Organización travesti trans: el verdadero sostén en tiempos de pandemia

  • Imagen

Organización travesti trans: el verdadero sostén en tiempos de pandemia

29 Junio 2020

Por Josefina Figueroa / Ilustración: Silvia Lucero

La pandemia de COVID-19 está afectando mayoritariamente a los sectores con menos recursos, independientemente del sexo y la orientación sexual. En este sentido, quedó en evidencia falta de derechos básicos que padece la comunidad travesti trans y la profundizó por las restricciones de circulación.

No obstante, la emergencia sanitaria demostró la creciente organización que han construido estas identidades a lo largo de los años. Esta nota tiene el objetivo de visibilizar, sin dejar de remarcar la responsabilidad institucional y social, la vital importancia que tiene lo colectivo en una situación de caos e incertidumbre como la que nos acecha. Por eso desde AGENCIA PACO URONDO dialogamos con referentes de la comunidad en el AMBA para conocer en qué situación se encuentran, qué medidas de subsistencia están tomando, qué tipo de ayuda y acompañamiento están recibiendo por parte del Estado. 

Para cumplir la cuarentena se necesitan derechos

La población TT es un sector de la población que vive en una situación de pobreza estructural. Esto quiere decir que sus condiciones de vida no mejoran necesariamente con un repunte de la economía, como se acostumbra a proyectar. Estamos hablando de una falta de acceso al sistema educativo, de salud, laboral y una notable restricción en el acceso a la vivienda. Todas variables afectadas por el COVID-19. Se estima que cerca de un 90% ejerce el trabajo sexual o se encuentra en situación de prostitución que, recordemos, es una actividad sin registro y por ende no incluye acceder a ningún seguro social. Además, este factor hace que el acceso a la vivienda se vea restringido y sobrevaluado por falta de garantía de propiedad.

Agustina Ponce es activista travesti, estudiante de abogacía y vicepresidenta de la Asociación Mundo Igualitario de Mar del Plata. “La pandemia recrudeció la situación de exclusión en la que vive el colectivo. Con el decreto presidencial que prohíbe las salidas, una gran parte de la población travesti trans que está en situación de prostitución callejera quedó sin su sustento diario”, afirmó. En este sentido, Ponce analizó que las restricciones de circulación en el espacio público son “un instrumento más de criminalización para las Travestis teniendo en cuenta que la policía que históricamente ha reprimido nuestra identidad se vale ahora de esa disposición para poder perseguir sin contextualizar”. 

Florencia Guimaraeas, referente de La Casa de Lohana y Diana, sostuvo que “el aislamiento es algo que nosotras tenemos internalizado porque hemos sido aisladas de la sociedad históricamente por el hecho de ser travestis. Al subsistir la gran mayoría de la prostitución, en este momento nos encontramos con una gran cantidad de compañeras que no tienen manera de alquilar su pieza, de comer y mucho menos de seguir siendo sostén de familia”. 

En la misma línea, Lu Viera, coordinadora de comunicación en el bachillerato Mocha Celis, afirmó que “la cuarentena para nosotres es un cachetazo, no sólo económico y social sino también afectivo”, y coincidió en que les integrantes del espacio están padeciendo las mismas dificultades en cuanto a lo laboral. Asimismo, explicó que “previo a la pandemia, el Mocha estaba en una situación bastante crítica. De hecho, no pudimos empezar el ciclo lectivo a tiempo. Nosotros somos una UNGE (Unidad de Gestión Educativa Experimental No. 16) que depende del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y hace diez años que no nos reconoce el financiamiento integral ni un espacio en el cual funcionar”. 

Lo fundamental de la organización

La comunidad travesti ha construido a lo largo del tiempo una red de contención y una identidad con capacidad de lucha para conseguir que sus derechos sean una realidad. En este contexto, respondió rápidamente a través de sus organizaciones reforzando las redes de asistencia para proveer apoyo económico y emocional.

Ángeles es trabajadora sexual e integrante del Hotel Gondolín, donde se encuentra arbitrariamente privada de su libertad Luz Aimé Díaz. Sobre cómo encararon la emergencia explicó: “Nosotras en esta pandemia convocamos a una reunión y tomamos todas las medidas de precaución. Charlamos sobre la higiene, sobre cómo nos íbamos manejar con las comidas del día y nos distribuimos las tareas entre las diferentes compañeras”. Los recursos con los que cuentan en este momento provienen de donaciones de diferentes organizaciones sociales y de los núcleos alimentarios del Gobierno Nacional. Además, a través de la campaña "Absolución por Luz", recibieron máquinas de coser con las que están produciendo tapabocas y aprendiendo a confeccionar otras cosas. “Adentro del `Gondo´ hacemos talleres de maquillaje, peluquería, costura, manicuría y terminación escolar para que las compañeras puedan seguir sus estudios de manera virtual para terminar el año”, relató Ángeles.

“El colectivo tiene un gran rol porque la salida a estas cuestiones es grupal”, aseguró Luciana Viera. “Ante la falta de respuesta institucional, en el Mocha creamos el Teje Solidario, una red de contención que tiene dos ejes. Por un lado, quienes donan dinero por Mercado Pago o Transferencia bancaria. Por otro, quienes se inscriben para realizar una compra de productos de primera necesidad para entregarlo en casas de compañeres que lo necesiten cerca de su radio de proximidad. Esto es para que la sociedad sepa que no hace falta acercarte a la Mocha para tener contacto con el colectivo trans travesti. Es una realidad que puede estar a dos casas tuyas. El amor es lo que nos va a impulsar a cambiar estas realidades injustas en las que vivimos”, explicó. 

