Poesía trap con nombre propio

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Poesía trap con nombre propio

07 Junio 2020

Fotos: tapa, Silvina Grosso. Cuerpo nota, Ignacio Pedernera

Por Ezequiel Palacios

 

 

Juan Coronel se autodefine como poeta trap. No sabe lo que es el amor pero sabe que tiene 30 años y que nació en Almagro y vivió toda su vida en Talar. El barrio más parecido a la Aberdeen de Kurt Cobain. Juan se considera un poeta más allá de su ritmo. La impronta es su fuerte y su verborragia recuerda incesante a esos libros nocturnos de Panero, Brautigan o José Sbarra. Esas nieblas preciosas que le regalaron Soriano, Sábato, Murakami o Palahniuk.

 

Tiene publicados cinco libros

Frágil caballo (2015, Santos Locos),

Fiebre (2015, Centro y Fuga),

Murió campera  (2017, Gato Misántropo),

Tramadol (2018, Rama Dorada)

Un millón de Charlys Garcías sobrios (2019, Gato Misántropo).

 

Su penar no descansa y en la última brújula encontró su perdición. Amante de la buena comida, el alcohol barato y las personas sinceras, él abre las puertas de su cuerpo-hogar y te invita a reconocerte en sus poemas alterados por la droga de su soledad.

Agencia Paco Urondo: ¿Qué te acercó al Trap?

Juan Coronel: Musicalmente el trap me gusta. No es algo que esté trabajando ahora. Estoy más cerca al hardcore y al punk.

Tengo una canción de trap, me gusta mucho el ritmo de las palabras. Creo que hay un juego ahí, un desorden de sentido de las cosas.

Hace poco leía a Jean Cocteau, el libro Opio, y ahí hablaba sobre desfigurar el lenguaje.

Creo que el trap tiene eso. Desfigura el lenguaje, crea su propio lunfardo y su propio estilo de calle. Letras con vivencias de barrio: juventud y adolescencia y delincuencia que hace que se rompa el lenguaje poético. Se desfigura y crea un nuevo mundo.

Eso por un lado, y por otro, me gusta el sonido. El sonido es nuevo, muy parecido al rap con un tempo más rápido, por decirlo de algún modo.

APU: ¿Cuál fue la razón por la que te acercaste a la escritura? Digo, al margen de las respuestas obvias, para trascender o porque puedo, cosas que tienen más que ver con el ego.

JC: Empecé a escribir a mis 18, cuando todos se iban a Bariloche de viaje de egresados, yo me quedaba en la ciudad y no quería ir con nadie porque no me sentía a gusto con los chicos que iban a bailar a boliches a besar mujeres u hombres. No me sentía a gusto con todo eso. No me sentía cómodo o muy acorde a mi edad.

Empiezo a escribir de forma repulsiva, vomitiva. Como si fuera a contarle algo a un psicólogo y como si yo fuera ese psicólogo. También sin ánimo de demagogia, creo que la literatura es una puerta de salida a muchas verdades. Me gusta mucho la metafísica, el incendio de las cosas. Romper con el ego, ponerse a un costado y mirarse hasta cuanta miseria podemos aguantar. Cuánto nos podemos sentir identificados con el otro. Muchas veces creo  que en el medio de la paranoia, podemos llegar a decir que el infierno es el otro. Adentro nuestro tenemos bastante fuego también. No podemos ser mezquinos y decir que el otro tiene la culpa.

La literatura la uso como puerta de salida a un patio que no sé cuál es, pero espero que no sea este. Si este es el patio sería la muerte misma todo el tiempo.

Empecé a escribir cuando la chica que me gustaba estaba con un flogger. Yo era muy pendejo y no me animaba a acercarme de otra manera con esa chica.

Por aquel entonces empecé a escuchar mucho Bob Dylan y The Doors, Spinetta, Jonny Cash, Leonard Cohen. Mucha música que me influenciaba y traduje a mi manera.

