Libros: “Potencia de la dulzura”, de Anne Dufourmantelle

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    Anne Dufourmantelle
INFORME DE UN DÍA

Libros: “Potencia de la dulzura”, de Anne Dufourmantelle

08 Enero 2023

“La dulzura es política”, escribe Anne Dufourmantelle, filósofa y psicoanalista, que tuvo la osadía de poner en agenda acciones que no suelen trabajarse como conceptos: el riesgo o la dulzura.

¿Qué es la dulzura? ¿Un gesto? ¿Una construcción? ¿Una respuesta innata? Pocas veces se ha profundizado en este término. El sistema logró instalar que los rasgos de infancia en la adultez, y la dulzura están asociados a un grado de inmadurez o liviandad ante las cosas.

Entonces la dulzura equivale a lo frágil, a lo débil, al temor, a la cobardía. Anne en Potencia de la dulzura  deconstruye esta idea y la carga de volumen. Es posible ser dulce y fuerte. Algo que a la dualidad occidental le cuesta entender. 

La psicoanalista parisina hace un recorrido magistral sobre el significado de dulzura, sus matices, etimología, concepciones  e historia. Sin embargo, posiciona el ancla con firmeza: la dulzura es decisión, es cuerpo, es éxtasis. Es consistente, visible y de colores fuertes. No es endeble, es resistente a las tormentas y tiene forma de árbol erguido al sol. 

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potencia de la dulzura

“La Dulzura es un enigma” dice la escritora, es potencia porque comprende una intensidad capaz de transformar. Es un acto, un gesto, una fuerza simbólica, una forma de sensualidad. Es una reminiscencia de la infancia, donde lo imaginario se reúne con lo real.

“La dulzura es inquietante”, es la transferencia de la sensibilidad, tacto, sentidos, pertenencia, trasciende al género humano. Es pensamiento y pulsión.  No tiene tiempo, ni espacio, ni reglas, es salvaje, animal, carne viva y divinidad por lo tanto también es peligrosa.

“Establece lazos” existe con la presencia de otro ser, se retroalimenta. “El caballo puede ser guiado, adiestrado, embridado, golpeado con la fusta, mas solo estará en armonía con el caballero si este sabe encontrar con dulzura la ligereza de la mano y el movimiento con el que ajustarse a la andadura del animal. Hay en la equitación un arte de la dulzura que no se puede comparar con ningún otro”.  

“La dulzura es la ocasión de un fiesta sensible” Está despojada de la apariencia, es emoción en estado puro. La sensorialidad es la vía de acceso. Es dionisíaca. Es sutileza, música, luz, mirada. “No hay umbral para la dulzura”.

No obstante, la claridad de la dulzura se opaca cuando es manipulada comercialmente, cuando es argumento de venta: “La dulzura es así dividida en dos por  las instancias de control económico-sociales. En el plano carnal, es bastardeada en cursilería. En el plano espiritual, en poción New Age y otros métodos que rivalizan entre ellos para convencernos de que alcanza con creer para que todo funcione. Las teorías de la mejora del yo y de la búsqueda de la felicidad participan, a pesar de ella, en ese gran mercado del “mayor bienestar” que se rehúsa a entrar en lo negativo, la confusión y el miedo como elementos esenciales de lo humano, y vitrifican tanto el porvenir como el presente. Esta división es, en su esencia, temible, ya que ataca el lazo que la dulzura establece entre lo inteligible y lo sensible”.  Aunque pienso ¿Cómo distinguir la estafa? Es conveniente en algún punto que la dulzura esté de moda.

 

“La dulzura es la ocasión de un fiesta sensible.” Está despojada de la apariencia, es emoción en estado puro. La sensorialidad es la vía de acceso. Es sutileza, música, luz, mirada. “No hay umbral para la dulzura”.

“Como la tontería, la dulzura no sabe hablar bien”. Es torpe en su proceder porque no es un acto planificado. Es espontánea, inefable y se expone sin premeditación. Es lenguaje, experiencia y placer.

“Tanto carnal como espiritual, la dulzura es una erótica cuya inteligencia del deseo del otro no busca ni captación ni obligación, sino el juego abierto de todos los registros de la percepción”.

Celebro el acto de dulzura de Nocturna editora al acercarnos la voz de Anne, la poesía de su prosa, de su manera de decir.

Leo a Anne Dufourmantelle y me pregunto si la palabra es profética, Roland Barthes que sufría la enfermedad de ver el lenguaje murió absurdamente bajo las ruedas de un auto que no vio venir; Anne que escribió sobre el riesgo, el amor y la dulzura murió en el 2017 en el acto de entrega más grande que se pueda tener, tirándose al mar para salvar a dos nenes que estaban en peligro. Los nenes se salvaron, ella sufrió un paro cardíaco, tenía 53 años.

La potencia de la dulzura esgrime las inquietudes del poeta, Alberto Szpunberg se pregunta: ¿Alguien sabe de una palabra, un trozo de silaba, astillas de letra/que inclinen la balanza hacia el corazón de los hombres?

Anne Dufourmantelle desafía al paradigma del consumo para hablar de lo simple, para esbozar una respuesta que incline la balanza hacia el corazón de la humanidad.