El Desarrollo Peronista
Esta Argentina donde los niños y los sueños mueren desnutridos, donde los explotadores dictan las condiciones de la convivencia, esta Argentina no la queremos”. John William Cooke (1966)
… 59 años después más niños y más sueños mueren desnutridos…, los viejos mueren con hambre y desprovistos de remedios…, los explotadores siguen dictando las condiciones de la convivencia.
“Neocolonia o reindustrialización autónoma con Justicia Social”, sintetiza la contradicción principal de nuestro país: el enfrentamiento entre dos modelos que son mutuamente excluyentes y que se han venido disputando la hegemonía desde antes de la Revolución de Mayo hasta nuestros días.
Ya en 1802, Manuel Belgrano argumentaba contra el enclave extractivo que impulsaba la burguesía porteña, aseverando que las exportaciones de cuero crudo sin manufacturar no servían para construir una nación.
El estilo tecnológicodel proyecto neocolonial sigue siendo el del enclave extractivo: la primarización de la producción argentina, la apropiación de la renta agrícola, de la renta hidrocarburífera (con una YPF nuevamente privatizada ya sea de derecho o de hecho), de la renta litífera y de la renta minera por las multinacionales de cada sector.
La dependencia neocolonial en la industria manufacturera argentina se manifiesta en que las multinacionales importan tecnología y la mayoría de los bienes de capital e insumos. La producción local se reduce a ensamblar una mínima porción de partes nacionales con componentes importados. Esto bloquea la creación de cadenas productivas locales y, por ende, limita el crecimiento del empleo y del valor generado en el país.
En nuestro país tenemos una industria incompleta, con un número bajo de encadenamientos productivos, lo que limita nuestra capacidad de desarrollarnos con nuestra crónicamente baja disponibilidad de dólares.
Debemos tener en cuenta que las industrias multinacionales producen con las tecnologías que desarrollan en sus headquarters interactuando con el sistema científico-tecnológico de sus países de origen y fabrican en nuestro país recurriendo a bienes de capital e insumos importados desde sus proveedores globales. Es imprescindible, para poder establecer encadenamiento productivos locales, desarrollar tecnologías propias y proveedores locales.
También, para poder integrar las pymes argentinas a las cadenas productivas de las empresas globales, existen barreras casi imposibles de franquear: son necesarias fuertes inversiones en equipamientos para los volúmenes que se necesitarían producir; es necesario poder adaptar la producción a los periódicos cambios de modelos que introducen las empresas globales; es necesaria una política cambiaria que permita un costo argentino alineado con el de los otros proveedores globales sin oscilaciones periódicas.
Actualmente el RIGI es la nueva herramienta de Milei – Macri para solidificar una economía extractivista, cuyo objetivo principal es la provisión de materia prima a los países desarrollados. El régimen se centra en atraer inversiones hacia sectores en los que la generación de empleo formal privado es muy baja. El RIGI favorece la importación de equipos e insumos con lo que la tracción de los sectores favorecidos por esa norma sobre la industria argentina no existe.
En lo que hace a bienes de uso, la industria nacional, no solamente las pymes, está siendo sometida a la presión de importaciones que las desalojan del mercado y miles de ellas han debido ya sea cerrar o convertirse en agentes importadores con la consecuente disminución de puestos de trabajo.
Hay miles de trabajadores, tanto del sector público como del privado que han perdido sus trabajos y miles más los perderán con el correr de los días; estos trabajadores ven derrumbarse en forma dramática sus ingresos con lo que el consumo nacional se cae y, como es bien sabido, sin consumo no puede haber producción.
En el portal de CEPA encontramos una continua actualización del número de las empresas que cierran, de los puesto de trabajo que son eliminados y de la caída del consumo.
