Los que se quedan: una película que se engrandece al calor de la simplicidad

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    Holdovers

Los que se quedan: una película que se engrandece al calor de la simplicidad

09 Marzo 2024

La temporada de los Oscar llega a su fin pero, tras las principales competidoras, nos podemos encontrar con obras como Los que se quedan -The holdovers, en inglés-. Más pequeña y menos ostentosa que sus rivales, pero no por eso menos efectiva, cuenta con cinco nominaciones a los premios mencionados, entre las que se incluyen mejor película, guión original, montaje, actor principal y actriz de reparto. 

No es la primera vez que Alexander Payne utiliza esta fórmula, una historia accesible que se va engrandeciendo al calor de sus actuaciones e ímpetu narrativa. Al igual que lo hizo en Entre copas y Nebraska, el director nos presenta personajes corrientes que, a medida que pasan los minutos, logran apoderarse del largometraje. Paul Hunham (Paul Giamatti) es un profesor de historia estricto y disciplinado que da clases en un internado de élite en Inglaterra. Con el inicio del receso navideño, el director -un ex colega suyo- le notifica que deberá encargarse de aquellos alumnos que se quedarán en el colegio durante las vacaciones. 

De esta manera, nos encontramos a comienzos de la década de 1970 con Hunham conviviendo con Mary Lamb (Da'Vine Joy Randolph), encargada de cocina, Angus Tally (Dominic Sessa), estudiante al que su madre le suspendió las vacaciones familiares con el objetivo de disfrutar de una luna de miel con su nuevo esposo, y otros cuatro alumnos más. La trama se complejiza cuando empezamos a evidenciar que Tally tiene una historia familiar por demás complicada y espiamos de primera mano la pérdida que atraviesa Lamb tras perder a su hijo en Vietnam. Más allá de estos indicios, podemos adentrarnos en la cotidianeidad de Hunham, al que su aislamiento voluntario y su enraizada conexión con la escuela van a ser puestas a prueba.  

La película, que viene de alzarse con dos Premios Globo de Oro -para Giamatti y Joy Randolph-, puede que no sea catalogada como inolvidable, pero sí tiene el peso suficiente como para dejar su marca en esta entrega de los Oscar. No por nada, cada año, hay una cinta que decide desplegarse alrededor de las fiestas, no por obedecer al género sino porque esa es su excusa para hacerse más grande.

Sin dudas Los que se quedan se merece un lugar en la videoteca de este año y, quizás, de los que vendrán. Pero, por sobre todas las cosas, Paul Giamatti termina -si es que todavía cabía la duda- por consagrarse como uno de los mejores actores de su época, sin importar el papel que le toque interpretar.

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