Andrés Asiain: ¿Una moneda indexada para salir de la inflación?

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Andrés Asiain: ¿Una moneda indexada para salir de la inflación?

02 Octubre 2023

El economista Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, se explayó en conversación con AGENCIA PACO URONDO sobre la propuesta de crear una moneda indexada como plan de estabilización.

Agencia Paco Urondo: Desde el Scalabrini Ortiz están proponiendo un plan para salir de la inflación, pero que le permita al peso mantener relevancia en la política económica argentina y hablan de una moneda indexada ¿Cómo sería?

Andrés Asiain: Desde el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz hace años que venimos trabajando y analizando distintos planes de estabilización que se aplicaron en variados países, a lo largo de la historia, incluyendo el nuestro. De este análisis sacamos la experiencia de Brasil en la década del 90, el Plan Real. Brasil venía de casi tres décadas de inflaciones de dos, tres dígitos, y logró resolver esa problemática utilizando como instrumento de estabilización la moneda indexada. Una política que logró un éxito rotundo en términos de bajar la inflación y que, a diferencia de su contemporánea en Argentina (la convertibilidad), no tuvo la rigidez cambiaria ni la pérdida de soberanía monetaria, ni de prestamista de última instancia.

No tuvo como ocurrió en nuestro país una crisis como la del 2001, ni corralito ni tanta rigidez en el mercado cambiario, y mantiene hasta hoy una inflación muy baja. Una parte fundamental se debe al hecho de no haber usado el dólar sino una moneda indexada. Uno va a Brasil y ve que los brasileños no piensan en dólares, tienen una soberanía monetaria mucho más fuerte que la nuestra y un trabajo contra el bimonetarismo mucho más potente. De esa experiencia, nosotros adoptamos la idea y la readaptamos para formular una propuesta para la Argentina utilizando como herramienta fundamental de un plan de estabilización, la moneda indexada.

APU: ¿Cómo sería el plan, implementado?

A.A.: Básicamente, la moneda indexada cumple la misma función que el dólar en una economía de alta inflación donde, como hay mucha incertidumbre, no se sabe cuáles van a ser los precios de las cosas hacia delante, empieza a ser muy difícil fijarlos.

Así como en Argentina muchos empiezan a fijar precios en dólares para tratar de tener cierta estabilidad en el marco de una economía inflacionaria, la moneda indexada cumpliría la misma función, pero mejor, porque lo que haces es establecer los precios en moneda indexada. Similar a lo que hizo Macri con los banqueros que les permitió establecer que sus créditos hipotecarios estén fijados en UVA y se fueran actualizando por la inflación. Al que daba el crédito no le importaba qué pasaba con la inflación, porque sabía que el valor del crédito no se iba a desvalorizar. Obviamente, no hizo lo mismo con los sueldos de los deudores, por eso se generó más adelante una crisis, pero la herramienta funcionó para mantener estable el valor de los créditos más allá del contexto inflacionario.

De la misma manera, proponemos (tomando la experiencia brasileña) que los salarios se fijen en UVA, en la moneda indexada. Sabés que mes a mes, pase lo que pase, con la inflación, tu salario va a mantener el poder adquisitivo. Lo mismo con la política de las tarifas, el tipo de cambio la tasa de interés, los alquileres, los depósitos, los créditos y también las empresas que acuerden con sus proveedores fijar precios en UVA.

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APU: ¿Pero eso no retroalimenta la inflación?

A.A.: El proceso, para terminar la idea, es fijar todos los precios en esta moneda indexada para que empiecen a ser estables entre sí, generar una referencia de precios relativos estables en la economía en vez de que sean en dólares como propone la dolarización. Lo que uno genera es una indexación total de toda la economía, hecho que, en el caso de un shock de costos o algo parecido, puede impulsar una aceleración inflacionaria. Este es un proceso sólo temporal, en el que hay que evitar cualquier tipo de shock durante esta transición.

Cuando esos precios se estabilizan en uva, que lograste resolver el problema de generar precios relativos estables, viene el segundo paso que es suplantar la moneda nacional directamente por la moneda indexada. De esa manera, los precios que eran estables en UVA, en un contexto inflacionario en pesos, pasan a ser estables ahora en la moneda local. La indexación de todos los contratos y todos los precios que era permanente porque estaba fijada en UVA, como el peso deja de existir y es reemplazado por la moneda indexada, se rompe totalmente toda la indexación.

Es la clave para resolver dos problemáticas graves: la inestabilidad de los precios relativos que genera permanente pujas entre sectores y que se resuelve estabilizando los precios relativos en UVA; y la indexación de los contratos que hace que la inflación del pasado se proyecte hacia delante, porque muchos precios empiezan a incorporar la inflación desfasada a través de cláusulas de indexación generando inercia inflacionaria en términos técnicos. Eso se resuelve por la vía de la sustitución de la moneda y la eliminación de la indexación al pasar la moneda indexada a ser la moneda legal.  