Los créditos del FMI y del Tesoro de EE.UU. son estratégicos para el mantenimiento del status neocolonial ya que, de no ser revisados por un futuro gobierno nacional y popular, condicionarán fuertemente y por años las decisiones de los gobiernos argentinos que pretendan evolucionar hacia la construcción de una sociedad que encare el desarrollo con Justicia Social.
El “acuerdo” comercial que ahora Trump le va a imponer al gobierno, como pago por haber sido el motor de la campaña electoral de Milei en las elecciones legislativas, será un nuevo clavo en el ataúd de las pymes argentinas.
Además, el gobierno de Trump ha puesto el foco en la industria farmacéutica nacional exigiendo cambios en las leyes nacionales de propiedad intelectual con lo que el costo de la salud se incrementará.
La ciencia y la educación son indudablemente bienes culturales; pero, fundamentalmente son bienes económicos: para desarrollar su sistema productivo los países necesitan una población educada y un sistema científico innovador.
Para las neocolonias, enclaves extractivos de los países centrales y que no producen las tecnologías que utilizan, la ciencia y la educación no son necesarias, son a lo sumo decorativas.
Milei está empeñado en construir una Argentina en la que el valor estará generado por la exportación de bienes sin industrializar y por el negocio financiero haciendo dinero a partir del carry trade o de estafas por él mismo promocionadas como $LIBRA.
Con esa concepción de lo que debe ser nuestro futuro, con pocos ganadores y muchos perdedores, resulta natural que para Milei invertir en ciencia es quemar recursos.
Desde el peronismo hemos sido pública y abiertamente críticos de Milei marcando claramente que su gobierno, profundización del de Macri, es un modelo de pobreza y represión para los sectores populares.
Nos falta ofrecer una alternativa concreta, porque nuestra misión no puede ser solo la crítica sino el ofrecer una alternativa.
Falta desarrollar un programa para impulsar un crecimiento con tecnología propia, que no solamente apoye al sistema nacional de ciencia y tecnología (SNCyT), sino que se apoye en él.

Después de Milei ¿qué?
Esta es la pregunta que desde el peronismo debemos responder en forma urgente recuperando nuestra identidad; el programa del peronismo tiene que volver a ser crecer y simultáneamente distribuir equitativamente la riqueza generada; esto es el “desarrollismo peronista”:
crecimiento cuantitativo y cualitativo de la producción del país medido con el PBI per cápita;
simultáneo aplanamiento de la distribución del ingreso de la población.
Para cuantificar la desigualdad existente en una sociedad, Thomas Piketty ha desarrollado dos metodologías: la medición de la desigualdad de ingresos y la medición de la desigualdad patrimonial.
En la World Inequality Database (WID), organización codirigida por Thomas Piketty y Facundo Alvaredo, se publican, para un conjunto de países, las series histórica que permiten cuantificar ambas desigualdades.
En este trabajo, para analizar el efecto de diferentes políticas sobre la desigualdad, usamos las series que miden los ingresos de los diferentes grupos de la sociedad (el 10% de mayores ingresos y el 50% de menores ingresos) por dos motivos:
la desigualdad de ingresos hace directamente a la desigualdad en el acceso a la alimentación, salud, vivienda, educación y cultura;
el patrimonio, que puede ser negativo cuando el endeudamiento supera los bienes, no refleja necesariamente si los individuos pueden o no cubrir sus necesidades. Se puede vivir sin patrimonio, pero no sin ingresos.
Definimos un índice de desigualdad, ID, para cuantificar la desigualdad en la distribución del ingreso en un determinado país:
ID=Ingresos correspondientes al 10% de la población de mayores ingresosIngresos correspondientes al 50% de la población de menores ingresos
Usamos el 10% de mayores ingresos y no el 1% porque este último grupo en general corresponde a los llamados “súper managers” y no caracteriza a la sociedad, sino que considera situaciones puntuales.
Cuando el ID decrece la clase media está creciendo en la sociedad.
Para ilustrar los conceptos definidos, en la Figura 1 graficamos la evolución histórica del ID correspondiente a tres países: Brasil, Argentina y EE. UU.

