Lucio Navarro, de su Chuquis natal al Huerque montonero 

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Lucio Navarro, de su Chuquis natal al Huerque montonero 

01 Abril 2017

Por Ramiro Comes

Chuquis natal 

A los 6 años, con una pequeña guitarra que había en la casa, comenzó a rasguear sus primeras chayas, cuando su padre Ramón Navarro (el primero de una larga saga de Ramones) los reunía  para los cumpleaños o para fin de año. Lucio cuenta que cantaban el vals del Ruiseñor “era el vals de la familia, era un himno a la familia”. Así, en ese ambiente de chayas y coplas carnavaleras aparecen las primeras anécdotas: “Nosotros salíamos a cantar vidalas en carnaval por los pueblos Chuquis, Pinche, Aminga... salíamos en pacotas, en caballo, en burro, en lo que fuera (...)y me acuerdo, la guitarrita esa murió cuando iba en ancas de un burro y se enganchó el clavijero en el algarrobo de Doña Claudina frente a la iglesia(…) me quedé con la caja en la mano y el clavijero en la rama”, sonríe“ya nunca la arreglamos y empezamos a tocar en guitarras más grandes”. 

Compartió la música junto a su hermano Ramon Navarro, el prolífico e inspirado compositor de Chayita del vidalero y otros temas arraigados en la cultura popular. Como así también con Luis Oyola, poeta y compositor, prócer del folklore riojano, con el que aprendió y tocó sus temas que hasta hoy continúa cantando.

El Cordobazo y la crema y nata de la intelectualidad porteña

Después de terminar el industrial en la Rioja, siendo técnico electromecánico con su amigo Remo, deciden radicarse en Córdoba. Allí intentó estudiar Ingeniería industrial, “era demasiada matemática para mí” bromea. Se pasó a arquitectura y mientras trabajaba como obrero metalúrgico (fresador en Burmor y Lutz Ferrando) donde sería participe de las históricas jornadas del Cordobazo, comenzando a forjar un espíritu de lucha que lo acompañaría toda la vida.
 
Corría el año 70 y Lucio volvía a su Rioja natal tras la muerte de su padre, acompañando a su madre medio año y dejando definitivamente la Córdoba universitaria, para dar luego el salto a la Reina del Plata, ciudad que lo consagraría definitivamente. 

Sin olvidar sus estudio de arquitectura y de la mano de su hermana, casada con el pintor, grabador y escultor Alberto Cedrón, trabajaría junto a él en una decena de murales de diversos materiales y, junto al arquitecto Osvaldo Cedrón, en obras como dibujante y asistente y en la erradicación y autoconstrucción de la Villa 7 en Mataderos realizando muebles en madera, actividad que muchos años después retomaría “eso me marcó mucho”.

En las tertulias del bar Británico conoce a personajes de la talla de Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juan Gelman, entre otros. Con éste último más tarde compondría un tema: “Sin saber caí en la crema y nata de la intelectualidad porteña”. “de ellos los conocí con 20 años y para mí eran unos mangines que comíamos asado, después empecé a descubrir el potencial poético e intelectual que tenía cada uno.”   

De la mano del Tata Cedrón y durante la dictadura de Lanusse actúa en recitales de música popular junto a Susana Rinaldi , Facundo Cabral y Les Luthiers y en la banda sonora de la película Operación Masacre (basada en el libro de Rodolfo Walsh). También pululaba por la filmación de Los senderos del Libertador, auspiciado por el instituto Sanmartiniano, ambas películas de Jorge Cedrón: “el guión era de Paco Urondo y Juan Gelman, aunque en los títulos figuró Sánchez Montero,  Jefe del regimiento 1º, esas cosas pasaban en el 72 en la argentina” dice Lucio.  
 
Un antes y un después de la vida artística de Lucio sucedería el nefasto 22 de Agosto de 1972,  día de la masacre de Trelew, participando, junto a otros artistas, en un festival para los familiares de presos políticos en la universidad de Arquitectura de Buenos Aires:“Nos enteramos una hora antes del recital(…)Todo fue muy emotivo, muy fuerte. Los músicos que estábamos ahí, decidimos juntarnos y seguir haciendo algo juntos como un frente de música popular, ahí nace Huerque Mapu”.

Huerque Mapu 

En Mapuche significa mensajero de la tierra, “el nombre lo propuso Naldo Labrín que era Neuquino” en los ensayos como frente de cultura popular “estábamos muy cerca de  Miguel Ángel Estrella, Roque Narvaja y el Duo Aucán”. 

Huerque Mapu graba su primer disco con un repertorio basado en folklore argentino y música latinoamericana en el 72, generando un suceso importante en el público. El segundo disco, en el 73 marca un momento clave para el grupo ya que a fines de ese año se graba La cantata Montonera, en el disco Montoneros, coincidente a la formación del partido Montonero del que Lucio fue parte a través del FES (frente de estudiantes socialistas). 

