Por primera vez la restauración conservadora, dolorida en su mandíbula, retrocede

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Por primera vez la restauración conservadora, dolorida en su mandíbula, retrocede

15 Diciembre 2017

Por José Cornejo* y Santiago Asorey** - Foto: Claudia Contreris
 
La suspensión de la sesión en Diputados para votar el ajuste a los jubilados fue la primera gran derrota del macrismo a manos del campo popular. Causas y consecuencias.
 
El 22 de octubre, hace menos de dos meses, el macrismo obtenía una contundente victoria en la provincia de Buenos Aires. Una visión estatalista, luego reducida a parlamentarista, sumió a muchos compañeros en la desazón y la desmovilización.
 
El macrismo se proyectaba imparable, erigido sobre una coalición electoral exitosa, medios oligopólicos adictos, el Poder Judicial profundamente corrompido (“el club de la coima”, al decir de Juan Grabois), la gran banca, la embajada estadounidense e israelí y un largo etcétera. El ganador se queda con todo decía Abba. Pero eso será para la aburrida Suecia. Solo en Provincia el kirchnerismo obtuvo 3,4 millones de votos. ¿Qué representaba ese aluvión electoral?
 
Representaba la esperanza de un país justo que lleva 200 años peleando. El voto del marketing contra el voto de los luchadores. Todos suman de a uno en la urna, pero no en la calle. Solo tenía que llegar la oportunidad que uniera la gran constelación popular.
 
La dio Patricia Bullrich, movilizando a 1.500 gendarmes, el equivalente a un Boca vs River y medio, desplegado en torno a la sede del Poder Legislativo. ¿Se iba a permitir que le recorten las magras jubilaciones a los abuelos, a la clase obrera pasiva?
 
Se peleó en la calle y dentro del Palacio. Y se ganó. Porque se logró la unidad. Desde la “Rusa” Bregman a Graciela Camaño, de Felipe Solá a Máximo Kirchner, de “Vicky” Donda a “Rodra” Rodríguez. Con la vanguardia del Partido Obrero frente al vallado. Y con la increíble deserción de Elisa Carrió. Todo aquel que tuvo un gramo de componente popular se paró de manos. Por primera vez la restauración conservadora, dolorida en su mandíbula, retrocede.
 
No se sabe qué va pasar con la reforma.  Si el lunes que viene no sale la votación en Diputados, el gobierno evaluaría pagar el costo político del ajuste por Decreto de Necesidad y Urgencia. Ese escenario no dejaría de ser una derrota para el macrismo. Marcaría el inicio de una nueva etapa de Cambiemos conduciendo al país a una democracia restringida. La naturaleza inconstitucional de un decreto de esas características producirá una avalancha de reclamos judiciales, callejeros y represión. Finaliza la etapa de estética republicana.
 
En el plano económico, las perspectivas no son más alentadoras para el gobierno. El macrismo tiene que ajustar, lo necesita para su propia supervivencia. Y el Pueblo ya opinó en la calle lo que piensa del ajuste. La deuda externa generada en los últimos dos años pone al gobierno contra la pared. Lo explicó el presidente, “no va estallar la economía si hay ajuste. Tiene que haber ajuste”. Pero la represión salvaje fisura la unidad de la derecha. Nuevamente protagonista, Carrió pidió que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich pare con la “ostentación” de las fuerzas de seguridad. Además, advirtió al presidente sobre su negativa apoyar el DNU. 
 
No se sabe cómo seguirá la lucha. Pero por primera vez, varios diputados y diputadas macristas tuvieron más miedo que los manifestantes en la calle a la represión.

*Director AGENCIA PACO URONDO
** Secretario de redacción AGENCIA PACO URONDO