"Perón fue quien más conoció a mi padre"

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"Perón fue quien más conoció a mi padre"

15 Agosto 2013

Por Enrique De la Calle

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuándo te acercás a la historia de tu viejo, teniendo en cuenta que hay momentos de su vida que tuviste que reconstruir después de su muerte?

Víctor Julio Gallego Soto: Hasta el momento en que se produce su desaparición, íbamos juntos en la vida, digamos. Tenía 21 años y el tiempo que podía haber llegado a conocerlo fue interrumpido por su secuestro. De cualquier modo, para mi viejo no fue fácil acercar a su hijo a una situación o posición ideológica determinada, porque su militancia, en el contexto en que se dio, era riesgosa para su propio hijo.

Mi padre tenía una muy clara convicción de dónde estaba parado a partir de hechos determinantes en su vida. Primero, porque humanamente sus propios genes eran de un tipo absolutamente sensible, para mi viejo la condición social no existía. No tenía diferencias sociales, podía estar sentado con cualquiera y compartir exactamente igual con la misma naturalidad.

APU: Esa relación con esa historia, con su militancia, su vínculo con el peronismo resistente. ¿Cuándo la reconstruiste?

VJGS: Era chico, imaginate que a los 7 u 8 años, ningún chico está deambulando por ciudades, colegios y circunstancias, viajando, yendo o viniendo. El olor a política desde muy chiquito estuvo impregnado en mi vida. Por otra parte yo sentía una gran admiración por mi padre, quizás inculcada por mi vieja, por su forma de ser. Mi vida transcurre en la adolescencia pero siempre tuve un respeto muy particular por mi viejo. Con él nunca tuve diferencias generacionales.

Lo que sucede es que el hecho de su desaparición, primero me desorienta porque la desaparición podía haber venido de cualquiera. Los primeros años posteriores a su secuestro por la dictadura militar los pasé un poco desorientado y además acá había como una anestesia en la sociedad. Nunca pude dejar de hablar de él, aunque siempre fui bombardeado para no poder hacerlo; siempre debí enfrentarme a una indiferencia muy grande.

APU: ¿Por qué creés que la historia de tu vieja es tan poco conocida en el peronismo?

VJGS: Lo que pasa es que no sé si no es conocida. La cabeza del peronismo, es decir Perón, es quien conoció más a mi padre. Creo que no hubo intermediarios, interlocutores, entre Perón y mi padre, la relación era persona con persona, las gestiones eran directas y lo que se cruzaba en el medio estaba fuera de contexto. Mi viejo no era un tipo que buscaba un cargo público. Si lo analizás desde el punto de vista de la especulación, qué gran negocio hubiese sido quedarse con eso. Mi viejo pudo mantener una posición económica sólida, cómoda. Además, venía de una situación familiar holgada normal, no exuberante pero normal. De repente  decide bajarse de eso, resigna todo eso y se mete en una lucha personal, en el contexto de la resistencia peronista. No sé cuantas personas encontrás en el camino que estén en la misma posición y deciden arriesgarlo todo.

APU: ¿Cómo explicás ese sentimiento por el peronismo, por Perón, de tu padre?

VJGS: Mi viejo ve al peronismo desde su propia convicción. Creo que vio, siendo un tipo de 35 años, a un hombre como Perón en su primera época (durante sus primeros gobiernos), que lleva adelante una bandera de justicia social, la comparte, se acerca y hace cosas. Creo que esto es lo que lo lleva a militar en el peronismo. Mi padre trabajó en diferentes proyectos para consolidar la Patria Grande, él se entusiasmo mucho con acuerdos que Perón estableció con diferentes países de la región, principalmente Chile y Brasil.

APU: ¿Cómo quisieras que recordaran a tu viejo?

VJGS: Tenía una personalidad coherente, llena de ideales, que como hijo pude observar en su comportamiento. Hablaba con sus silencios, bajaba la vista ante los halagos y levantaba la frente ante los desafios. Difícil que diera un paso hacia atrás. Nunca me facilitó el ejemplo.

Debo decirte que mil veces intenté comprender el por qué de su destino físico y del tormento al que se lo ha de haber sometido. He buscado respuestas desde distintas perspectivas. He intentado repasar su vida en mi memoria para hallar la causa. He intentado atravesar el terreno espinoso de pretender encontrar en sus acciones, algo que fundara reproches a su accionar.

Y no alcancé ninguno de esos objetivos. Nada me permitió desmoronar su recuerdo. Salió airoso de cada uno de mis razonamientos. Por supuesto que su cosecha es modesta. Habla, solamente, su hijo. Pero nadie podrá sacarme de la memoria y del corazón el recuerdo de su nobleza y generosidad.

Por lo demás comparto sus ideales. Quise explicarlos mientras pedía por él. Y se me impidió. No se me escucho. No fui convincente. No alcancé a torcer su destino. No pude salvarlo. Como quisimos hacerlo todos los que buscamos a nuestros desaparecidos.