Mujeres y Malvinas: “Es tiempo de que el país salde la enorme deuda que tiene con ellas”

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Mujeres y Malvinas: “Es tiempo de que el país salde la enorme deuda que tiene con ellas”

12 Abril 2020

Por Álvaro Erices

Como poesía inesperada y hermosa estrella fugaz que aparece fulgurante en un firmamento nebuloso producto de la pandemia mundial, el reciente 2 de abril fue publicado en YouTube un corto-documental que le hace justicia al recuerdo de las estudiantes navales que en plena Guerra de Malvinas colaboraron en la asistencia a heridos en el Hospital de la Base Naval Puerto Belgrano. Sus edades en ese momento rondaban apenas entre los 16 y los 21 años.

Las aspirantes, cuyo adelanto se puede visualizar aquí, fue dirigido en 2017 a instancias de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) por la realizadora de cine Gretel Suárez, nacida en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires. Se recibió en 2018 y ahora vive en Villa Crespo, CABA. “El corto-documental surgió adentro de la escuela de cine a modo de tesis junto a otres compañeres. Nos ha dado grandes satisfacciones, pero también reside en su contenido una enorme responsabilidad para con las mujeres de Malvinas”, asevera Gretel.

Durante más de tres décadas Virginia Bonilla, Nancy Castro, Claudia Patricia “Pato” Lorenzini (fallecida en 2017), Nancy Stancato, Sonia Bonino, Ale Rossini y muchas valientes mujeres, fueron directamente esquivadas por la historia e ignoradas por gran parte de la ciudadanía.

No reconocidas por la institucionalidad nacional, con el devenir del tiempo las han llegado a tratar de “mentirosas” y muchas cosas más por no haber sido “combatientes” o no haber estado a bordo del buque rompehielos Almirante Irízar que sirvió de hospital flotante cercano a la zona de conflicto. Pero ellas sí participaron y sí vivieron el horror de ver la muerte frente a frente en los rostros de los pibes amputados y desnutridos por la guerra.

A pesar de la omisión y el extendido silencio del que han sido protagonistas, solo en 2015 recibieron un homenaje por parte de la CTA-Autónoma, en 2017 ATE Nacional y la Asociación de Judiciales Bonaerenses las honraron y, por otro lado, algunos municipios les han otorgado diplomas de reconocimiento; eso y otros eventos aislados. Sin embargo, ellas tienen mucho más para contar en su lucha contra la indiferencia social. Su objetivo es ser reconocidas por el Estado nacional como personas que, con lo mucho o poco que sabían a su corta edad, desde la enfermería hicieron un aporte al país. 

Agencia Paco Urondo: ¿Qué pensás de la unión entre cine y feminismo?

Gretel Suárez: Soy parte de la lucha colectiva por la liberación social y laboral de la mujer y sus derechos. Quizás no sostenga una militancia tan activa como me gustaría tenerla, pero igualmente mi propósito como tal es militar desde el cine contando historias de mujeres como protagonistas desde nuestra propia perspectiva. Deconstruir a ese cine patriarcal que nos ha dado siempre una imagen de mujeres objeto con ideales hegemónicos que distan mucho de nuestras realidades, ya que hemos sido, y somos, estereotipadas como subordinadas a un “hombre” con perfiles despectivos que alimentan la violencia doméstica y nos alejan como pares tanto en lo social como en lo laboral.

APU: ¿Qué tipo de cine te gusta?

GS: Me gusta consumir al cine en todas sus formas, sonidos y colores. Lo interesante para mí es que en lo que respecta al disfrute siempre elijo realizadores que me ofrecen ideas visuales que me saquen de la literalidad terrenal, pero sin perder lo real por completo. O sea, que despierten mis sentidos adormecidos. Tal es el caso de Jean Luc Godard, también de la pequeña gigante documentalista Agnes Varda y de nuestra reina argentina Lucrecia Martel. Hay algo en sus formas de observar el mundo que me llevan a “la milla extra” digamos.

APU: Por favor, decinos una película y un documental que recomendarías para pasar la cuarentena.

GS: Los sonámbulos es una película argentina dirigida por Paula Hernández que aborda temáticas de género sin fórceps ni moralinas superficiales, vale la pena embarcarse a este honesto film. También recomiendo los films del director argentino César González; todos de libre acceso en su propio canal de YouTube, en especial su documental Lluvia de jaulas y su ficción Exomologesis.

APU: ¿Qué opinás de la deuda histórica respecto de las mujeres que vivieron la Guerra de Malvinas?

GS: Pienso que la deuda es enorme y si bien ellas fueron silenciadas bajo amenazas, no entiendo por qué nosotres como sociedad jamás nos preguntamos si había mujeres en la guerra o por qué no había mujeres en la guerra. Ese tipo de pregunta me interpela mucho a mí, personalmente, porque he visto muchísimos documentales de guerras en el mundo y ahí siempre estuvieron las mujeres. Que no me haya generado cuestionamientos esa falta de pieza en el rompecabezas, tan clara, incluso como parte del género, me hizo sentir cierta culpa y creo que esa culpa se transformó en el “hacer algo” para ayudar a visibilizarlas.

APU: Es sinceramente impactante enterarse de que en 1982 las aspirantes navales sólo tenían entre 16 y 21 años.

GS: Al escucharlas mientras testimoniaban para el documental dejé de verlas como mujeres y pasé a observarlas desde su lugar de niñas adolescentes, obligadas a convertirse en adultas en un contexto jamás imaginado… atroz.

APU: ¿Por qué pensás que el sujeto al que usualmente alude todo lo relacionado con la Guerra de Malvinas es masculino? 