En este sentido, Agustina Ponce coincidió en la importancia de contar con lo colectivo y explicó: “Acá en Mar del Plata las organizaciones de diversidad como AMI, 100% Diversidad y Derechos, Géneros Atahualpa y MP La Dignidad, hemos conformado un comité de emergencia que no son como los comité barriales de emergencia donde se entregan viandas sino que busca llegar hasta la casa de la compañera y llevar alimentos. En este momento estamos organizando la tercera entrega de alimentos. Si no hubiésemos estado organizadas y dado respuestas al toque, no hubiésemos podido hacerlo”, afirmó.

Siguiendo con lo organizativo, la Casa de Lohana y Diana surgió de una militancia territorial y se materializó en un espacio que Florencia Guimaraeas describe como una institución. “Nos venimos organizando fuertemente desde el momento en que surgió la necesidad de que exista este espacio. Funcionamos como un centro de día para la comunidad travesti-trans en la Matanza que viene acompañando, resistiendo y trabajando con las compañeras. Antes del COVID dábamos talleres de capacitación y contamos con un comedor comunitario. Nuestra casa también hace un abordaje integral de consumos problemáticos de sustancias psicoactivas. Contamos con psicólogas y trabajadoras sociales. Somos un equipo de compañeras que laburamos en este momento sin recursos pero que decidimos seguir poniendo el cuerpo porque creemos firmemente que esto puede transformar un poquito la realidad de nuestras compañeras”. 

El rol del Estado y los derechos por conquistar

Si algo diferencia una pandemia de cualquier otra crisis es que no sabemos hasta cuándo estará parada la actividad y salir a la calle es un riesgo tanto individual como social. Por eso la asistencia provista por y para la comunidad no es suficiente porque los recursos humanos y materiales son finitos. La única manera de mejorar las condiciones de vida de esta población es con una decisión política de reconocer, incluir y responder a sus necesidades integrales. Tal como enumeró la subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación, Alba Rueda, en una entrevista con APU, el Estado respondido a la emergencia con la entrega de productos de la canasta básica alimentaria y con la inclusión de personas TT en programas sociales que ya existían en el Ministerio de Desarrollo Social. Sobre este aspecto, las personas entrevistadas coincidieron en que están recibiendo los módulos y consideran valorable la apertura de programas sociales pero que no es suficiente para contener las necesidades.

“Estamos recibiendo ayuda del Estado, donaciones de personas de a pie y empresas privadas. Con la inscripción en el Hacemos Futuro, pudimos canalizar 70 inscripciones para el Potenciar Trabajo, que en su mayoría salieron favorables y representa un aporte sobre todo desde lo simbólico porque implica que el Estado nos tenga en cuenta”, asegura Agustina Ponce.

Florencia Guimaraeas  agrega: “Hemos recibido alguna ayuda del Ministerio de Géneros, Mujeres y Diversidad de Nación y de la PBA, estamos en diálogo constante, se ha mandado en una o dos ocasiones bolsones con mercadería. Pero lógicamente esto no alcanza. Nosotras subsistimos a través de las donaciones de personas independientes que se acercan a donar a través de nuestras redes sociales. También contamos con la asociación civil Infancias Libres y como somos un comedor comunitario, el municipio nos provee de verdura y carne. A pesar de que una le ponga todas las fuerzas y las ganas, el trabajo se ve limitado. El apoyo del Estado es mínimo para la compleja situación que está atravesando el Colectivo”. 

Al respecto, la integrante del bachillerato Mocha Celis recalcó que “hasta el día de hoy no tenemos respuesta del Gobierno de la Ciudad. Solo nos dicen que, como somos un espacio autogestivo, no nos correspondería el financiamiento integral ni el espacio donde funcionar siendo que sí se lo otorgan a otras UNGE de CABA. En cambio, con Nación estamos coordinado mucho con el Ministerio de Géneros y Diversidad que nos ayudaron mucho con el armado del Teje. Hay otra alianza y coordinación”. 

Estos aspectos mencionados son, como dijimos a lo largo de estas líneas, una realidad estructural para estas identidades. Sería injusto negar que el despliegue del Estado está en marcha y que la creación de los Ministerios de Mujeres, Géneros y Diversidad están ampliando la agenda pública y motorizando instancias de debate históricas. Pero lo cierto es que en los próximos años se necesitarán voluntades políticas y legislaciones concretas para cambiar esta realidad. La comunidad está organizada, tienen en claro sus necesidades, cuentan con teoría propia y no es difícil llegar a la conclusión de que urge tomar cartas en el asunto. 

Formas de colaborar

Les dejamos aquí algunas de las diferentes redes sociales donde pueden acercarse a colaborar:

La Casa de Lohana y Diana está solicitando frazadas, estufas, colchones, alimentos y productos de limpieza .

La Campaña Absolución para Luz está recibiendo donaciones y confeccionan tapabocas a precios accesibles.

El bachillerato Mocha Celis, se impulsa la campaña Teje Solidario, con el fin de adrinar a travestis y trans que necesiten ayuda urgente. 

El activismo de la diversidad sexual creó la Red “Nos cuidamos entre todes”.