Figura 1 Evolución de la desigualdad en Brasil-Argentina-EE. UU.
Brasil presenta ID altos y relativamente constantes, pero con oscilaciones a partir del primer gobierno de Lula, alcanzando su valor mínimo durante el gobierno de Dilma Rousseff luego de lo cual rebota hasta alcanzar su máximo valor histórico durante la presidencia de Bolsonaro. Solamente en la crisis del 2002 el ID de Argentina fue puntualmente superior al de Brasil, pero por crecimiento de la desigualdad en Argentina y no por reducción de la desigualdad en Brasil.
En Argentina, durante la presidencia del Gral. Perón (1946-1955) observamos un descenso del ID; en ese período los datos del WID están registrados cada 10 años y no es posible realizar una evaluación detallada. El ID sube en forma importante durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica. En el período de las presidencias de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner se produjeron descensos históricos de la desigualdad. El “desarrollismo peronista” fue el modelo que implementó nuestro país durante las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón (1946-1955), durante la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007) y durante las dos presidencias de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).
El índice de desigualdad en los EE. UU. fue por muchos años bajo, lo que se correspondió con la enorme extensión de la clase media de ese país. El ID de EE. UU. comenzó a superar al argentino a partir del año 2010 (en Argentina gobernaba CFK y en EE. UU. Barack Obama).
Si bien la pandemia produjo que en el año 2020 en los tres países hubiese un crecimiento de la desigualdad, en Brasil y Argentina la desigualdad bajó en los años 2021 y 2022 pero en EE. UU. se mantuvo alta (fin de la primera presidencia de Donald Trump y comienzo de la de Joe Biden).
El modelo de “desarrollismo peronista” requiere que el Estado asuma un rol protagónico, ya sea como Estado productor o direccionando las compras estatales hacia la industria nacional. Tengamos en cuenta la posición de debilidad que actualmente tiene la OMC ya que la política comercial de Trump se ha enfocado en el principio de “America First”, promoviendo medidas proteccionistas que van en contra de la filosofía de libre comercio y las normas de la OMC. Hoy es posible, aunque no simple, imitar a Trump e implementar en nuestro país el principio de “Argentina Primero”.
Entre tanto hay que impedir la privatización de NASA y el achicamiento de INVAP e Y-TEC ya que esas empresas serán puntales para un futuro desarrollo autónomo.
Ese programa debe tener entre sus objetivos la renacionalización de IMPSA que es fundamental para desarrollar proyectos nucleares e hidroeléctricos tanto domésticos como de exportación; también IMPSA es necesaria para avanzar con tecnología propia en la transición energética desarrollando generadores eólicos.
Ese programa debe asegurar el rol de las pymes, hoy en proceso de destrucción, las que serán fundamentales como nodos de las futuras redes productivas cuyos centros deberán ser las empresas públicas y las empresas de tecnología.
El modelo de desarrollo peronista: visualización de una estrategia de reindustrialización
Utilizando como herramienta de visualización la plantilla CANVAS, que es normalmente usada para la visualización y evaluación a priori de estrategias de negocios dirigidas a crear capturar y distribuir valor, investigaremos las características de un proceso de reindustrialización basada en el modelo de “desarrollo peronista”.
Los bloques de la plantilla que mostramos en la Figura 2 muestran cómo el proceso de reindustrialización deberá acoplar funciones y actores.

Figura 2 Plantilla de interacciones en un modelo de “desarrollo peronista”
En la figura incluimos los siguientes bloques:
• Propuesta de valor
Es la definición de la estrategia de reindustrialización.
El primer paso deberá ser seleccionar sectores industriales en los que focalizar: todo junto no se puede; el Estado deberá elegir a unos sectores y posponer a otros; los sectores elegidos deberán ser los sectores con más posibilidades de crear empleos y mayores probabilidades de balance externo positivo en el corto y mediano plazo.