GS: Porque somos una sociedad de construcción patriarcal, no hay nada de sorpresa en ello. Por decirlo de alguna manera gráfica, la mujer hoy en día casi que no puede ni “estar a la altura” de un hombre común adentro de los espacios laborales. Por eso es necesario reconocer a las aspirantes a la par de los héroes de Malvinas.

APU: ¿Quiénes formaron parte del equipo técnico de Las aspirantes?

GS: El equipo fue conformado por el guionista e investigador Piro Merlo, en producción tuvimos a Nahuel Lopardo, en dirección de fotografía a Mariano Maximovicz, en dirección de sonido a María Laura Ortíz y en montaje a Marina Iglesias. Igualmente nos apoyaron muchas personas, compañeres, colegas y tutores de la ENERC. La verdad ha sido un proyecto realizado con una enorme colaboración desinteresada sólo en favor de iluminar un trabajo terminado para que ellas puedan ser escuchadas.

APU: ¿Harías un documental de mayor duración sobre este tema?

GS: Todo el material crudo que nos quedó está esperando para el largometraje y sí… la idea es ampliar sus voces, multiplicarlas y generar un documental de mayor duración para todas ellas y su lugar en la historia.

APU: ¿Por qué el documental fue bajado de YouTube?

GS: Lo abrimos por el 2 de abril para su reconocimiento porque las fechas de proyección en diferentes pantallas del país se habían cancelado por el Covid-19 y creímos necesario hacer el visionado igual. Ya no está abierto al público por cuestiones legales. Cuando se termine el aislamiento podremos proyectarlo en salas y festivales.

APU: ¿Qué opinás del maltrato que han recibido Las aspirantes a través de los años?

GS: Hay muchas acusaciones referidas a que ellas buscan dinero, que son mentirosas, que “no merecen ser veteranas”. Ellas sólo quieren que el Estado y la Armada Argentina las reconozca como mujeres que estuvieron ejerciendo trabajos de enfermería durante la Guerra de Malvinas, para dejar asentado que la mujer en la Marina hizo historia. Por eso van golpeando puertas en municipios y provincias para ir visibilizándose a través de charlas en escuelas y debates. Ninguna de ellas reclama algún resarcimiento económico. Puedo asegurar que ese no es el motor, aunque deberían recibirlo desde mi humilde opinión.

APU: ¿Qué creés que las impulsa?

GS: Su único impulso es dejar de ser negadas. Ellas han entregado parte de su vida a nuestros soldados convirtiéndose en sus hermanas y madres en los peores momentos de la guerra. Esa humanidad debería ser reconocida y no silenciada. Creo que es tiempo de que el país salde la enorme deuda que tiene con ellas y las honre. Porque es eso, reconocerse en las otredades, salirse de las sombras.

APU: ¿Cuáles fueron las fuentes de investigación para realizar el documental?

GS: El libro Mujeres invisibles de la escritora Alicia Panero fue una de las fuentes de investigación para este documental. Lo cierto es que las mujeres recopiladas en ese texto son las madres, las hijas, las hermanas de soldados y también se le dedicó una parte a las enfermeras e instrumentistas de la guerra.

APU: ¿Qué recuerdos te trae Claudia Patricia “Pato” Lorenzini?

GS: Cuando me contacté con “Pato”, me transmitió una fuerza de lucha que arrastraba montañas. Me enamoré instantáneamente de ella y fue quien me presentó a las compañeras de sanidad. Era una especie de líder, conseguía los reconocimientos, golpeaba puertas, iba a la tele, denunciaba en diarios, radios. Era un torbellino imparable, pero no alcanzaba porque estaba sola y toda esa energía de lucha, todo ese dolor que la impulsaba hasta decir basta, si bien la hacía visibilizarse también la iba comiendo por dentro. Y, generalmente, pasaba que del otro lado -el que debería ser de escucha- el sonido de sus palabras rebotaban en una pared enorme y regresaban a ella con mayor pesar.  

APU: Una necesidad legítima y profunda de reconocimiento…

GS: Es difícil explicar qué pasa en esos reconocimientos, porque las únicas mujeres reconocidas son las que se encontraban en territorio de cercanía a las Islas, dejando a centenares de enfermeras, instrumentistas y aspirantes que atendían en los hospitales militares de otras bases operacionales por fuera de esa distinción.

APU: ¿Hubo algún hallazgo en el proceso de realización del documental? 

GS: Si bien nuestro trabajo en principio fue dedicado a contar que hubo mujeres en la guerra ejerciendo el papel de enfermeras, lo que desconocíamos era todo lo que se fue destapando emocionalmente a medida que realizábamos el documental en función de los abusos psicológicos, físicos y sexuales.

APU: ¿Qué libros estás leyendo en estos días?

GS: Justamente hoy estoy entre dos libros, bueno tres en realidad. La novela literaria de María Dueñas El tiempo entre costuras, El ojo interminable de Jacques Aumont y estoy releyendo casi por enésima vez la Antología poética de Alfonsina Storni. Siempre vuelvo a ella… es única.

APU: ¿Algo que no hacías hace mucho y que estés haciendo en este aislamiento social, preventivo y obligatorio?

GS: Empecé un rompecabezas de 1500 piezas que mantuve ocho años guardado. Me puse a releer mis escritos y guiones, volví a coquetear con ellos, a darles nuevos respiros. Generalmente son proyectos que une posterga por la falta de tiempo que la vida laboral nos resta, así que decidí poner foco en ellos.

*La nota contiene lenguaje inclusivo por decisión del autor. 

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