Hay un tercer fenómeno que hay que atacar, que son los desequilibrios estructurales vinculados al sector externo y el público. 2024 es un año en el que estimamos un fuerte superávit comercial de casi 20.000 millones de dólares, al tener poco vencimiento de deuda. Es un contexto favorable para lanzar el programa y que no se devalúe la moneda en el medio y te lo trunque. También proponemos para la cuestión fiscal una política de reducción de dos puntos del déficit primario en la base de pasar mucho de lo que es obra pública y programas que requieren inversiones de mediano, largo plazo, desde el presupuesto a un financiamiento. No como dice Milei, al estilo chileno con la PPP, con inversores privados, etc., porque creemos que en la actual incertidumbre no hay viabilidad de esa política. Ya lo intentó Macri, no consiguió ni un inversor.

Proponemos que se armen fideicomisos donde participe tanto los gobiernos provinciales, municipales, como empresas privadas (pueden participar los sindicatos o cooperativas) y este fideicomiso se fondee con el 10% de la plata que los bancos tienen en LELIC. El resto, se completa invirtiendo un 10% del Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Con eso estimamos que se pueden invertir dos puntos del PBI y suplantar dos puntos de gasto, especialmente lo que es gasto de capital del presupuesto, para que vaya por la vía de este fideicomiso reduciendo el déficit primario. Nos parece factible porque no tiene la rigidez cambiaria que tiene la dolarización, no es un esquema que puede terminar en una crisis de inviabilidad por el no ingreso de dólares que lleva a una recesión permanente, hasta explotar como en la convertibilidad.

Por otro lado, no pierde el prestamista de última instancia porque sigue habiendo un Banco Central con capacidad de emitir moneda y se disminuye el riesgo de corridas financieras y bancarias.

“Sabés que mes a mes, pase lo que pase, con la inflación, tu salario va a mantener el poder adquisitivo”.

APU: Sin dudas, Brasil no tiene inflación y tiene una moneda fuerte, pero la economía brasileña no fue muy virtuosa en términos de crecimiento, desde los 90 ¿Cuán exitoso es este programa en las otras variables?

A.A.: No se puede adaptar al programa de estabilización toda la dinámica de la economía. Le exigimos a un programa de estabilización que sea eficaz en bajar la inflación y que genere el menor daño en el resto de las variables. Entonces sí, Brasil sigue siendo un país desigual, pero uno no le va a echar la culpa de eso al Plan Real, que bajó la inflación. Fue acompañado de otras medidas más típicas de las 90: intentos de privatización, una rebaja de aranceles a la importación. Fueron más una cuestión de consenso de esa época, de presiones internacionales, del Consenso de Washington. Brasil tuvo un ingreso importante de capitales que favoreció el éxito del programa. Planes como el Plan Austral en Argentina, relativamente exitoso cuando se lanzó en los ´80, al no tener dólares no se pudo sostener. Hay muchas cosas que escapan al programa en sí, tienen que ver con el contexto y con otras políticas que acompañan.

APU: Brasil tiene muchísimas reservas en el Banco Central y para lograrlo usan una política de tasas muy altas ¿Eso perjudica a la cuestión económica vinculada al desarrollo productivo, por ejemplo?

A.A.: No es solo una cuestión de política de tasas. Con Macri tuvimos las más altas del mundo y fijate que al toque hubo una corrida cambiaria, explotó todo el esquema. Si todo se soluciona teniendo altas tasas y vienen capitales a lo loco, es el país de la fantasía. Brasil no tiene la fuga permanente de capitales que tenemos nosotros porque no está dolarizado. Al no haber dolarizado los ahorros como esquema para salir de la inflación hizo que la moneda local se siga manteniendo como un instrumento de ahorro y eso permitió disminuir la demanda de dólares y disminuir la presión devaluatoria sobre las reservas.

Como también logró una importante desvinculación de los precios respecto al dólar, cuando sufre una corrida (a diferencia nuestra) lo que hace es devaluar de golpe y después lo aguanta. Entonces, los capitales de corto plazo que vienen a especular a Brasil se comen las devaluaciones de golpe, para cuando quieren salirse ya los devaluaron, se quedan sin incentivos para salir. Nosotros, cada vez que hay una corrida tratamos de que no se devalúe y terminamos financiando la fuga de capitales, terminamos endeudando al país, al sector privado, al Estado, a todo para conseguir los dólares por miedo a la devaluación y a la crisis.

APU: Que termina pasando.

Que termina pasando, pero previamente le licuaste todos los pasivos riesgosos al sector privado y los asumió el Estado, que queda endeudado y quebrado. Hay todo un debate técnico teórico sobre si se puede lanzar una moneda que circule antes de que sea la moneda legal. Que haya un bimonetarismo con una moneda oficial y una indexada. Nosotros creemos que las cajas de ahorros, las cuentas corrientes, todo tiene que estar a valor UVA que de por sí te disminuye la demanda de dólares de algunos activos de corto plazo, porque tenés una forma de mantener los ahorros a resguardo de la inflación. Se puede extender esto a que circule la moneda para demanda minorista en billetes sin que todavía sea la moneda oficial, que vos la puedas comprar con pesos al valor que cotice, como si compraras dólares. Hoy, un tercio del PBI que está en negro va al dólar porque, con la inflación, nadie se quiere quedar con los pesos y no tenés un sustituto. No podés meterla en un banco porque está en negro. Que circule una moneda indexada que puedas tenerla y conserve el valor también a nivel billete, podría ser un instrumento que compita con el dólar en el sector informal de la economía.

“Brasil no tiene la fuga permanente de capitales que tenemos nosotros porque no está dolarizado”.

APU: ¿Le presentaron este proyecto a Sergio Massa y su equipo?

A.A.: Se lo presentamos a todo el peronismo, en sus distintas vertientes, y se lo hicimos llegar al ministro. No tuvimos respuesta. Sabemos que le llegó.

APU: ¿Con qué sectores del peronismo?

A.A.: El Centro de Estudios participa de los equipos técnicos de Unión por la Patria y se lo presentamos a todos los economistas y equipos técnicos, funcionarios, incluso a dirigentes de primera línea. Circular, circuló. Lo que pasa que es un programa para aplicar en 2024, pero bueno, creemos que si a Massa le va bien, sería una oportunidad muy grande para implementar un programa de este tipo. Si funciona en el primer año de un nuevo gobierno, en un contexto externo relativamente favorable y se logra bajar la inflación, creo que las espaldas políticas que tendría ese gobierno se incrementaría mucho y permitiría encarar de otra manera las presiones que va a haber de acreedores externos, a partir del segundo y sobre todo tercer y cuarto año de gobierno.

APU: ¿El superávit comercial, en 2024, puede ser de 20 mil millones de dólares?

A.A.: Sí, el de bienes, sin la pérdida de turismo y eso. Por la recuperación de la cosecha y la sustitución de combustible de Vaca Muerta, las dos claves para un año más holgado en términos de divisas. Aparte, asume un nuevo gobierno que siempre tiene un mayor caudal político como para lanzar programas de este tipo. Sería ideal.

APU: ¿Ves posible ir a una política por lo menos rara para lo que es la historia argentina, aunque los UVA tienen bastante aceptación, en el caso del plazo fijo?

A.A.: La principal dificultad del programa es que, a diferencia de Brasil, el uso de indexación de los UVA no está tan difundido. Acá se usa más el dólar y eso tira más en contra. Entendemos que es mucho más favorable, incluso en la transición. Atar los precios al dólar en un contexto inflacionario, cuando el dólar que se acepta en cierto tipo de negociaciones como el alquiler es el paralelo, genera una inestabilidad enorme y desquebraja cualquier contrato económico.

Cuando hicimos este programa, nos han llamado algunos empresarios que ya trabajan haciendo acuerdos con los proveedores y lo fijan a valores UVA como para no tener que sentarse a negociar cada vez que tienen que comprar y vender un producto, tienen acuerdos estables de mediano a largo plazo. No creo que ningún sindicato se oponga a que a sus afiliados le fijen el salario en UVA y que se le actualice automáticamente para que no pierdan poder adquisitivo. Tampoco creo que un propietario se niegue a fijar su alquiler en UVA cuando le conviene porque sabe que no se le desvaloriza. Que el gobierno pueda fijar el dólar, las tarifas y se puede dedicar a otras cosas.

APU: ¿Es necesaria la acumulación de dólares en el Banco Central o se podría aplicar sin ese marco?

A.A.: Se puede aplicar sin ese marco, olvídate, pero el tema es que vos lanzás este programa y te quedás sin dólares para defender la cotización de el dólar fijado a valor UVA y vas a tener que devaluar a valores UVA. Eso te desata una inflación en UVA, no muy diferente lo que está pasando ahora, porque estamos en una plena casi indexación de hecho. Este programa, lo que hace es blanquearlo y le da una institucionalidad y un horizonte para resolver la problemática de un hecho que ya existe en la Argentina, porque los sindicatos te están pidiendo la paritaria al mes de cerrarlas.

APU: ¿Se mantendría el problema con los trabajadores informales, que no tendrían la capacidad de negociar en UVA?

A.A.: Depende el sector. Nosotros vemos que hay un problema con las estadísticas de los trabajadores informales que tienen seis meses de rezago desde que se mide la EPH hasta que se publica el índice de salario de los informales. Imagínate seis meses cuando tenés una inflación del 10% mensual, al acelerarse la inflación te da una pérdida del salario que, en realidad, cada vez que acelera la inflación caen mucho los salarios informales, pero es un problema estadístico de medición. Nosotros vemos que el salario de los informales, por lo menos los que son sin patrón, a veces tiene hasta una velocidad de recuperación mayor que el formal. Porque saltó el precio de la carne y el gasista te aumenta el arreglo. A los que más le cuesta más son los sectores informales asalariados: cocineros de un restaurante, obrero de obra o en el campo, que tiene que renegociar, están en negro y no tienen sindicato que lo represente.

APU: ¿Un plan de Estabilización te da margen para hacer política industrial?

A.A.: Sí y no. Hoy día, también tenés margen en un contexto inflacionario. Para mí, la política industrial, la de empleo, pasan por otro lado. En un contexto de estabilidad es más fácil sostener inversiones y planificar a mediano y largo plazo. Lo mismo en el Estado, en un montón de políticas.