Enlace para descarga de Fragil Caballo

 

APU: Poesía como puerta de salida y entrada, el patio, la metafísica, la chica que te gustaba, todo eso es como un desdoblamiento. En este sentido ¿qué es poesía para vos?

JC: Podría decir que poesía es desarmar el concepto que nos dieron como poesía. Nietzsche decía que había dos tipos de inteligencia (aunque ahora sabemos que muchas más), la inteligencia emocional y la intelectual. La inteligencia emocional pareciera que no acapara tantos conceptos, puede desligarse y estar mas allá del bien y del mal. Sin embargo la inteligencia intelectual tiene una vara para discernir entre lo que está bien y está mal.

Poesía es una morgue, donde revisás el cuerpo de un muerto: el poema. Y sin ponerme tan animosamente oscuro puedo definir poesía como un sentido propio de interpretación de las cosas y la experiencia. De desobediencia. La poesía tiene descripciones y rebeldías. Le da un sentido y a la vez se lo quita. La poesía juega con eso. Es tu propia voz.

Después de leer a varios autores, compositores, letristas uno quiere ser auténtico, ser uno solo,  formarse y diferenciarse de todo eso con lo que se nutrió.

Rimbaund, Bukowsky, Baudelaire, Ginsberg existieron una sola vez. El artista, el poeta, además de vidente, tiene que ser autentico decía Rimbaud, tener su propia voz, no vas a repartir tus tumbas cuando te mueras.

 

APU: A veces pienso que escribir poesía es como un Tetris imaginario, en ese juego las piezas encajan solas, naturalmente, tiene que ver con cómo mirás el afuera y el adentro. En tu poesía hay un fuerte contenido de bronca y decepción, ¿qué te impulsa a escribir de la manera que lo hacés?

JC: Es una pregunta compleja, porque nunca me lo plantee a mí mismo. Creo que el impulso fuerte nace de una falta de amor hacia el mundo. Me gustan las imágenes, creo que me hubiese gustado haber sido pintor. El impulso nace porque no puedo estar en la voz de otra persona y no puedo pensar por el otro. Puedo llegar a sentir parecido y desde ahí me impulsa el dolor ajeno. El dolor propio. El dolor del mundo. Me impulsa la bronca de que matar a policía no fuese legal. Me impulsa la discriminación a los negros, a los villeros, los chorros, los parias, los gitanos. Me impulsa ponerme del lado de los que perdieron todo. Tiene mucho que ver con la educación que tuve: colegios privados de arte donde algunos enseñaban de manera dictatorial.

Tuve una familia que me cuido de manera muy especial con mucho amor, pero también con una forma muy verticalista de ver la vida. Y romper con eso me impulsa a escribir poesía. No quiero que el poema quede solo plasmado en una hoja sino que el poema sea también el arte de la cosa. Que la cosa tenga su forma y ahí aprovechar todo lo que nos influenció la literatura, el cine, la música. La poesía me sirve para aprovechar todo lo que aprendí. Como decías en la pregunta, el tetris está ahí, solo tenes que bajar esa información y no baja todo el tiempo.

 

APU: Pareciera que es necesario que haya dolor en la poesía

JC: Si no hay dolor el blando el mensaje, siento eso.

(Enlace de descarga Murió Campera)

 

APU: ¿Cómo medias la poesía y su puerta de salida a un lugar que buscas y está copado, con la otra parte, con la realidad de tener que levantarte a las 5am para ir a laburar a una fabrica o cualquier actividad que no tiene nada que ver con la escritura?

JC: Estoy bastante acostumbrado. La literatura nunca me pareció ajena al hecho de trabajar. Hacemos cosas que no nos gustan y en eso también hay poesía. Estamos haciendo un trabajo mental y emocional de soportar la sofocación de sobrevivir. Pero sin embargo, veo un cierto reflejo entre esos laburos que no tienen nada que ver con uno y la literatura, donde subsistir o sobrevivir está ligado.

