Teatro: "Madre Ficción" o escribir para volver

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CARTELERA TEATRAL

Teatro: "Madre Ficción" o escribir para volver

19 Octubre 2025

Toda escritura empieza con una deuda. Con algo que nos precede y nos llama: una voz, una lengua, una ausencia que pide volverse palabra. En Madre Ficción, esa deuda tiene dos raíces que se entrelazan. Una pertenece a la literatura —la tradición uruguaya, con sus nombres fundacionales, su tono melancólico, su conciencia de frontera—. La otra es íntima, doméstica, transmitida en la voz de una madre, en el relato de una abuela, en esas pequeñas historias que se dicen sin saber que, en realidad, se está fundando un mito.

El dramaturgo que intenta escribir para la Comedia Nacional de Montevideo parte de un encargo artístico, pero pronto se descubre escribiendo sobre sí mismo. Uruguay, el país al que quiere representar, no es un territorio ajeno: es una imagen heredada. No lo conoce por experiencia, sino por evocación. Es un país contado en sobremesas, en acentos, en nostalgias. En esas voces femeninas que armaron su infancia aparece una patria imaginada, una tierra construida con palabras antes que con pasos.

Y entonces, lo que parecía ser una búsqueda literaria se convierte en una búsqueda emocional. El escritor se da cuenta de que su historia está unida a la de las mujeres que vinieron antes: las que cruzaron el río, las que trabajaron el campo, las que se marcharon dejando atrás su paisaje. La literatura ya no puede separarse de la vida. La genealogía familiar irrumpe en la ficción como si viniera a reclamar su lugar en la historia.

Marcela Lagarde dice que las mujeres no nacen solas, sino dentro de una trama que las sostiene. Que toda mujer es hija de otras mujeres, aunque muchas veces no sepa sus nombres. En Madre Ficción, esa idea toma cuerpo: la abuela y la madre no son solo personajes del pasado, sino presencias que acompañan, que guían la escritura. El autor no las recuerda como figuras idealizadas, sino como parte viva de su identidad. Las nombra para no perderlas. Las hace aparecer en escena como quien enciende una lámpara en medio del río.

La obra se mueve entre la tierra uruguaya y la ciudad argentina, entre el destierro y el regreso.

La obra se mueve entre la tierra uruguaya y la ciudad argentina, entre el destierro y el regreso. En ese movimiento se dibuja una historia común a tantas familias del Río de la Plata: idas y vueltas, mudanzas, el rumor del río como frontera y como abrazo. Esas migraciones no solo transforman la geografía: también modifican la memoria, la forma en que nos contamos quiénes somos.

En esa deriva, escribir se vuelve un modo de volver. No al país que quedó atrás, sino al gesto de quienes lo habitaron. La escritura se convierte en una casa hecha de relatos, un espacio donde las palabras heredadas se mezclan con las propias. En lugar de seguir los grandes nombres de la literatura uruguaya, el autor elige seguir el hilo de su linaje, el relato de las mujeres que sostuvieron su mundo cuando todo se movía.

Esa es, en el fondo, la transformación central de Madre Ficción: el pasaje de una historia literaria hacia una historia encarnada. De los libros al cuerpo, de la tradición escrita a la tradición oral. En ese desplazamiento, la obra hace visible una verdad que no siempre se dice: que lo personal también funda cultura, que lo íntimo es una forma de historia.

Pero "Madre Ficción" no es solo una pieza de introspección o melancolía: es, sobre todo, una fiesta de risas y carcajadas.

Pero Madre Ficción no es solo una pieza de introspección o melancolía: es, sobre todo, una fiesta de risas y carcajadas. La duda del protagonista —su indecisión, su torpeza entrañable, su manera de convertir la crisis creativa en espectáculo— se vuelve fuente de humor y de vitalidad escénica. Hay algo profundamente liberador en ver cómo un hombre intenta comprender su herencia y, al hacerlo, se transforma en su propia comedia dramática.

En escena, los personajes entran y salen, los pensamientos se hacen cuerpo, la escritura se dice y se desdice. Todo sucede ante nuestros ojos, como si la obra se estuviera inventando en tiempo real. Las voces internas del autor se vuelven diálogos, los recuerdos se mezclan con la ficción, y lo que era un proceso íntimo se convierte en una experiencia colectiva.

La excelencia de las actuaciones potencia esa sensación de juego y de verdad simultánea. Cada intérprete encarna con precisión y frescura las múltiples capas del relato: el humor, la emoción, la ironía, la ternura. Lo que podría ser un drama de identidad se vuelve una celebración del teatro mismo, de su capacidad para transformar, la pérdida en risa, la búsqueda en comunidad.

El mito de origen ya no es el relato solemne de una nación, sino un relato vital, hecho de risas, dudas y afecto. Una historia que se representa, se desarma y se reconstruye ante nuestros ojos. En ese gesto, el protagonista encuentra su voz —no la que hereda de la literatura, sino la que hereda del amor—, y el público, sin saberlo, se ve reflejado en esas historias: las de sus madres, sus abuelas, sus propias raíces que también cruzaron ríos, fronteras o silencios.  

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Teatro Madre ficción
Foto: Sebastián Freire

La obra se presenta en el teatro Metropolitan los jueves de octubre y noviembre a las 22 horas.

Ficha técnica

Actuación: 
Diego Velázquez
Camila Peralta
Marcos Ferrante
Valeria Lois

Coreografía: Jazmín Titiunik

Escenografía: Rodrigo González Garillo

Música original: Ian Shifres

Prensa: Cecilia Gamboa

Producción general: Comedia Nacional de Montevideo y Compañía Teatro Futuro

Fotografía: Sebastián Freire

Asistencia de dirección: Pablo Cusenza

Dramaturgia: Mariano Tenconi Blanco

Dirección: Mariano Tenconi Blanco

Asistencia de producción: Florentina Messina

Producción: Carolina Castro

Vestuario: Mariana Seropian sobre un diseño original de Cecilia Bello y Johanna Bresque

Iluminación: Matías Sendón

Coordinación de montaje: Pablo Quiroga

Músico en vivo: Ian Shifres - Gonzalo Pérez