Rosario Bléfari: sutilezas formales

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Rosario Bléfari: sutilezas formales

29 Septiembre 2012

SUMARIO

CINE

Infancia Clandestina: historias del tiempo de la derrota

MÚSICA - TEATRO

Conferencia sobre nada: tributo experimental a John Cage

LETRAS

Los Demetrios: el Encuadramiento Peronista

La construcción del Partido Peronista

 

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“El gusto humano es conservador”

APU (Por Juan Ciucci): Nos interesaba, en este tiempo de las artes especializadas, que vos has tenido y tenés registro en varias de ellas, cómo te pensás en ese marco.  

Rosario Bléfari: Bueno, lo que veo es que cada vez es más lo natural, digamos, lo que suele pasar y le pasa a muchas personas. De hecho creo que siempre pasó eso. Lo que pasa es que tenía menos visibilidad, o crédito. Como el hecho de decir “Bueno, ¿a qué te dedicas? ¿Sos fotógrafo, pintor, qué sos?”. Siempre eso traía algún tipo de problema, por lo menos lo que yo vi, sobre todo en la primera juventud. Con los amigos y las amigas  que tenían distintos intereses, que les gustaba sacar fotos y también pintar. Ya esa pequeña dualidad, podía ser un problema a la hora de definirse como artista visual, incluso.

Pero después con el tiempo me parece que fue cambiando, y cada vez se acepta más. Igual siempre hay algo de eso, relacionado mas que nada con lo de hacer una carrera, con la parte más comercial del asunto. Con el artista que se vende, ahí es donde eso sigue siendo, y supongo seguirá siendo, un poco un escollo para el que tiene distintos intereses. Y que cambia, va cambiando y es difícil de etiquetar. Todo lo que es difícil de etiquetar es difícil de vender. “¿Esto qué es, un guante, una media, un gorro? Y, si te lo pones en la mano es un guante, si te lo pones en la cabeza es un gorro”. Es posible que no le vaya muy bien a eso en el mercado, por como es la comercialización de las cosas. Es terrible eso, como que todo tiene que estar definido y ser algo, cubrir una necesidad determinada.

APU: En ese marco por ahí toma más relevancia tu faceta musical, porque hay una industria más establecida.

RB: Claro, pero vos fíjate que dentro de eso también pasa, a nivel género, te tenés que definir. “¿Es rock, es pop? ¿Es rock qué, qué tipo de rock?¿Es indie, alternativo, heavy?” Cuanto más definido estás, es más fácil. Aquel que está escuchando y le gusta el hardcore tal, va a decir “Eso me interesa”. Es así, es terrible. Y si vos decís “este disco son canciones”, la respuesta es “pero qué tipo de canciones”. “Y, no sé” (risas).
El que tiene un interés determinado y definido es difícil que por eso se interese. Y eso pasa en la música, justamente porque hay una industria. Y se comercializa, como todas las artes que se comercializan. En un momento la persona quiere vivir de eso, porque es lo que le gusta hacer, entonces entra en relación con el dinero, con el intercambio del dinero y lo que haces. Tarde o temprano, al estar en una sociedad que se maneja de esa manera, en pequeño o en grande, independiente o como sea entra en relación con eso.

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APU: Ahí vos también tenés un conflicto, porque pasas de discos más enchufados a desenchufados.

RB: Sí, yo no lo vivo particularmente como un conflicto, porque pudiera ser conflictivo para la persona que a mí, ponele que tuviera una compañía que me vende y ahí sí les sería conflictivo. “Ahora Rosario qué capricho, que justo estábamos tratando de que se interesara un público más de las canciones, sale con una cosa ruidosa y eléctrica, rápida, que ahuyenta al que le gustaba lo otro”.
En general a la persona que le gusta algo, busca más de lo mismo. Saliéndonos de lo comercial, yendo al punto de los gustos, el gusto humano es conservador, lamentablemente es conservador. Y la curiosidad, el probar, el escuchar otras cosas muchas veces se confunde con la falta de personalidad. O a veces con que le da lo mismo, se sienta en la mesa y le ponen arroz y lo come, le ponen un bife y lo come. Eso también, como una especie de consumo indiscriminado, pero tampoco es eso. Es con lo que se puede confundir, a la curiosidad que prueba. “Quiero entrar en confianza hasta saber si me gusta o no, porque es distinto a lo que ya conocía”.

Pero pienso que el gusto humano es conservador, porque tiene que ver con la formación de una personalidad. Con ese momento de la adolescencia, supuestamente es un momento de rebeldía, de romper con todo; es un momento muy conservador, porque te aferras a una cosa determinada que sea bien definida. Y lo que no pertenece a eso, es posible que no quieras saber nada, o te burles, o lo deseches. Ya de movida el ser humano tiene eso de aferrarse a algo, tal vez por lo del miedo al vacío, a la muerte, supongo que debe ser por eso, obviamente.

