecnológicos a todas las ramas productivas, que exporte más y que genere las condiciones para el desarrollo del sector privado”.

Si bien se buscará un desarrollo integral de la industria, es posible que las patas del sistema productivo de largo plazo se centren en el desarrollo y crecimiento de los siguientes sectores de la economía:

- Los recursos naturales y sus cadenas (agroindustria, hidrocarburos, minería),

- Energías renovables y electro movilidad,

- Economía del conocimiento e industria 4.0,

- Industria de la salud: bio farma y cannabis medicinal, y

- Banca de desarrollo.

La agenda productiva presentada es ambiciosa y buscará recuperar al sistema productivo nacional y ponerlo nuevamente a a máxima capacidad, modernizar la industria buscando competitividad y mejorar la balanza comercial. Con el objetivo final de poder hacer frente a la restricción externa para poder así entrar en círculos virtuosos de desarrollo y crecimiento.

Si bien el horizonte hoy no está muy claro en cuanto a lo que al virus respecta, el programa productivo sí y por tanto es posible vislumbrar una luz de esperanza en el horizonte. Sin embargo, todo esto dependerá en gran medida de los logros que alcancemos como sociedad frente al avance del virus.

Para finalizar, el programa es conciso y es posible concluir que pese a la tormenta, Kulfas tiene un norte bien claro y esperemos que hacia allá nos dirijamos.

(*) Juan García Curtit es economista por la Universidad Nacional del Sur (UNS) y maestrando en Desarrollo Económico en el Instituto de Altos Estudios Sociales (IAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

(En la foto, el ministro Kulfas junto a Mario Cimoli, secretario de la CEPAL, durante la reunión en que "acordamos trabajar juntos para impulsar a las PyMEs, la agroindustria, la electromovilidad y la industria 4.0", rubros a los que -como se indicó en esta nota- Desarrollo Productivo considera "fundamentales para la agenda productiva del siglo XXI". Fuente: Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación).