Un poema de Romina Matuk recuerda una de las masacres más sangrientas contra el pueblo palestino

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Un poema de Romina Matuk recuerda una de las masacres más sangrientas contra el pueblo palestino

30 Julio 2021

Ilustración: Nadia Pissano

El pueblo palestino conmemora todos los 15 de mayo el NAKBA o catástrofe, y se recuerda este día y mes para reafirmar el derecho al retorno a sus tierras que fueron ocupadas por parte del Estado sionista de Israel. Pero, fue en abril cuando comenzó el terrorismo del Irgun, Haganag y la banda de Stern. Por eso la masacre del la aldea de  Deir Yassin en 1948 fue el preludio de la Nakba.

“En la mañana del 9 de abril de 1948, doscientos efectivos del Irgun y la Banda Stern entraron a sangre y fuego casa por casa, masacrando a 254 hombres, mujeres y niños. Saquearon, violaron, mutilaron cadáveres y los arrojaron a una fosa común".

El baño de sangre de Deir Yassin, admitió después el escritor judío Arthur Koestler, "fue la peor atrocidad cometida por los terroristas en toda su carrera”.

Las bodas de Deir Yassin:

De Romina Yasmin Matuk

Así me convocaron a morir:

Con la ropa de fiesta y el cabello tapado.

Con la identidad suspendida...

O perdida en el tiempo.

Los juramentos ya hechos

y los labios, besados.

Con la huella del enemigo marcada en mi rostro.

Y la voz amputada por los mercenarios...

Así me convocaron a morir.

Con el kohl lagañoso en la vista apagada,

mientras los míos eran desmembrados dentro de la casa.

Con los recuerdos flotando en el aire...

Y las posesiones ardiendo en las llamas.

Ni las fotos de la familia

ni el tasbih del abuelo,

ni el ramo de novia,

ni el pañuelo del amado.

Nada...

 

Todo devora la hoguera.

 

Así me convocaron a morir...

Marchando el camino de los exiliados,

que arrastra sin preguntas,

sin gritos y sin fuerzas.

Inertes, como náufragos a la deriva...

De un mar violento a otro, vamos escapando.

 

Así nos fueron convocando:

Todos fuimos uno.

Deir Yassin, Tantura, Haifa.

Atrocidades que no se hablan.

Honor perdido, vidas sacrificadas

Ay de las niñas y niños..!

Ay de la abuelas sin nanas...

 

Y la marea humana que lleva lejos, lejos, lejos...

Hasta la última frontera.

Lejos de la vida.

Lejos de mí.

Lejos de la madre.

Lejos del olivo.

Lejos de la sangre.

Lejos de la infancia.

Lejos de la arena.

Lejos de los sueños.

Con la aldea rota...

Y la historia a cuestas.

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