Y vamos buscando siempre lo que ya nos gusta. Entonces yo como artista, como hacedora, por lo menos en la música, cuando parece que hay un cambio, yo como conservadora también, no lo vivo como un cambio, en realidad. Son sutilezas formales. Lo que me puede llegar a pasar en algunos momentos, es que al probar determinadas cosas... Por ejemplo en este disco Privilegio, que es un disco fuerte, rockero, en el sentido de la electricidad, de la formación clásica de una banda; también estoy buscando como algo que conocía, en un punto. Siempre es como una especie de retorno, o volver a poner en escena algo que aparentemente es nuevo por el paso anterior que se dic, pero todo va por el mismo lado. Si uno se fija en las letras,  en las canciones, en las melodías, hay una línea que no cambia., que se conserva inevitablemente.

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APU: ¿Volver a conformar bandas que te acompañan, lo sentís como volver sobre un espacio que ya conocías?

RB: Por eso digo, lo que aparentemente es un cambio, como que decís que vas a cambiar... La otra vez hablaba con un amigo pintor, como para darte un ejemplo de otra disciplina. Y me decía que todos le habían dicho de la muestra “cómo cambiaste, que giro inesperado”, y él decía “si es lo mismo que vengo haciendo de toda la vida”. En un punto para él es lo mismo, pero yo le decía que tenía que admitir que por ejemplo si predominaban los azules chorreados en la muestra anterior, yendo a lo primero que el ojo busca, y ahora hay un festival de colores cálidos, eso es lo que percibe la gente como un cambio. “Si, pero para mí es como un camino en el que vas, que se va desgranando en formas diferentes”, me decía.

Yo nunca pienso, te lo juro, este disco que viene va a ser así, completamente distinto al anterior. Al contrario, pienso qué vehículo va a ser el más apropiado para ese grupo de canciones que van a ir a ese disco. También pasa que cuando uno viene tocando con una banda, la banda es un poco siempre el vehículo. Los discos de bandas son por lo general más estables porque siempre están esas personas que tocan de determinada manera y por más que se propongan otra producción y venga otro productor, esas personas le van a imprimir una cosa a esa disco, que vos vas a reconocer el famoso sonido de los Stones, por ejemplo. Y por más que le den vueltas, a la voz por ejemplo, no hay forma de zafar de eso, cuando hay un sonido definido.

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APU: Vos trabajas en talleres de escritura, y ahora tenés un proyecto de canciones a pedido, y te metes con el tema de cómo se compone, algo que no es usual. Contanos cómo es ese proyecto.

RB: En realidad están relacionados porque era un ejercicio que yo solía dar en los talleres, que es elaborar un pedido de canción. A partir de ese pedido que elaboras como si vos necesitaras determinada canción o imaginaras que necesitas determinada canción. Y después haces la canción que te pediste. Sería como una manera solapada de decirte: primero planea la canción y después hacela; pero traer ese plan a través de una necesidad o un deseo, no especulada desde lo intelectual. Sino más bien es ver qué necesitaría, qué me gustaría, qué quisiera.

Yo siempre daba este ejercicio, y en un momento, en un taller relativamente nuevo que tengo, llegó el momento en que toca hacer ese ejercicio, lo hicieron y me quedé pensando que me daban ganas de hacerlo a mí. Una de las partes del ejercicio es hablar con la gente, con los amigos, con los cercanos, tratar de sonsacarles qué canción estarían necesitando; sin decírselo explícitamente, sino como charlando, qué le pasa a la otra persona. Y hacer las canciones para los demás, también, trabajar en función de los demás. Pero no como que quisieran escuchar una canción como la de los Strokes; no, como si vos realmente necesitaras una canción para comunicar algo o para contagiarle a otro determinada emoción. O para decir algo que no podrías decir de otra manera, que necesitaría ser dicho de una manera especial.

Ahí puse un aviso de que estaba buscando pedidos de canciones, que me pidieran. Y pensando que me iban a escribir muy pocas personas, me escribieron un montón y lo tuve incluso que cerrar en un momento porque se desbordaba. Yo no iba a pode hacer tantas canciones. También empezó a suceder que los pedidos eran urgentes, o alguno llegó a caducar, que me dijeron “retiro el pedido porque ya pasó la situación”. Estoy haciendo esas canciones, en un momento pensé a lo mejor convocar a otros músicos, porque no iba a poder hacerlas todas. Tengo muchas cosas que resolver, por ejemplo no sé cómo se entrega. Una persona me decía medio alterada “¿pero qué vas a hacer, le vas a dar la canción?”. Darle la canción es simbólico, en qué se la vas a dar; ¿se la vas a dar como una escritura, como si fuese una casa? A esta persona con la que hablaba le preocupaba la propiedad de la canción; no, la canción es mía (risas), a nivel de propiedad intelectual es mía. Yo la hago para esa persona, creo que lo que le interesa al otro cuando me lo pide es, o debería ser, que la canción cubra su necesidad, no tener una cuenta en SADAIC. Como que en un momento me decían “algunos te van a reclamar”, si alguno me reclama eso está loco, no sé, le digo “mira, te equivocaste, no era eso” (risas). Yo te pregunté ¿necesitas una canción?, “sí, necesito una canción para superar el miedo”; listo, acá está la canción.

