Una nueva injusticia contra los músicos de Callejeros

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Una nueva injusticia contra los músicos de Callejeros

22 Septiembre 2015

Por Rodrigo Lugones

"A mi hijo no lo sacó ni la policía ni los bomberos, lo sacaron valientes como Fontanet, que volvieron a entrar".
Pablo Blanco padre de Lautaro, víctima de Cromáñón.

 

“Si Callejeros va a la cárcel, yo voy con ellos”, con estas palabras Estela de Carlotto selló, de manera contundente, su compromiso con la defensa de la inocencia de Callejeros, solidarizándose con los músicos.

Las partes involucradas en la causa Cromañón fueron notificadas, por escrito, por la sala IV de Casación durante la mañana de ayer. Las condenas a los presuntos responsables de la tragedia no natural más grande de la Argentina, fueron ratificadas. Lo que equivale a decir que Casación confirmó las condenas a los músicos, aunque por ahora no irán presos.   

Pasaron más de diez años y Cromañón, aún hoy, sigue siendo un tema que divide las opiniones. Parte aguas, plantea posiciones y evidencia una trama judicial-mediática-política que trasluce un espíritu de época presente en todas las luchas de la actualidad.

Cromañón expuso, con toda claridad, la discusión que, a posteriori, se dio en el marco del debate social que generó la Ley de Medios. El accionar de un discurso hegemónico, la invisibilización de todo sector que plantee una palabra o una posición que no encaje en ese discurso instalado, las prácticas difamatorias, las complicidades veladas entre justicia, poder económico y poder político; la demonización de un sector social llevada adelante por propios y extraños (por obra y gracia de los prejuicios, las venganzas periodísticas, los desconocimientos o la mala intención), el ocultamiento de pruebas, la distorsión de los hechos, la arbitrariedad de las decisiones y los fallos, etc., configuraron un escenario mediático-judicial que generó impotencia, pero a su vez, las condiciones de aparición de un discurso y una práctica que buscó transformar esa realidad.

Acciones que ayudaron a revertir ese discurso hegemónico, gracias al avance de las discusiones y los debates que la sociedad argentina llevó adelante en los últimos 10 años. Este contexto social y político posibilitó instalar nuevas voces, nuevos discursos y nuevas posiciones que transformaron (y siguen transformando) la percepción social que se tiene sobre la tragedia de Cromañón y las responsabilidades de los actores involucrados.

Quienes conocemos en profundidad la compleja trama de la causa, sus pormenores, los intereses que la rodean y nos comprometimos con ella, desde una posición situada, asumimos un compromiso en el debate de ideas, en la búsqueda de una justicia real, basándonos en algunas verdades fundamentales que se sintetizan en la sentencia: “La música no mata”.

Desmenuzándola podemos entender sus fundamentos. Quienes defendemos a Callejeros entendemos que la banda debió ser absuelta por lo siguiente:

  • No incentivaron el uso de la pirotecnia (no censurar una costumbre instalada no significa incentivarla), ni distribuyeron pirotecnia entre los presentes.
  • No coimearon.
  • No co-organizaron el show (correspondía exclusivamente a Omar Chabán hacerlo).
  • No habilitaron el lugar.
  • No tenían la responsabilidad de llevar adelante el control de las instalaciones.
  • No sobre-vendieron localidades (Cromañón era promocionado como un boliche con capacidad para 3500 personas por Omar Chabán, en los medios masivos de la Argentina, y esa noche las personas que asistieron no llegaron a sumar 3000).
  • No instalaron una guardería en el baño del local.

El fallo judicial, contrario a la banda, funciona como disciplinador social. Un simple instrumento ejemplificador que marca que, en última instancia, el poder judicial puede funcionar para exponer que el hilo (en caso de que el poder real lo necesite) se cortará por lo más delgado.

Con la decisión de que Callejeros vaya a la cárcel, no serán responsables ni los empresarios, ni los responsables políticos que, por su decisión y su inoperancia llevaron adelante una serie de acciones que crearon las condiciones para que Cromañón sea una trampa mortal.

Para el periodismo hegemónico, la culpa, cuando no fue de la banda, fue de los jóvenes, sin embargo esos jóvenes se metieron, como los músicos de Callejeros, a rescatar a otros que estaban muriendo adentro del lugar (cuando el Estado de la Ciudad colapsó y no pudo garantizar ni las condiciones para que Cromañón no suceda, ni la asistencia, ni el rescate la noche de la tragedia). Por razones como ésta y muchas otras es que, a más de 10 años de Cromañón, seguimos pidiendo la absolución de Callejeros, para poder tener justicia, para que los verdaderos responsables de que Cromañón haya ocurrido estén tras las rejas (una de las garantías necesarias para que Cromañón no se repita).

Sólo con los responsables políticos y empresarios tras las rejas, con la atención a las víctimas promovida por la intervención del Estado de la Ciudad, y con una política de Estado responsable en materia de controles y habilitaciones, tendremos justicia y podremos empezar a construir una Argentina mejor donde Cromañón no se repita.