8A: Cacerolas Oxford

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8A: Cacerolas Oxford

09 Agosto 2013

Por Santiago Gómez

La baja en la convocatoria a las marchas de las cacerolas, dejó en evidencia al núcleo duro de ese sector de la sociedad que organiza y promueve las manifestaciones. Jamás hubo una concentración tan grande de camperas Oxford en la Plaza de Mayo como en el día de ayer. Las camperas Oxford son esas camperas azules o verdes, rectas, con bolsillos externos grandes, que usan hombres y mujeres de clase alta o clase media alta. En la manifestación de ayer, hacia donde uno mirara, se encontraba con una de ellas. Nuestros Lucianos entrevistados, Miguens y Bugallo, lucían una de ellas. Ayer no se vio, como en otras oportunidades, tantos sectores de clase media y media baja. Lo que podía apreciarse era ese núcleo duro de la sociedad,  anti partido político, que habla de “los políticos”, porque tiene asegurada su estabilidad económica gobierne quien gobierne, por lo que no tienen necesidad de armar partidos, sino que siempre tuvieron el poder económico para mandarlos. El reconocimiento de Luciano Miguens de que Massa lo llamó en pleno conflicto del campo es un ejemplo.

Entre quienes formaron parte de la convocatoria a la marcha, se escuchaba malestar contra “los políticos” que jugaron a último momento en contra de la movilización. Se lo pudo ver a Gustavo Vera, de la Alameda, y a Raúl Castells en la marcha, así como también a las pocas personas que había alrededor de ellos. Cuando todos se habían ido, Castells permanecía rodeado de veinte personas, con un micrófono y un parlante, como si no pudiesen escucharse. Quizá fue por la poca asistencia, quizá porque algunos entendieron, pero no se vieron tantos carteles agresivos como en otras oportunidades. No faltó el idiota, como lo nombró Luciano Bugallo, que sostuviera una pancarta que tenía la mitad de la cara de Hitler y la mitad de la cara de la Presidenta. Ante mi repudio al mismo, una persona que estaba cerca de donde realizaba la entrevista manifestó “no estoy de acuerdo con que lo censuren”. Me limité a copiar la formula “afuera es mejor” y le respondí “en Europa te meten preso por hacer algo así”; no agregó más palabras.

La proporción de jóvenes menores de veinte años entre los asistentes era muy baja. Haciendo el cálculo a ojo, menos del diez por ciento. Por las imágenes se puede observar que la mayoría eran personas adultas, pasados de los cuarenta y cinco y muy pasados. Mucho sesentones. “Parece una peregrinación a Luján”, repetían varios, porque los asistentes llegaban por Diagonal Norte hasta la Plaza de Mayo, tocaban y volvían. Pronto llegó la gente a la Plaza, pronto se fue.