Desclasificación de archivos (y suspicacias)

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Desclasificación de archivos (y suspicacias)

22 Marzo 2016

Por María Salome Farías

Acompañado por elogios a las medidas tomadas por el gobierno de Mauricio Macri en Argentina, Susan Rice afirmó que la decisión de desclasificar los archivos responde a un giro en las relaciones que el gigante del norte lleva con el cono sur del continente. Incluyendo la apertura de las relaciones bilaterales con Cuba y el apoyo a los procesos de paz en Colombia, EEUU llevaría adelante una flexibilización en las relaciones con América Latina.

"Para subrayar nuestro compromiso compartido con los derechos humanos, el Presidente visitará el Parque de la Memoria para honrar a las víctimas de la guerra sucia de la Argentina", sostuvo Rice.

Como ya es conocido no sólo el aniversario del golpe sino la polémica detrás de la visita del Presidente del país que orquestó el plan siniestro de Terrorismo de Estado en Sudamérica en general y en Argentina en particular, me resta suponer que el giro hacia la cosmovisión de los derechos humanos, y la aparente defensa de ellos, se debe a la insistencia, cuanto menos sugerencia, del gobierno de Macri. Sobre todo después de 12 años de un gobierno que se aferró al reclamo por el reconocimiento de dicho plan, al pedido reiterado de desclasificación de archivos, y la enfática defensa de los derechos humanos devenido en una expresión de deseo.

Sin embargo, a 100 días de este gobierno, la visita del presidente de Estados Unidos se concreta el día de la conmemoración de los 40 años del golpe, y luego de 11 años de la última vez que un presidente del norte pisó nuestro suelo.

Al finalizar la lectura sobre este anuncio, tratando de comprender qué fue lo que el gobierno argentino propuso para que desde el norte se responda tan amablemente, encuentro que el pedido fue realizado por Abuelas de Plaza de Mayo, CELS, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y Familiares de Detenidos a través de la Embajada. Cosa que no le resta merito al gobierno, porque claro está, que en 40 años no habían accedido a brindar tal información, ya que los archivos que restan involucran a la CIA, al Pentágono, y las agencias de seguridad, en principio.

Entonces vuelvo a la pregunta: ¿qué fue lo que propuso el gobierno argentino para que desde el norte se responda de manera positiva? Yo no sé si hay miles de ejemplos, o uno o dos. Pero alcanza y sobra con mirar el giro en la política exterior argentina, y no la norteamericana, para encontrar esa respuesta: el regreso a la supervisión del Fondo Monetario Internacional; los diversos pronunciamientos negativos sobre la política de Venezuela; los negociados en Davos; y apenas al pasar el acuerdo con los Fondos Buitre, son algunos de los gestos que me hacen pensar en una respuesta. El coqueteo con el Tratado TransPacífico, además, en contraposición a UNASUR y el MERCOSUR, como ejemplos de integración social que tanto costó construir. La vuelta a las relaciones en términos de mercado, bajo las lógicas del mercado. La política interna aporta lo suyo además: el gobierno de CEO’s responde a la lógica empresarial libremercadista que irrumpe en la industria local a fin de establecer la ‘apertura del mundo’ tan sobrevaluada hacia el mundo occidental capitalista de libre mercado, en pos de dejar atrás el proteccionismo e intervencionismo del Estado como garante de la igualdad de derechos. La igualdad es de la competencia. Liberalismo puro, capitalismo al palo.

El concepto de “Derechos Humanos”, al menos como concepto, debería redefinirse en el mundo. Debería intervenir algún organismo o institución mundialmente aceptada para elaborar una definición y comunicarla como se debe, porque sin ser un verbo, es conjugada sin mucho criterio y sin un denominador común que la abarque. De repente se utiliza para identificar demasiadas e incomparables situaciones.

A pesar del costo en la política interna y el giro en la externa, con todo lo que eso conlleva, la desclasificación de archivos de la última dictadura argentina merece, cuanto menos, el reconocimiento de ser un paso fundamental para el esclarecimiento de nuestra historia, en pos de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Por los treinta mil desaparecidos, por sus familias, por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, por los nacidos en cautiverio, por quienes aun no conocen su identidad, por quienes la recuperaron, por quienes se vieron obligados a callar el sufrimiento, y por los cuarenta millones de argentinos que no merecemos nunca más este dolor.