La inserción internacional de Argentina en la era multipolar

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La inserción internacional de Argentina en la era multipolar

23 Agosto 2021

Por Salvador Gullo* y Norberto Bonafina**

El mecanismo comercial que pueda lograr con Rusia y China será clave para Argentina, por su relevancia global y capacidad de impulsar inversiones en materia de infraestructura, lograr aumentar los niveles comerciales para alcanzar la entrada genuina de dólares, cuestión central en la economía de nuestro país.

La estructura del comercio de nuestros países muestra con claridad la complementariedad de las tres economías. Si a ello se suma la competitividad de la oferta productiva argentina (agroindustrial, sector cárnico, autopartes, economía del conocimiento, entre otras) y la importante demanda de estos productos por parte de los consumidores chinos y rusos, se puede vislumbrar que el comercio crecerá rápidamente.

Argentina sabe leer bien el escenario internacional, la ecuación multipolar, el viro de la centralidad, la diversificación de superpotencias. Resulta una muestra muy clara en el mundo y eso hace bien, no hay lugar para posiciones imperiales, definitivas; en este sentido el presidente Alberto Fernández encomendó la tarea de profundizar las relaciones con ambos países a dos dirigentes que tienen basta trayectoria en las relaciones bilaterales con los respectivos países, como es el caso de Sabino Vaca Narvaja (China), un especialista en la temática relacionada con el país asiático, con una trayectoria destacable y en cuanto a Rusia respecta, Eduardo Zuaín fue nombrado embajador. Zuaín cuenta con una extensa carrera diplomática. Ambos tienen el encomendado del Presidente de la Nación de trabajar enérgicamente para un incremento de las exportaciones argentinas hacia esos destinos, como así también para la promoción de las inversiones en diferentes áreas y proyectos en territorio nacional.

La creciente presencia de China y Rusia en América Latina, fortalecida en la región en los últimos años, especialmente en Argentina durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (con una interrupción de cuatro años -era Macri-) y actualmente bajo la administración del presidente Alberto Fernández. El diálogo, el comercio y las relaciones entre países han resultado fructíferas para los protagonistas.

En el caso de China, es notorio el aumento de las inversiones, el surgimiento de la “Ruta de la seda”, que pone sobre la mesa el objetivo de la cooperación basada en los cinco pilares de la Iniciativa: cooperación política, desarrollo de infraestructura, inversiones y facilitación del comercio, integración financiera e intercambio cultural y social. El foco está puesto en la expansión de las vías de transporte y la conexión entre el interior y los océanos (enlaces y túneles ferroviarios bioceánicos), lo cual permita la facilitación y optimización del comercio, reduciendo costos y aumentando escalas.

Desde el punto de vista comercial, resulta una iniciativa colosal que busca generar la red de comercio global más grande que el mundo haya visto a lo largo de su historia. Logrando de esta manera el acceso a los bienes necesarios, en lo que configura una red de oportunidades mutuas.

Contra todo el pronóstico que indicaba que el comercio con China se limitaría solo a la compra de materias primas y productos agrícolas, las empresas chinas se están centrando paulatinamente en sectores como la industria automotriz, en lo que respecta energía atómica (días atrás se llevó a cabo una reunión entre funcionarios argentinos y representantes chinos para invertir en este rubro), el comercio electrónico y los negocios tecnológicos.

China tiene como premisa central, orientar todos los esfuerzos a ampliar las relaciones a largo plazo. Esto queda claro en los hechos, ya que además de las relaciones económicas, también se han ampliado las relaciones, institucionales, sociales, culturales deportivas y diplomáticas con nuestro país.

Mientras que para Rusia el aspecto comercial resulta de suma importancia, ve un papel más importante en la geopolítica. No obstante lo antes dicho (y sin introducirnos en la cuestión política de lleno) Rusia se encuentra entre los socios comerciales más importantes de América Latina.

Considerada una de las economías emergentes del planeta, con alto crecimiento y capacidad de resiliencia ante dificultades económicas, su participación en el comercio mundial viene creciendo en los últimos diez años a un ritmo superior al de cualquier otro, encaminándose a convertirse en una de las economías más preponderantes.

Argentina se perfiló a lo largo de los años como un buen socio comercial del país ruso, si bien no llega estar entre sus principales socios comerciales (como sí lo es China). La coyuntura económica actual, a raíz de la pandemia de Covid19, demanda encontrar oportunidades para fomentar las relaciones comerciales internacionales.

Rusia y Argentina han tratado históricamente ser aliados comerciales, cuestión que logró su apogeo durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, sufriendo una desaceleración en las relaciones durante el periodo 2015-2019, las cuales están volviendo a restablecerse actualmente durante la presidencia de Alberto Fernández.

Se busca focalizar en el objetivo de incrementar el comercio y las inversiones, el acceso a los mercados y la cooperación en los sectores de transporte ferroviario; energético; ciencia y tecnología; agro alimentos y requerimientos sanitarios; farmacéuticos; aduaneros, así como bancario, hacia la consolidación de un impulso superlativo en las relaciones comerciales entre los países.

Cabe destacar que las principales exportaciones Argentina a Rusia se dividen en: carnes y despojos (27%), seguido por frutas y cítricos (22%), lácteos (16%), pescados (10%), frutas secas y de cáscara (12%). Más del 97% de las exportaciones argentinas son productos alimenticios (44% de productos primarios y 53% de manufactura de origen agrícola). Es un desafío para la Argentina ampliar la oferta de productos a manufacturas con mayor valor agregado.

En conclusión, la coyuntura actual da un marco proclive para que la Argentina termine de afianzar alianzas estratégicas con dos de los países más pujantes del globo, aprovechando las oportunidades, que desde el punto de vista comercial ofrecen ambos destinos para ampliar la colocación de productos nacionales.

En este marco, y no acotando la relación al aspecto comercial, es una muy buena oportunidad de intercambiar tecnología, metodologías y técnicas en el campo productivo económico, social, político y cultural.

*Presidente y fundador de Comex Baires. Asesor de asuntos financieros del Sindicato de comercio de Lobos y Cañuelas. Lic en economía.

**Lic. En comercio Internacional. Lic. En Administración. Mg. Políticas Públicas y Desarrollo