México ante su gran oportunidad histórica

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México ante su gran oportunidad histórica

03 Julio 2018

Por Iván Novotny

Cuando la necesidad de transformación profunda se vuelve real y urgente en los pueblos, a veces por saturación y agotamiento, las oportunidades únicas que regala la historia se convierten en un recodo para decidir, de una vez, avanzar en dirección humanizadora y liberadora. Y México, que hoy vive esa gran posibilidad histórica, está ya saturada de la más sórdidas de las violencias y de muertes por las víctimas de las mafias brutales, por el 43% de su población viviendo en la pobreza, por las 34 mil personas que se encuentran desaparecidas, y por tantas otras formas de sufrimiento que sería muy denso describir, pero que son ya públicamente conocidas.

En México se acaba de desarrollar la más importante elección de su historia, porque ganó una fuerza política nueva, fundada en un movimiento popular como el Morena. Se eligieron además de Presidente de la República, nueve gobernadores, 628 diputados y senadores y 17.673 alcaldes y cargos municipales. Y las ganó Andrés Manuel López Obrador -AMLO- arrasando con el 53% de los votos, a más de 30 puntos del segundo. Lo logró por insistencia, recordándonos al similar ejemplo de Lula. Desde los comicios de 2006 viene dando batalla en las presidenciales, cuando con claras evidencias de fraude le arrebataron el poder tan sólo por un 0,5% de los votos, en manos de Felipe Calderón Hinojosa.

Un dato no menor: los jóvenes que votaban por primera vez llegaban a los 12 millones, mientras que otros tantos de entre 24 y 30 años que no habían ido a votar nunca, esta vez sí lo hicieron, ayudando fuertemente a inclinar la balanza. La potencia de esa nueva generación mexicana puso su aporte, su voto de confianza, en este líder ya de 64 años, pero en el cual muchos depositan una apuesta de transformación real. 

Está en las manos de López Obrador no desechar una de las pocas oportunidades que suele ofrecer la historia para resurgir en una nueva dirección. No dejarse presionar por las fuerzas más conservadoras que lo apoyaron, como el Partido Encuentro Social (PES), de los evangelistas pentecostales, será por demás decisivo. Se tratará de una dura disputa de fuerzas, de intereses, de presiones de sectores muy poderosos en el país más grande de habla hispana, en la segunda economía latinoamericana después de Brasil.

Habrá que atender desde los movimientos populares de Latinoamérica a que este proceso mexicano se incline hacia construir relaciones de cooperación en América Latina y el Caribe para una verdadera integración, para lo cual deberá terminar con la sumisión histórica a EEUU que lleva más de 90 años por parte de México, prácticamente toda su vida democrática. López Obrador no se tendrá que dejar atosigar por la violencia despótica de Trump para poder ayudar a las miles de familias migrantes que huyen de la miseria más absoluta.

Podrá ser que esta vez los vientos de renovación profunda que necesita una Latinomérica azotada por el neoliberalismo estén soplando desde ese gigante del Norte que es México. Podrá ser que ese gigante de la riqueza cultural, histórica, de la diversidad de los pueblos indígenas con más de 15 millones de integrantes en 56 grupos étnicos, donde nacieron importantes movimientos sociales como el EZLN, hoy nos regale a los latinoamericanos la llave del nuevo momento histórico que necesitamos que empiece ya.