Cómo la entrego es lo que me preocupa a mí, que no son los derechos de autor, me preocupa en el sentido que estoy pensando cómo hacerlo. Si es que un día sale un grupo, por ejemplo. Listo, tengo 15 y salen; o se le aviso a las personas que me pidieron, “esta es para tal o cual”. Pero yo me lancé a hacerlo así, a resolver en el camino, por eso abrí como una especie de diario de cómo lo voy haciendo, y las dificultades que me voy encontrando. La última entrada es esa dificultad. Después sigo trabajando, obviamente después voy a tener que grabar, me di cuenta que es una cosa que necesita que me apure, también. Yo también podría decir “listo, ya tengo los pedidos de canciones, ahora no importa ya cuánto tarde, por ahí lo termino en 10 años”. Pero si quiero que realmente cumpla con la misión de darle algo a la necesidad de quien la pidió, me tengo que apurar.

APU: Las necesidades tienen sus tiempos.

RB: Obviamente, si vos tenés que pedirle a un amigo perdón por algo que pasó, si yo tardo 10 años capaz a esa persona ya no la ves más, o se recontra pelearon, o ya se lo pediste un día y se terminó todo.

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APU: ¿Cómo te llevas con las nuevas tecnologías, y con el formato disco? Privilegio salió el año pasado y lo presentaste este año. ¿Cómo ves que va a ser ese futuro?

RB: Es todo un tema, porque me pasó por primera vez que.. .el concepto de disco lo sigo teniendo. Digamos que las canciones a pedido pueden ser un disco. También tengo discos esperando, en el sentido de grupos de temas que sé que conforman un disco, tengo por lo menos dos seguro. Como concepto de álbum, todavía soy conservadora, lo mantengo porque me gusta. Me parecen como los capítulos de un libro, me sigue siendo atractiva la idea de un grupo de canciones que no es sólo un rejunte caprichoso porque entraba esa duración en el soporte que esté en este momento en boga...

APU: Incluso a veces depende del formato, o un simple, o un LP, o un CD...

RB: Pero muchas veces en algunos otros géneros pasa que según el formato, se armaba la obra en función de eso. Se sacaban los simples, o había que juntar diez temas de tantos minutos que era lo que entraba para aprovechar el tiempo. A mí me gusta como obra la idea de un grupo de temas, pero en cuanto a lo material, al CD en particular, no me imagino la verdad si el próximo disco será así. Por otro lado me daría como pena dejar de hacerlo, también. Por ejemplo cuando yo viajo o voy a algún lugar, y llevo el disco, llevarlo como objeto y entregarlo todavía sigue siendo algo muy vigente, no caducó en ese sentido. Por más que la misma persona a la que se lo dé, escuche todo en MP3 en el celular; igual vienen y me compran los discos, o yo se los regalo. Noto que está igual que siempre, esa cuestión con el disco en sí. Entonces me daría pena no tenerlos.

Me acuerdo cuando el cassette murió, que ahora también resucita por momentos, que muchos hacían el cassette y el CD, y era como triste no hacer más el cassette. También pasa con el vinilo, en Europa en el sello que yo edité un par de discos, que se llama Mónica, es un sello de Berlín; a la directora del sello le pasaba que ella tenía todos los discos en CD y en vinilo. La última vez que la vi, ya hace como tres años, me dijo que no sabía si iba a poder seguir haciendo los vinilos porque ya se le hacía caro, ya no se vendía tanto. Había pasado el furor del vinilo, resucitado. Y le daba pena al mismo tiempo ya no tener determinados títulos, que ya no iban a estar en vinilo, y ya los otros no se iban a reeditar. Esos momentos en que deja de existir ese formato es triste, y tampoco lo podés sostener a troche y moche. Pero por otro lado yo siento que los sigo moviendo a los discos; la verdad no sé que voy a hacer en los próximos discos. No me gustaría que fuera sólo virtual, tal vez algún soporte... Tampoco me gusta demasiado algo que pasa ahora que viene el disco con cosas, viste, con las antiparras con el nombre del grupo (risas), me parece todo eso cualquiera, como regalos. Como si tuvieran que regalar algo para que compres un disco, para eso que no se fabriquen más directamente, y chau.

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Canciones En la terraza

Sonido Ambiente