• Objetivos
Son las metas cuantitativas que conducen a la propuesta de valor, fundamentalmente creación de empleos y balance de divisas. No hay proceso controlable sin metas cuantitativas.
• Encadenamientos productivos
En nuestro sistema productivo, sometido a la conveniencia de las multinacionales, los encadenamientos productivos son mínimos.
Como ya lo hemos discutido arriba, para crecer e incluir nuestro país necesita ampliar y complejizar su matriz productiva.
Algunos sectores en los que el Estado, ya sea como Estado productor o mediante la compra estatal, deberá impulsar los encadenamientos productivos nacionales son: agro, gas y petróleo, generación-transporte-distribución de electricidad, energía nuclear, obras públicas en general, construcción de viviendas, construcción de rutas, manufactura de bienes de capital y de consumo, medicamentos y vacunas, litio, minería.
• Participantes imprescindibles
Empresas controladas por el Estado nacional o estados provinciales, empresas de tecnología (YPF e Y-TEC, INVAP, NASA, etc.), industrias pymes y el SNCyT.
El desarrollo de tecnologías propias requiere contar con científicos y tecnólogos trabajando acoplados al sector productivo; este fue el modelo de Y-TEC (YPF+CONICET), implementado en el año 2012 durante la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Un proyecto reindustrializador deberá generar nuevas empresas tecnológicas como Y-TEC, en otras áreas productivas.
• Gobernanza
Es imprescindible la planificación a largo plazo; algo que en nuestra historia no ha sido la regla y encontramos solamente como antecedentes los Planes Quinquenales (1947-1951) y (1952-1955), la duración del segundo plan quinquenal debió de haberse prolongado hasta el año 1957, pero fue abruptamente cancelado por el golpe del ’55.
• Esquema de financiación
Los costos derivados de la participación del SNCyT deberán ser subvencionados por el Estado nacional.
Las empresas privadas participantes deberán recibir financiación blanda del Estado y como contrapartida deberán aceptar trabajar a libro abierto para que el Estado pueda controlar sus costos y porcentaje de beneficios sobre la inversión propia, beneficios que solo podrán exceder la tasa de interés vigente en el mercado interno en unos pocos puntos porcentuales.
• Disponibilidad de divisas
El proceso de reindustrialización que proponemos, si bien está basado en el desarrollo de tecnologías propias, no puede prescindir de disponibilidad de divisas; este es un punto crítico. Los recursos necesarios en divisas serán mayores en el comienzo de los desarrollos e irán disminuyendo asintóticamente con el tiempo, pero no llegarán a ser nulos.
Para disponer de divisas y asignarlas a la reindustrialización será imprescindible establecer una nueva Agencia de Administración del Comercio Exterior, como lo fue el IAPI en el período (1946-1955).
• Medición de resultados
No se trata de medir para castigar o premiar sino para monitorear los trabajos e introducir muy a tiempo las correcciones necesarias.
Los principales parámetros para monitorear cada proyecto serán: market-share, evolución de la generación de puestos de trabajo y evolución de la balanza de divisas.
Desarrollo peronista y desarrollismo
El desarrollismo peronista no solamente no tiene relación con el modelo desarrollista histórico de Frondizi-Frigerio, sino que es antitético con él ya que el desarrollismo de Frondizi-Frigerio proponía un desarrollo sobre la base de la inversión extranjera directa. Finalmente, el desarrollismo Frondizi-Frigerio no solamente no construyó el país con crecimiento y distribución, sino que reprimió a los sectores populares .
Escribe Galasso, “Cuando el desarrollismo, tras el triunfo electoral del Dr. Arturo Frondizi, abandona el programa de coincidencias con el Gral. Perón para poner en práctica su pacto con el Gral. Aramburu pasa “de una política para 20,000,000 de argentinos a una política para 20 millonarios.”