Corrupción y después

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Crónicas del abismo

Corrupción y después

26 Agosto 2025

Tanto los hechos de corrupción en sí, como el interés mediático y social que despiertan, merecen su análisis en cada época histórica. La investigación en curso no será la excepción, y añadirá las particularidades propias de un tiempo tan real como todavía inverosímil.

Lo primero a determinar será si todo responde a una voracidad personalísima, o a un problema transversal de financiamiento de la representación política. Que se acentuaría, si fuera este el caso, por la singularidad de que el Presidente llegó al poder antes de lanzar su partido político a nivel nacional. Un hecho sin precedentes desde que el voto es ley, excepto por Juan Domingo Perón, cuyo liderazgo surgió de las internas de una estructura equivalente a un partido: como descubrieron no hace mucho los imberbes diestros del tuit, era militar.

Ninguna respuesta al interrogante inicial exculparía a quienes resulten involucrados, pero si la recaudación porcentual fuese atribuible al sostén partidario debería habilitarse un nuevo debate. El requisito de inmensos recursos para acceder a la representación, la limita. Se trate del experimento en boga, o de la mejor opción realmente popular.

En el caso actual, no aplicaría la explicación estructural de la corrupción noventosa, la compensación individual por traicionar el interés general y los principios partidarios: el gobierno anarcocapitalista postula como ideal el despojo del capital colectivo, y sin ocultarlo fue votado por más de la mitad de quienes en noviembre de 2023 concurrieron a las urnas. Parece más probable que pierda ese favor electoral por un escándalo como el vigente o por el retroceso del poder de consumo individual de la población, paradigma que no fue corregido en la Década Ganada

En segundo lugar, aparece el riesgo de que el árbol de audios tape el bosque del programa económico, de consecuencias mucho más nocivas y permanentes que cualquier tresporciento. El ciclismo financiero produce rindes incomparables, y lo mismo ocurre con las concesiones otorgadas a grandes capitales por varias décadas, en particular en actividades extractivas meramente exportadorasComo contrapartida, los sectores más vulnerables pagan la fiesta con los impuestos regresivos, la quita de derechos de la motosierra y el desempleo creciente.

Si este episodio marca el comienzo del fin, podría representar un triunfo táctico, buscado o no. Pero sería a costa del arraigo de largo plazo de una idea subyacente: que lo rechazado no sea el programa económico, sino que no haya sido implementado por personas honestas. Con o sin 3% o megalomanías, las políticas impulsadas en estos veinte meses habrían sido igual de destructivas y entreguistas. 

Coincidencia o no, la aparición de los audios confluye con un momento en que la bicicleta del cambio, el interés y la fuga comienza a mostrar síntomas claros de resquebrajamiento. Después del “riesgo kuka” enarbolado por los rostros políticos, los tecnócratas económicos podrán adjudicar la disparada de variables a la torpeza de sus propios mascarones de proa. Por ahora el Gobierno explica todo en una operación opositora, lo que no hace más que reconocer debilidad: si la denuncia es capaz de hacerlo tambalear, tan exitoso y redituable en las urnas no sería su desempeño.

De estar presenciando un episodio que fije alguna forma de clausura, en el camino habrá quedado algo más grave que los porcentuales sospechados. Si el sistema político consiente en colocar a la corrupción como vara principal, el debate de programas será postergado una vez más y la acumulación de experiencia histórica se verá nuevamente obturada, reincidiendo en una pubertad ciudadana colectiva. El relativismo de moda podría entonces consagrar como máxima que no hay modelos malos, sino malos ejecutores. Los intereses creados podrían así ganar una vez más la protección del cortinado, y la Justicia limpiaría su imagen con la posible acción de magistrados probos, reafirmando su rol vitalicio como última palabra en la decisión pública

Tal paquete llegaría justo en un momento en que numerosas urgencias, muchas excluyentes entre sí, demandarán claridad conceptual para decidir cómo resolverlas y cuáles atender primero.