Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado en La Plata: la fiesta redonda de nunca acabar

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    Los Fundamentalistas en La Plata
    Foto: Chano Giusti
CRÓNICA

Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado en La Plata: la fiesta redonda de nunca acabar

14 Diciembre 2025
“Redondos son el público, no los del escenario”. Indio Solari.

El fin de semana pasado en el Estadio Único “Diego Armando Maradona” de La Plata, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda del Indio Solari, festejó sus 20 años de existencia. Ya sin el Indio, el grupo que lo acompañó hasta su último recital en Olavarría en 2017, volvió a demostrar por qué se convirtieron en uno de los herederos de la tradición ricotera.

La masividad del fenómeno de los Redondos nació con el amanecer de los 90. Se despertó con ese andar por el lado de la rebeldía, la contracultura y por qué no también del amor. Todo lo que teníamos alrededor se nos estaba dando. Lo propio era entrar en una suerte de juego que por un rato nos permitiera modificar el relieve social sobre el que caminaba la monotonía de esos días. Eran momentos de avalanchas internacionales debajo de las cuales quedaba aplastada nuestra cultura.

Eran los 90, para nosotros era tratar de despertar a la década antes de que nos matara sin sueños. Entonces creíamos mejor encontrar un refugio en el rock que nos conmovía no solo por la música sino también y sobre todo, por sentirnos parte.

En el show del sábado pasado en La Plata nos tocó repasar casi 35 años de Redondos.

Gracias a que apareció el Indio en las pantallas con el maldito “Mister Parkinson” a cuestas nos dimos cuenta que el sueño no se acabó como nos dijeron pero si que ya se tornó en la era de la madurez.

Si todo fuera como entonces podríamos volver a sentir el calor de las noches de mayo en el microestadio de Lanús, o las avalanchas de Racing, sacudidas por el estupor del rock en la edad justa. Era el tiempo en que se incubaba la entrega del país, por eso la resistencia de los que querían resistir.

Hoy estamos en otro tiempo. No tan distinto a los 90, por eso se hacen necesarios los encuentros, los rituales, esos en los que quedan plasmadas sensaciones que trascienden a los años y a las edades.

En el “Diego Maradona” hubo una notoria presencia de jóvenes y adolescentes. Se los veía emocionados y contentos, señal de que aún hay con qué pasar buenos momentos.

Los Fundamentalistas supieron ponerse encima la mística ricotera, esa que desde abajo del escenario los “redonditos” agitaron con banderas y cánticos alusivos.

“Damas y caballeros, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado”

Cerca de las 22 h se apagaron las luces del estadio y se encendió la clásica música tribal como señal del inminente comienzo. Luego de la voz del Indio con “Damas y caballeros, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado”, arrancó la fiesta.

Como es costumbre el set de temas estuvo mechado por canciones de Los Redondos con las del Indio solista, pero esta vez al cumplirse los 20 años desde la presentación de El Tesoro de los Inocentes, el repaso del primer álbum de Los Fundamentalistas fue completo.

El tercer tema, luego de “Un par de fantasmas” y de “Todo preso es político” fue “Nike es la cultura” y la voz del Indio cantando su primer tema solista.

Uno de los puntos más altos del show fue cuando a través de las pantallas se proyectó la imagen del Indio en su estudio Luzbola junto a los músicos cantando “Pool, Averna y Papusa”, una canción de Momo Sampler, la última placa de los Redondos. Esa canción, especie de blues rock, pegó profundo en las huestes ricoteras.

La valentía del Indio le había permitido presentarse tal y como está, con 76 años y a pesar de la “maldita enfermedad” que lo tiene recluido del escenario, el lugar donde más de una vez dijo que “todo está a mi favor”.

Por momentos la atmósfera en La Plata se tiñó con la densidad y la profundidad imparcial implícitos en la mayoría de las canciones del “Tesoro de los Inocentes (bingo fuel)”. Sonaron “La muerte y yo” y “Pabellón Séptimo” entre otros como placeres oscuros de una noche especial.

También hubo momentos para bailar y recordarnos en aquella juventud de “Tarea Fina” o “El infierno está encantador”.

Con una performance a la altura del lugar al que fueron convocados Los Fundamentalistas no fallaron a la cita y mucho menos al público que colmó “El único” dos noches seguidas. De modo profesional, como otras veces, supieron ponerse encima la mística ricotera, esa que desde abajo del escenario los “redonditos” agitaron con banderas y cánticos alusivos.

Antes del cierre con “Flight 956” y el clásico pogo con “Ji ji ji”, el Indio volvió a las pantallas para darle su agradecimiento al público. Se excusó de no poder estar presente por “causas que ya todos saben” y se despidió.

Nos fuimos del estadio.

Al calor de casi tres horas de rock le siguió un frío extraño para el momento. Habíamos asistido, fuimos  parte de otro momento único en esa relación que comenzó hace muchos años, con la que muchos crecimos. Fue otra fiesta, distinta, sincera como siempre pero distinta.