En el momento más alto de la relación entre Huerque y Montoneros, independientemente de la militancia de cada integrante,  el ministerio de cultura le pide al grupo crear dos temas, uno por el mal de chagas y otro por el plan de alfabetización, en un disco simple que se llamaba Los males de la dependencia y que fuera grabado simultáneamente con la cantata montonera. “Para no comprometer al ministerio, en ese disco nos llamamos Mari Peñil, pero era muy evidente que era Huerque Mapu”, tal es así que en el tercer disco aparecería la misma canción dedicada a la Vinchuca. 

La cantata se estrena el 28 de diciembre del 73 en el Luna Park “Fue todo muy vertiginoso” agrega el cantautor. Nacía una agrupación musical mítica, a la altura de las luchas revolucionarias de los 70, con canciones de fuerte contenido político y  visibilizando la diversidad folklórica de nuestro país y de Sudamérica.

La situación de Huerque se complica con los asesinatos de la triple A de Lopez Rega, la persecución a los integrantes del grupo es inminente y Lucio Navarro debe dejar el país antes del golpe militar del 76 para salvar su vida. “Fui peronista desde noviembre del 72 cuando vino Peron (...) yo ya estaba en el frente Montonero, hasta el 1º de Mayo, cuando nos echan de la plaza(…) creo que Perón fue el autor intelectual de la triple A y de las matanzas de todos los compañeros antes del golpe militar (…) ahí deje de ser peronista para siempre”.

El exilio y la difícil vuelta...

En la España del destape y, a pesar del desarraigo, el músico riojano no paró de producir, grabó un disco junto a Manuel Picón,  Los libertadores, también participó en una orquesta de guitarras interpretando música de cámara dirigida por Jorge Cardozo, guitarrista misionero. El concertino era Ricardo Moyano, del cual Lucio se hizo muy amigo “Fue una experiencia muy enriquecedora” comenta.

En su vuelta a la argentina a mediados de los 80 Lucio intenta, junto a algunos de los Huerque, volver a los escenarios. Pero, a pesar del disco que grabaron en el 86, Salida, transito y llegada, no lograron tocar en vivo. El nuevo disco, con la tapa ilustrada por Carpani, amigo del exilio, la dirección musical y arreglos de Ramón Navarro (hijo) y tres integrantes del conjunto original Tacum Lasarte, Ricardo Munich, Lucio Navarro y las incorporaciones de Virginia Murature y Luis Nach; pasa desapercibido. 

En esos años les fue negada la posibilidad de actuar. Fueron censurados, generando la disolución del grupo. “A nadie le interesaba lo que trajimos, la teoría de los dos demonios estaba muy fuerte, teníamos la propuesta del agujero negro de los 10 años”. El grupo estuvo un año intentando trabajar en Argentina sin éxito. Algunos de los integrantes del grupo volvieron a España, pero nuestro músico se quedó y sacó de la manga sus viejas artimañas de obrero comenzando a realizar marcos para cuadros, trabajo que tendría por más de 15 años. 

Que se vayan todos…que vuelva Huerque 

El silencio musical se despertó junto al canto de las luchas del 2001, donde, en el marco de las asambleas populares, las empresas recuperadas y los movimientos piqueteros, vuelve Huerque Mapu, esta vez con una formación renovada. Sacan ReVuelta a la vida y en 2006 El telar, último disco de la agrupación que se separa en 2007 definitivamente. 

A pesar de todo, el Subchuqueño, no abandona la lucha y continuaría por varios años cantando como solista y junto a Claudia Lapresa en diversos escenarios de Buenos Aires y el país donde acompañaba activamente a movimientos sociales, haciendo recitales en empresas recuperadas y asambleas o con su participación en el disco El Famatina no se toca junto a los tres Ramones Navarro (padre, hijo y nieto) en defensa del valle de Famatina amenazado por la multinacional minera Barrick Gold.

Vuelta a las Raices
 
Hace un año volvió a vivir en su Chuquis, sin dejar de templar la guitarra para el carnaval de harina y Albhaca, donde también tiene su huerta y árboles frutales en la casa paterna y cultiva hongos y, con un  vecino del lugar, intenta reflotar una cooperativa  de producción y consumo. Milita en el FROP (Frente riojano de organizaciones populares) con inserción en movimientos rurales cooperativos y empresas recuperadas “tenemos una convocatoria federal para mayo (..) en la búsqueda de políticas más horizontales y participativas , apuntando al pensamiento crítico y denostando los fundamentalismos , autoritarismos y verticalismos” se despacha el cantautor . 

Su vuelta a las raíces lo acercaron a su nieto Monchi que actualmente dirige la orquesta popular Angeleli en uno de los barrios carenciados de la ciudad de la Rioja.

Habiendo recorrido este largo y variado camino, Lucio Navarro es, sin duda, uno de los artistas populares más representativos de la Rioja, donde la lucha y el arte van de la mano, donde el pensamiento crítico que él lleva como bandera se refleja cuando canta y toca su guitarra, su charango (hecho de un algarrobo caído en su casa natal) y su cuatro venezolano.

Este Domingo 2 de Abril, tendremos la posibilidad  de verlo en vivo en Buenos Aires donde presenta “Vidalitando” junto a músicos invitados a las 13 horas en el Patio criollo de Margarita. Donado 2649. Villa Urquiza.