Lebedinsky, Cuando el arte ataca

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Lebedinsky, Cuando el arte ataca

27 Noviembre 2016

Por Jorge Hardmeier
Fotos: Cari Aimé Stanzione

El que nos recibe es Diego Lebedinsky, impulsor de esta propuesta que contó con el apoyo de Nana Simone Micheli, la responsable de 704 Oficina de Arte. Una amiga de Diego, sentada en el piso, recorta figuras de una revista y arma un collage. Hay tijeras, plasticola, diarios y revistas desparramados por el piso. Diego – conocido como El Tito en el círculo de las artes plásticas - nos muestra una serie de collages realizados por quienes se han acercado a la muestra. Todas esas obras que serán subastadas en beneficio del Centro Cultural Madres de Constitución, cuya responsable es Margarita Meira. El centro está ubicado en Pasaje Ciudadela 1249, a metros de Estación Constitución. Se ocupan de ayudar a chicos en situación de calle, en el barrio. También ayudan y asesoran a víctimas de trata y de violencia doméstica, explica Diego. Yo hace mucho tenía ganas de hacer algo a beneficio. Y Nana – la responsable de este lugar, de esta oficina – tiene un contacto ahí, una amiga que hace prensa en el Centro Cultural. Me comentó y dije: ya. Están buenas todas las cosas que hacen. Me contacté con Nadia, y me mostró reportajes y cosas que hacen y talleres y dije: Madres de Constitución. Diego está en la Oficina los lunes y miércoles de 15 a 21 horas.

Criminal Mambo

En las paredes de la Oficina hay pegados collages, en otro sector hay bolsas colgantes conteniendo objetos diversos, en las paredes blancas se pueden leer frases escritas con crayón. En una mesita, rodeada por otros objetos, una pila de fotografías. Retratos de familia. Las fotos me las regaló mi amiga Luly, me las guardé y me dije: bueno, tengo la vida de esta familia en una bolsa. Vamos a armar un crimen pasional. La onda fue hacer como un relato, un policial. Esto es como la oficina del detective que está investigando el crimen. Y el crimen, como los dos se matan… no hay culpables. El crimen perfecto. Yo me los imagino que son de guita, ¿viste? Que son los peores, explica Lebedinsky. Es que previamente a esta muestra con objetivos solidarios, tenía algo rondando en su cabeza: Yo quería hacer otra muestra, Propiedad privada, que tenía que ver más con el consumismo de las cosas y salió esto del crimen pasional, porque también va con lo de propiedad privada, esto de: tu pareja es tuya. Me gustó esto de: nadie es de nadie y ya. Y estos enfermitos se tuvieron que matar para liberarse, ¿no? Diego aclara: aquellos que van a la oficina a hacer los collages no tienen que seguir esta línea, temática libre. La onda es que la gente venga y se cope en participar porque está buena la causa, de donar todo eso.

Para acabar de una vez con la idea de artista

En ciertas ocasiones he recibido tarjetas personales en las cuales, debajo del nombre de la persona en cuestión, se podía leer “artista”. El patetismo de las autodefiniciones. Yo no me considero un artista plástico ni en pedo. Me parece una falta de respeto – comenta Diego - llamarme artista. A mí me copa hacer esto porque se me va la olla, ¿viste? ¿Y para qué iba a hacer esto? Para que la gente venga y me diga: qué lindo todo., qué emocionante… Eso no me importa, cuando arte es poner una botella arriba de una silla. Entonces dije: busquémosle una causa, porque a mí no me copa hacerme el artista. Por eso dije: generemos algo que la gente pueda venir, “creerse” el artista un rato… Participar. Y después con esa guita que hagan cosas por la humanidad. Y pensar que nuestros problemas son re pequeños, comparados con los de la gente que va ahí, al Centro Cultural, a pedir ayuda porque la cagan a palos o porque viven en la calle y tienen cuatro pibes… Por eso está bueno donar la plata que sea o ir y preguntar qué necesitan, ir y comprarlo y llevárselos. Hoy pensaba en organizar el cierre de la muestra y la subasta en el lugar. No lo tengo definido porque eso será en marzo, porque ahora viene todo el verano. Yo cuando termine la muestra, que es el 16 de diciembre, voy a anunciar dónde va a ser la subasta que va a durar tres meses. Va a ser en mi Facebook y la gente, por comentarios, va a poder decir cuánto pagarían por cada obra.

Diego escribe poesía. Le pregunto sobre su trayectoria y me contesta: Poné que soy como una persona. Suele leer sus poemas previamente a los shows de Los Rusos Hijos de Puta y, de hecho, tiene un proyecto – Tarado & solo – con Julián Desbats, el violero de los Rusos, un proyecto que amalgama música y poesía. Prosigue: Veo que el artista está en una situación, digamos, de privilegio, y entonces, si no vas a hacer nada por el prójimo – porque está re bueno escribir libros y pintar canciones y todo - y no te corrés un poco de ahí, eso, te quedás sentado esperando que la gente te diga lo genio que sos. Para mí esa es una de las funciones del arte: darle algo al otro, más allá de lo creativo. Voy a editar un libro, sí, pero ese libro va a generar algo más de humanidad, ¿viste? Hay gente que es insoportable. Y también es fácil decir “viva la revolución” en una canción, en un poema. O ponerse la remera. Pero después, ¿qué onda? Hay gente que la pega y se olvida de esas cosas, de quién era, de dónde viene. Tipo: vos no eras así cuando no tenías dieciochomil me gusta en una foto. Aparte el arte es contracultura, cuando entra en el mercado es como que pierde credibilidad. Y si sos artista y perdés credibilidad, estás muerto. Poné un negocio, replantéatelo, tomate un tiempo. También el tema es que el artista tiene que resistir, cuando aparece una “novedad” hay un montón de gente que quiere apostar ahí porque ve el billete, ¿entendés? Y es déjenme de joder, mi proyecto es mi proyecto. Todo es ARTE – pienso – así con todo mayúsculas, pero, no jodamos, ciertas producciones caducaron con Duchamp hace ya un siglo. Vas a ver una obra de arte y te desarrollan todo como si fuera el prospecto de un remedio. Que esto significa… porque según la teoría… Hace unos años el Premio Petrobrás al arte emergente o algo así se lo dieron a un chabón que presentó una obra que era un calamar adentro de un par de zapatos. Y yo me pongo a pensar en mis amigos que pintan, ¿entendés? Que les cuesta un huevo comprar un óleo. Y digo, puta, le dan guita a un chabón que va a una pescadería a comprar un calamar. Y los pone en la zapatilla que se sacó y dice: esto es el paso del tiempo, y la podredumbre de la vida… No puede ser, me daría vergüenza. Diego Lebedinsky remata con una anécdota. ArteBA. Diego con sus poemas, invitado a leer. Se sienta en un sillón. Una chica se acerca y le pide por favor que se levante de ahí, es una obra.

A unos metros, Luly sigue recortando fotografías de viejas revistas y pegándolas sobre una cartulina negra, armando su collage.
Pasen por 704 Oficina de Arte y armen el suyo propio. Serán subastados y vale la pena. Es para el Centro Cultural Madres de Constitución.