Mariana Alias: aullar la náusea

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Mariana Alias: aullar la náusea

24 Junio 2018

Por Franco Muñoz

“Por qué mierda/ me tengo que contentar con creer/ que todavía no sabés ser real,/ qué más puede ser,/ acaso no te pasa lo mismo?/ que me lo explique un físico”, dice Mariana Alias en “cagamo”, uno de los poemas que componen su poemario ya estuvo ya. El libro se presenta en tres capítulos, en los que le habla al amor y a la existencia humana de forma directa, sin disfraces que oculten la incomodidad de relacionarse con los tópicos que persiguen al ser humano. Un libro autoproducido, repartido a amigos y amigas y distribuido en eventos autogestionados, como la feria en la que conocí sus narraciones.

Los poemas taladraron mi cabeza desde que los leí. Seguramente me recordaban a viejos amores, a destrozos personales. Y la manera de darle una solución a esos espíritus era conocer a su inocente culpable. ¿Sobre qué escribe Mariana? ¿Tiene consciencia de la importancia de crear como mujer en el entorno machista de las artes? ¿Qué búsqueda hay detrás de toda esa estrategia?

Quedamos en entrevistarnos en una plaza hace unos días. Su puntualidad nos llevó al bar de la esquina, lugar del que la pobreza nos espantó al mostrarnos que no podíamos comprar ni una cerveza para relajar la charla. Volvimos a la plaza, a sentir las raíces bajo nuestros pies y a continuar el diálogo que había comenzado ahuyentado por los precios y que ahora se mezclaba con el paso constante de los colectivos.

las paredes de mi casa tiemblan.

vos te fuiste sin decir nada.

(Poema: saber o no saber)

Mariana define su escritura como “vomitiva”. Deja de lado lo que le es ajeno y escribe sobre lo que siente: “Cuando escribo algo que me es muy interno estoy segura de que es real. Si sale de mí no está tan contaminado. Seguro está enredado. A veces escribo para ordenar eso que está en ebullición, pero no sé qué es”.

 

 - Escribís sobre lo que te atraviesa

 - No sabría cómo hacer para escribir otra cosa. Me puedo imaginar algo lejano, pero tiene que pasar necesariamente por el cuerpo. Hay toda una militancia de volver a registrarlo y de       regresar a lo más puro. Es un experimento y una autoexploración. En esos poemas se creó algo que para mí tenía sentido. Fue construir algo pensado pero intuitivo.

- Como lector veo en tu obra sentimientos de angustia

- Cada cual ve algo diferente. Vos decís angustia, también me hablaron de humor. Solemos confiar como si fuera palabra santa en lo que dice quién lo escribió, pero en realidad la magia está en quién lo lee. Transmitir es dejar abierta la interpretación.

 

¿Qué hay de su actitud de enfrentar los estereotipos machistas? La autora comenzó a deconstruirse a partir del año pasado, a quebrar preconceptos sobre su rol de mujer y a organizar sus ideas a través de la escritura. Desde ese tamizado de pensamientos surgieron las preguntas de por qué victimizarse, de si el objetivo de la vida es construirse alrededor de otro, armar una familia promedio y dentro de esas acciones apareció una respuesta. “He estado haciendo el ejercicio de invalidar la pregunta. ¿Por qué me tengo que preguntar si quiero tener hijos? ¿De dónde viene esa pregunta? ¿Quién me la hace? ¿Yo? No. Entonces la saco. Y eso mismo me pasó con mis relaciones. ¿Por qué no me quiere? ¿Qué tengo yo de mal? ¿Qué hice yo para merecer esto? Las preguntas vienen de afuera y están construidas con reglas. En ese sufrimiento, por amor propio, empecé un proceso de invalidar preguntas y de despojarme de todo lo que no fuera yo. De intentar lograr que lo que me suena se quede. Lo que me tortura, chau. Realmente lo veía así”.

Eso que la hace única es su manera de expresarlo. Buscar una especie de redención por el camino de lo carnal, lo crudo y lo sincero. “Estoy enroscada por algo y, claro, es que tengo una pija enterrada en el cerebro. Como mujer me han enterrado una pija desde que nací. Y es algo que no he elegido. Es una construcción social opresiva”.

reemplazo cada día

el horror por la paciencia

para no rellenar tanto vacío.

