La “Minga Nacional” en Colombia: lecciones de lucha y unidad

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La “Minga Nacional” en Colombia: lecciones de lucha y unidad

06 Junio 2016

Por Pablo Solana*

Nacida después del histórico paro agrario y popular de 2013, la Cumbre se mantiene unida, potencia las luchas, respeta las diferencias y así logra escenarios de protagonismo popular que ponen en jaque al gobierno neoliberal, como está sucediendo por estos días. En la madurez de un movimiento popular que acumula décadas de resistencia a una guerra librada por las fuerzas armadas más poderosas del continente y patrocinada desde siempre por los EEUU, está la clave de una fortaleza que puede iluminar al resto del movimiento popular en Nuestra América para afrontar la restauración neoconservadora que amenaza la región.

Minga Nacional, primera semana

Más de 100 puntos de concentración se establecieron en al menos 17 departamentos del país, incluyendo zonas estratégicas como el bloqueo de la vía Panamericana, el puerto de Buenaventura, zonas petroleras y las principales ciudades. Fuerte protagonismo del movimiento indígena, sectores campesinos y afros, movilizaciones urbanas, estudiantiles y de sectores sindicales como los maestros y los transportistas, caracterizan la primera semana de protestas que ya contó con violentas represiones. Los manifestantes responsabilizan al ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios, cuerpo militarizado de la policía) por la muerte de tres manifestantes en el suroccidente del país, mientras suman 134 los detenidos en Santander (1) , y se estima en más de 100 los heridos por distintos hechos de represión durante los primeros días. A eso se suma la amenaza paramilitar de las Águilas Negras: “Se les ordena que cesen sus actividades ya. Nada de paros, pues los tenemos ubicados, nuestros militantes los aran (sic) caer uno a uno”, advirtieron por medio de panfletos en Tolima y correos electrónicos de las organizaciones protagonistas de la protesta.

La reunión entre los delegados de la Cumbre y los ministros del Interior, de Agricultura y del Posconflicto realizada ayer sábado en Cali no mostraron avances. Desde la Cumbre se reclama que deje de darse trato militar a la protesta social, pero el gobierno se niega a reconocer su responsabilidad en la represión y las muertes. “Si no hay acuerdo sobre el tema de las garantías para la protesta, no hay posibilidad de avanzar en los otros puntos”, afirma Sebastián Quiroga, vocero del Congreso de los Pueblos. Ante el desacuerdo, los bloqueos y movilizaciones seguirán.

Los actores de un proceso de unidad

La Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular se constituyó formalmente en marzo de 2014 como plataforma unitaria de los sectores populares. Desde entonces demostró capacidad de movilización, pero también cohesión interna e incidencia política. Después de los paros  del 2013 (el paro cafetero de abril, el convulsionado paro del Catatumbo en mayo y el masivo Paro Agrario de agosto) las organizaciones realizaron un balance positivo por el fuerte peso social y político que habían adquirido las protestas, pero también notaron aspectos críticos en cuanto a la dispersión organizativa de los distintos actores sociales: pliegos diferenciados y negociaciones reivindicativas por regiones. Fruto del balance realizado, las principales organizaciones decidieron impulsar un proceso unitario de varios meses que derivó en la conformación de la Cumbre. Desde su constitución a la actualidad, la Cumbre mantiene una notable estabilidad en cuanto a las organizaciones participantes, más allá de los debates internos.

Un aspecto funcional a la unidad del espacio es la amplitud del ambicioso pliego consensuado. Los acuerdos internos abarcan todas las demandas sectoriales desde un enfoque político, lo que da como resultado un programa integral más que un pliego reivindicativo sectorial. Los ocho ejes temáticos se enmarcan en el reclamo de "reconocimiento político" de los derechos de los sectores populares (2) . El anhelo de que esos derechos y ese reconocimiento político se plasme en legalidad institucional seguramente requiera un camino arduo de más luchas y más presión popular, pero el camino está iniciado y las permanencias tanto de la unidad, como de la firmeza en las negociaciones con el gobierno a pesar de los intentos de fragmentación y las dificultades, resultan buenos augurios.
Puestos a enumerar a los distintos actores sociales y políticos que confluyen en la Cumbre, según el mayor dinamismo que aportan en la actual coyuntura, encontramos al Congreso de los Pueblos y el Coordinador Nacional Agrario (CNA); la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), el Proceso de Comunidades Negras (PCN); Marcha Patriótica, Anzorc, MIA y Fensuagro (aunque esta vez no movilizaron como en coyunturas anteriores) y otras organizaciones de peso regional o sectorial.

