Robotech, adhesión y resistencia cultural

Robotech, adhesión y resistencia cultural

16 Febrero 2014

Por Carla Moriana

Una comunión de generaciones que soñábamos con un futuro tecnológico y compartíamos pesadillas apocalípticas. Protocultura, Ciencia ficción, Los Maestros de la Robotecnia, Clones, Romanticismo, épica y tragedia.

Personajes de tragedia y una generación de los ochenta que siguió cada capítulo. Robotech es la conjunción forzada, de tres series de anime japonés, que se convierten en una franquicia norteamericana. Música electrónica de finales del siglo XX, bandas sonoras de las batallas, los momentos melancólicos de los personajes, las órdenes de los superiores y los encuentros románticos. El género de anime es una adaptación del manga, la historieta japonesa, un estilo de historieta de difusión masiva en Japón, surgida en el siglo XIX en la conjunción del comic norteamericano y el dibujo tradicional japonés; este último ligado a la narración histórica, pedagógica y moral. El tiempo del manga es lento, las escenas tienen cierto carácter de densidad pensativa, melancólica y filosófica; ese mismo tiempo se traduce al anime donde llevan minutos detenidos antes del enfrentamiento, repasando sus pensamientos, cada personaje narra la historia desde su lugar. Logrado técnicamente por medio de usar menos dibujos entre escena y escena.

Este relato es una historia de cruzados entre dos grandes generadores de fenómenos pop como son Japón y Estados Unidos, de ese cruce surge Robotech, no como una adaptación cultural sino como una intencional forma de succionar una cultura particular y expulsarla hacia un capitalismo atroz. Sin caer en la inocencia de pensar que Japón sea anticapitalista, ni capitalista extremo, sin duda una nación con las complejidades lógicas del Siglo XX, y herencia del Siglo XXI.

Los personajes de la serie acompañaron la infancia y adolescencia de muchos argentinos, los primeros capítulos pudimos verlos a través de la televisión boliviana, diez años más tarde descubriríamos la versión impresa de la serie. Con la llegada masiva de internet y el nuevo milenio descubrimos todas las demás versiones, apócrifas para el público puritano, el verdadero origen de la saga e incluso las versiones hentai de la serie.

Recordemos que en ese momento también resurgía después de la censura militar: la Historieta  Argentina en con la Revista Fierro(1984) y en más sintonía con la ciencia ficción se re-imprimió por los ochenta El Eternauta(1982), la historieta más famosa de Héctor Germán Oesterheld, sobre una guerra intergaláctica en Argentina, un grupo comando improvisado- pero preparado -de amigos en un barrio de Buenos Aires, y las reminiscencias directa de la desaparición, dictadura, recuperación y pérdida de memoria, que vuelven su relato crítico e intemporal. A diferencia del colonialismo cultural que construyen las importantes cadenas de reproducción de entretenimiento; las series de los ochenta generaron una adhesión y una resistencia propicia para la aparición de grandes dibujantes argentinos, esa rica y rigurosa construcción de un producto cultural sin desperdicio, no se vio reflejada en la televisión argentina que por ese entonces; no tenía demasiados elementos para constituir una emprendimiento animado. Recién en los 90 a través de Caloi en su tinta por Canal 7,  se vería pequeña luz de resistencia para la animación argentina. Después  de tantos años sin espacio representativo  llego PAKA PAKA, una oportunidad de generar productos de calidad y de interés masivo que promuevan la industria nacional de la animación. El futuro ya llego Micromianos y de nosotros depende ser parte de él.