Obviamente es poco común hablar de poesía con tu jefe, capaz no tiene nada que ver o piensa que estás loco. Mucha gente ajena a la literatura o al mambo del arte es más propensa a señalarte.

Siempre trate de acoplarme. Incluso en mis trabajos me hacía tiempo para armar un evento y el fin de semana explotarla. Con redes o sin redes sociales siempre esta bueno armar eventos. En 2019 presente mi último libro e hice varias presentaciones con más de 200 personas, de capital, Benavidez, Pacheco, San Miguel, La Paloma.

Para mí, tiene mucho que ver el trabajo diario con el trabajo diario poético.

 

APU: Ya que nombraste un par de barrios tengo siempre una imagen recuerdo de referencia poética que es la ribera de Sarandí, el vino de La Costa, los primeros bardos en la adolescencia. ¿Qué significa El Talar para vos?

JC: Talar me da la referencia de mi infancia, las ranchadas en las taperas o jugar a la pelota con amigos y primos. Armar torneos interbarriales de pibe. La noche también. Las drogas y el alcohol. Talar es un viaje espiritual: los amigos, la plaza, las esquinas. Nunca tuve inconvenientes en leerle un poema a un transa. También tengo un lado muy geminiano, a pesar de ser escorpiano, de ser un outsider: Si el Día de la Primavera me das a elegir hacer un picnic o encerrarme en un galpón a hacer música, voy a elegir la segunda opción siempre. 

Talar me da mucha tranquilidad que no necesito.  Y digo tranquilidad, porque Talar es un pueblo muy chiquito, imaginate que no tenemos ni teatro o cine. Tiene palmeras nomas. Pero ahí están todos mis amigos, que a decir verdad todos ellos fueron más outsider que yo y mas borrachos y mas drogados. Todo eso no lo puedo dejar afuera porque es lo que me influenció.

 

APU: Talar es un barrio nuevo y además muy controlado y con poca actividad cultural, por decirlo de algún modo.

JC: Si, Talar tiene muchas cámaras pero no sé si funcionan, somos tan dejados. Movida cultural, si no la hace el barrio no la hace nadie. Hay muy buenos artistas, muy buenos músicos y escritores. Pero lo bueno siempre es under. Si esperas la propuesta del municipio te vas a morir escuchando a Valeria Lynch o a Montaner en la plaza. Puede pasar que te den equipos, si sos buenito y haces buena letra, pero no hay eventos que nos incluyan.

Nosotros en 2014 hacíamos un evento en Talar que se llamaba La Casa en Movimiento, tenía muy buena convocatoria y se dejo de hacer porque empezó a caer la barra de Tigre a ranchear con nosotros. Era muy loco que la barra brava de Tigre viniera a escuchar poesía jajaja. Pero la policía empezó a caer y dejamos de hacerlo.

 

APU: ¿Vos sos un hacedor cultural, contanos qué es Tundra?

JC: Tundra es un conjunto de rock donde hacemos poesía, las cantamos con estribillos, con historia y surrealismo. Riff de guitarras estridentes. Batería simple. Es una banda cancionera, con mucha rabia y también con sus valores. No pagamos por tocar en ningún lado.

Tundra es una unión de amigos haciendo música y poesía.

APU: Para terminar, paso siempre por esta pregunta, ¿qué vinculo o relación tenés con la muerte?

JC: Mi relación con la muerte, es un vínculo de pelea. Suelo tener ataques de pánico a veces o pensamientos oscuros sobre eso. No me queda otra más que la aceptación. Aceptar que las personas que me rodean no van a estar más en algún momento. Que todo se va a desarmar. Que somos finitos y tenemos fecha de vencimiento.

Estoy en un enfrentamiento constante en mi cabeza, con lo que sé que es y no es. Le tengo mucho respeto y a su vez trato de ser desobediente la mayor parte del tiempo posible. Robarle todo el tiempo posible. No me queda otra que escribirlo para seguir existiendo. Hay algunos miedos también.