Dentro de los sectores sindicales, la coordinación con la Cumbre aún es débil (el movimiento obrero no logra recomponer todas sus fuerzas tras décadas de asesinatos masivos de dirigentes primero, y procesos de cooptación más recientes), aunque son de destacar las coincidencias coyunturales fruto de acuerdos de movilización, como sucedió el pasado miércoles con los maestros de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), que movilizaron masivamente junto a sectores urbanos de la Cumbre en todo el país, Asoinca, que hizo lo propio en Cauca, o los transportistas de la Federación Colombiana de Camioneros, que anunciaron a partir de las 0 horas del lunes 6 un Paro Nacional del sector en busca de negociar un pliego propio, en coincidencia con las protestas extendidas de la Minga Nacional. Sectores de la Unión Sindical Obrera (USO, petroleros) acompañaron la toma de la sede de Ecopetrol el pasado miércoles, de la misma forma que lo hacen con las movilizaciones de la Cumbre allí donde tienen presencia.

“Insistir en lo que nos une, prescindir de lo que nos separa”

Así dijo el sacerdote, sociólogo y dirigente político Camilo Torres, cuando alentaba la conformación del Frente Unido del Pueblo antes de volcarse a las filas de la guerrilla, hace algo más de 50 años. La consigna (sumada a décadas de resistencia, intentos, frustraciones, enfrentamientos y finalmente aprendizajes al interior del campo popular) parece estar calando serio en el tejido social y político de Colombia. En parte, y aún con desafíos difíciles por delante, eso parece estar expresando la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular, que está sabiendo sostener un marco firme de unidad en la diversidad. A su interior se encuentran debates diferencias que se van sabiendo procesar.

Esas complejidades quedaron reflejadas en la Asamblea de Delegados de la Cumbre que se realizó en Bogotá el 3 de octubre de 2014, previo al encuentro con el presidente de la República. Un artículo publicado por la Agencia Colombia Informa detalla:

“Jacinto, uno de los voceros de la Organización Nacional Indígena de Colombia -ONIC-, sonó muy transparente cuando reconoció: "Sobre cada uno de nosotros sobrevolaban fantasmas cuando construimos la Cumbre: entre nosotros se escuchaban voces que si César [Jerez, de Marcha Patriótica] sería muy radical, o si los del Congreso de los Pueblos serían esto o aquello; lo mismo imaginamos que dirían de nosotros, que si los indios traerían flechas envenenadas... Pero fuimos construyendo confianzas, y reconociendo que no somos tan distintos, y aquí estamos, valorando la unidad".

Las diferencias internas están, y tampoco se ocultan. Entre los delegados que escuchaban atentamente las palabras de cada uno de los voceros, no faltaron quienes alertaran que, por ejemplo, desde las comunidades negras parecían concentrarse demasiado en sus propios reclamos, sin integrar las demandas del conjunto; o cuestionamientos a que los voceros de la Marcha Patriótica insistieran en poner como eje principal de la Cumbre su propuesta de Zonas de Reserva Campesina. Esa insistencia choca con la figura de los resguardos indígenas y consejos comunitarios afro existentes, pero también incomoda al movimiento campesino con mayor presencia territorial a nivel nacional, el Coordinador Nacional Agrario -CNA- integrante del Congreso de los Pueblos. Este sector mayoritario dentro de la Cumbre prefiere hablar de Zonas Agroalimentarias y por eso su principal referente, Rober Daza, aún cuidando las formas fue contundente cuando aclaró, tras escuchar al representante de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina -Anzorc-: "Defendemos todas las figuras, las Zonas de Reserva Campesina, pero también los resguardos, las Zonas Agroalimentarias, no hay un modelo único a llevar a cabo, la unidad debe hacerse sin atropellar a nadie, respetando los distintos procesos". 

Esas tensiones existen, y de seguro seguirán existiendo. "Lo positivo es que ahora tenemos a esta Cumbre Agraria para dialogar en confianza esos problemas, por eso hay que reforzar la unidad", dijo en su discurso José Santos, vocero del Proceso de Comunidades Negras -PCN- (3).

Priorizar lo que une, poner en segundo plano lo que divide, parece ser el criterio capaz de guiar un proceso unitario que debe pensarse de largo aliento en Colombia… Y, teniendo en cuenta los cambios que se operan en todo el continente, por qué no como punto de referencia para todos los procesos populares que construyen y resisten en Nuestra América.

(1) Fueron liberados en la noche del sábado al momento de escribir este artículo, después de las gestiones de vocerxs de la Cumbre con ministros del gobierno nacional.

(2) Los ejes del pliego unitario son: 1. Tierras, territorios colectivos y ordenamiento territorial; 2. Economía propia contra el modelo de despojo; 3. Minería, energía y ruralidad; 4. Cultivos de coca, marihuana y amapola; 5. Derechos políticos, garantías, víctimas y justicia; 6. Derechos sociales; 7. Relación campo-ciudad. 8. Paz, justicia social y solución política del conflicto.

(3) Cumbre Agraria - Santos, tercer round: sigue ganando la Cumbre Agraria http://www.colombiainforma.info/politica/seccion-politica/1744-cumbre-agraria-santos-tercer-round-sigue-ganando-la-cumbre-agraria (Colombia Informa, 06/10/2014)

* Pablo Solana es corresponsal de Resumen Latinoamericano y editor de La Fogata Editorial – Colombia.