(Poema: asumir el hábito)

El 2018 la sorprendió con otra posibilidad más: las lecturas en vivo. Las intervenciones fueron en dos eventos autogestionados. En el primero escribió algo para ese momento, mientras que en el segundo leyó sus últimos poemas. Toda una mezcla de sentires que la llevaron a hacer prueba-error. “Me puse nerviosa porque hay cosas que están en juego: pensar en lo que otros van a recibir de vos. Tenés ese miedo que al final es absurdo: lo que importa es que vos lo querés compartir”.

En esas intervenciones muchos y muchas se sintieron identificados, removidos por dentro. Hasta protagonistas de sus relatos. Parece que Mariana los estacó con un rayo. “Me encanta eso, que supongo tiene que ver con estar lo suficientemente despojada de artificios. No sé si funciona así, pero si es real que también lo sea para otro ser humano”.

Su libro tiene un formato tipo fanzine, armado e impreso por ella, con la meta de que prevalezca siempre la practicidad de la obra frente al mero contemplar en una biblioteca: un texto móvil, accesible y viajero. “Me gusta la idea que sea de bolsillo. Mi principal objetivo es que se comparta, regale, intercambie”.

sufro un mundo que no ha destronizado

el falso poder panóptico de la pija

(me presento, mucho gusto)

En la verborragia de Mariana, que no cabe estas líneas, hay ansias de narrar, pasión por experimentar. Su idea de usar la escritura como medio para trascender prevalece y la lleva a buscar otras vías.

 

- Hiciste un canal en YouTube (alias iutuber). ¿Lo ves como otra forma de experimentar lo textual?

- Es un proyecto recién empezado. Imaginate que hay un solo video. Es otro formato para probar. Quiero decir esto. Si a alguien le parece que tiene sentido decírselo a otro le pasa el link. El libro no circula tan fácil por más que esté en .pdf. Es otra posibilidad. Otro lenguaje. Me pinta la idea de jugar plásticamente con el sonido, la imagen. Un tono de voz, una gesticulación son reescrituras del poema. No va a ser el mismo que si vos lo lees desde el papel que si te lo leen. Tiene otra entonación, otra forma de separar las palabras. Le da otro sentido.

- Tu trabajo está inmerso en un proceso de experimentación constante ¿Por qué esa búsqueda?

- Me parece que cada cosa tiene que ser dicha de una manera real, honesta. Y hay cosas que no cuajan en determinado medio con una materia y tenés que buscar otras; hay algo que querés decir, pero no termina de emerger porque no se ha encontrado con la materialidad. Uno de los procesos que me suceden es una vorágine, una verborragia catártica de “Guacho, la pasé como el orto y te quisiera decir todo esto, pero no lo voy a hacer, así que escribo”. Otro es tomar algo de la cotidianeidad, un sonido, por ejemplo. Algo que te magnetiza y no sabés bien por qué. Lo guardás, estás pintando y aparece un rastro de eso. Se junta ese sonido con un color. Y empieza a desarrollarse y a mostrarse, casi sin intervención. De todos modos, por más que esté naciendo de mí se basa en una mecánica ¿Por qué registrás un sonido y no otro, de todos los que suceden ahora? Que vos registres ese sonido habla de vos. Entonces lo guardas. Hay algo que se está tejiendo ahí. Y de repente sale todo junto. Sale algo que tiene sentido. Se cierra una imagen.

Me pinta explorar porque cuando vivís las cosas en carne propia aparecen revelaciones. Hasta es distinto dibujar con lápiz que en Paint por más que sea el mismo dibujo: hay olor a grafito en un lado y hay dolor de mouse en el otro. Son distintas formas de vivirlo. La experiencia se teje de otra manera.

 

Allen Ginsberg vio a las mejores mentes de su generación destruirse por la locura. Yo vi la estela de un avión a chorro marcar el cielo otoñal de San Juan. Vi a “La Mariana Alias” y a su verborragia. Vi sus ganas diarias de experimentar que la sobrepasan y la llenan de una energía para buscar un no sé qué pero que la cargan para seguir con esa alquimia. Veo fuego en sus visiones, llamas de lucha y crítica. Yo vi la estela de un avión a chorro marcar el cielo otoñal de San Juan. Y vi mucho más.

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