Los muertos en la Plaza: un libro a 68 años del bombardeo que asesinó a más de 300 civiles

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    Cuando el antiperonismo bombardeó a civiles en Plaza de Mayo
VIOLENCIA ANTIPERONISTA

Los muertos en la Plaza: un libro a 68 años del bombardeo que asesinó a más de 300 civiles

16 Junio 2023

En la tarde del jueves 15 de junio, con motivo de la conmemoración del 68° aniversario del bombardeo genocida se presentó el libro "Los muertos de Plaza de Mayo", la actividad contó con la participación del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. En un recinto colmado por distintas generaciones, desde quienes fueron testigos de la masacre y la recuerdan a flor de piel hasta jóvenes estudiantes secundarios unidos en el cultivo de la memoria popular, el ex centro de detención tortura y exterminio conocido como "El infierno" fue sede este imprescindible ejercicio colectivo.

El 16 de junio de 1955 se perpetró el ataque terrorista más cruel, cobarde e impune que haya sufrido nuestro pueblo, sin embargo, lejos está de tener el lugar que le corresponde en el calendario oficial. Al mediodía de este jueves del horror cayeron las primeras de las cien bombas. La Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, pretendía asesinar al presidente Juan Domingo Perón junto a todo su gabinete y concretar un golpe de Estado para instalar un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz, dirigente de la UCR, Américo Ghioldi, del Partido Socialista, y Adolfo Vicchi, por el Partido Conservador.

Los ataques se realizaron en distintos vuelos entre las 12:40 y las 17:40 horas. La Casa Rosada, la Plaza de Mayo, el Departamento Central de Policía y la residencia presidencial (hoy Biblioteca Nacional) fueron los principales objetivos. Más de 350 víctimas fatales y más de dos mil heridos son el saldo de este hecho de inmensurable ruindad que es el inicio del desvelo por “desperonizar” el país, sueño macabro que incluirá en su afán atentados, persecuciones, fusilamientos, proscripciones, exilios, encarcelamientos, torturas, desapariciones, apropiación de hijas e hijos, todo tipo de violación a los derechos humanos. El racismo antiperonista se persigna, ultraja a Cristo y celebra la muerte.  Disfrazados de ovejas, los dueños del poder y sus lacayos, ofrecen un anticipo del horror que se proponen imponer.

La obra "Los muertos de Plaza de Mayo" (editada por Dunken), de Héctor De Arriba, es un libro que tiene por objetivo “darle vida a cada una de esas personas, ponerle rostro a quienes únicamente están presentes en nóminas”. Tras un arduo proceso de investigación que le llevó cinco años, pandemia de por medio, el autor ha logrado establecer contacto con las familias víctimas de la violencia antiperonista. Si bien el bombardeo, por su magnitud y falta de antecedentes a nivel mundial, ha sido el hecho que más relevancia ha tenido, aún siendo ínfima en relación a la implicancia, hay otros dos acontecimientos rescatados por De Arriba en su trabajo.

Los asesinatos de la madrugada del 18 de octubre de 1945: durante la desconcentración de los manifestantes tras la liberación del líder popular, dos jóvenes caen víctimas de disparos provenientes del edificio del diario Crítica contra las filas de estudiantes secundarios y universitarios, Darwin Passamonti y Francisco Ramos.

Las bombas en el subte del 15 de abril de 1953: durante un acto convocado por el gobierno para enfrentar el desabastecimiento, la especulación y la inflación, armas económicas con las que la oligarquía ataca la voluntad popular (estrategias de ayer y hoy), estallan dos bombas que producen la muerte de seis personas y cientos de heridos. Roque Carranza y Arturo Mathov, dirigentes de la UCR fueron identificados como los principales autores del atentado. Posteriormente, con la dictadura del 55, Carranza sería indultado y luego formaría parte de los gobiernos de Arturo Illía y del de Raúl Alfonsín.

Actualmente, una estación de la línea D del subterráneo de la ciudad de Buenos Aires lleva su nombre como homenaje. De Arriba en su libro reconstruye las vidas truncadas de esas seis víctimas.

El bombardeo del 55: en la investigación llevada a cabo por el autor podemos encontrar paradójicas historias de familias que se enemistan porque un primo descarga una bomba sobre otro, ambos antiperonistas, ahora aunados por el otro entre sí y hacia el peronismo, o el caso de la familia Ferrario, que ofrenda la sangre de su hija a la cruzada antipopular. Así también los testimonios en primera y tercera persona exponiendo la humanidad de cientos de personas a las que los ataques terroristas les quitaron y/o cambiaron la vida para siempre.

Héctor De Arriba es profesor de Historia e investigador independiente. Ejerció como docente y director en escuelas estatales y privadas de la zona sur del Gran Buenos Aires. Ha publicado más de diez libros que  abordan cuestiones relativas a acontecimientos históricos trascendentes y recibido distinciones de la Municipalidad  y Consejo Escolar de Florencio Varela, Dirección de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Fundación Buenos Aires- SIDA - CABA, entre otras.

La presentación contó con la presencia del intendente del municipio, el Ingeniero Jorge Ferraresi. De sus palabras compartidas podemos destacar: “La grieta va a estar siempre porque tiene que ver con distribuir. Debemos trabajar en la continuidad histórica de un movimiento que tiene más de 220 años, iniciada con Tupac Amarú. En aquel tiempo fue el oro, luego fueron los terratenientes y la expulsión del pobre. Es bueno poder reconstruir la historia para analizar el presente. Los principales dirigentes de la derecha hablan de exterminar al kirchnerismo. Para exterminar valen todos los métodos y es preocupante  que no hay reacción ante estos hechos.Se habló mucho de que es un tema de formas. Quieren hacernos creer que somos imperativos.

El peronismo es el hecho que complica a las derechas porque viene a poner en disputa la distribución de la riqueza. Es un tema de fondo, no de forma.Hoy estamos en una encrucijada. No fuimos tomando dimensión, pensamos que los golpes no volvían más y ahora tienen otras formas. Por eso es necesaria la memoria colectiva, memoria popular. Mientras uno sólo de los nuestros tenga convicciones, la correlación de fuerza no importa.