Jimena Díaz Ferreira: “Mi compromiso es con los artistas, no con las discográficas”

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Jimena Díaz Ferreira: “Mi compromiso es con los artistas, no con las discográficas”

10 Mayo 2020

Por Mariano Nieva y Raúl Haurat

 

En diálogo con el programa radial “El Jardín de los Presentes” (FM Zoe 107.1) y Agencia Paco Urondo, la diseñadora gráfica Jimena Díaz Ferreira nos contó sobre su pasión por la creación artística, el diseño y el rock, entre otras cosas. Hablamos sobre su formación profesional y su mirada sobre la industria discográfica. Del pedido, por correo, de Keith Richards de dos discos de la Chilinga y sobre el álbum No a la Mina (2012), donde participaron figuras como Eduardo Galeano y Adolfo Pérez Esquivel.

Agencia Paco Urondo: Sos una de las diseñadoras gráficas más reconocidas de nuestro país. Contamos algo de tu formación profesional.

Jimena Díaz Ferreira: Yo laburaba de diseñadora en una empresa y aparte estudiaba. No dormía nunca. Hice la carrera en mi querida FADU (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo) que depende de la UBA (Universidad de Buenos Aires). Por otro lado, cursaba un año la materia Tipografía con Rubén Fontana, que es uno de los referentes del diseño argentino, y al otro volvía a hacer la misma asignatura pero con una mirada más experimental.

Esto me sirvió para formarme de otra manera, disfrutando además, la fortuna de haber tenido una muy buena camada de docentes, a los cuales quiero y admiro. Así que puedo decir que tuve la suerte de caer en la Universidad Pública.

 

APU: ¿Cuáles son los elementos que tenés en cuenta a la hora de encarar el desafío de hacer una portada?

JDF: Por empezar, y contrariamente a lo que muchos creen, cada vez que tengo que trabajar en un arte de tapa no miro discos. Si intento viajar para conocer a la gente y ver lo que está pasando en el lugar que visito. Para mí, esa es una gran experiencia que me inspira y en la que siempre vuelvo con gran cantidad de material. Nunca intenté instalar un estilo estético propio.

Por otro lado, recuerdo que la primera pregunta que me hice al comienzo fue: ¿Quién dice que las tapas de los discos compactos tienen que ser de 12 cm x 12 cm? Inmediatamente después, pensé en Artaud (1973) de Pescado Rabioso que tal vez, en nuestro país, sea el ejemplo más increíble por su cubierta de formato irregular ideada por Luis Alberto Spinetta y diseñada por Juan Oreste Gatti que vino a romper con lo establecido e incomodar. Bueno, eso es arte también. 

 

APU: Los nuevos formatos digitales para la música vinieron a poner en tensión a la industria. Ya no se venden tantos CD’s. Lo que hace que muchos artistas dejen de lado la idea de editar sus nuevas canciones en soporte físico.

JDF: Soy una melómana de los formatos. Me encanta saber quiénes participaron en el disco y que instrumento tocó cada músico. Siento que con las plataformas digitales todo eso se perdió, por eso no entiendo cuando los y las artistas solo suben en soportes digitales su material. ¿Qué pasaría si algún día se cae todo y desaparece Spotify por ejemplo? Perderían todo su trabajo.

Aclaro que tampoco es que reniego de lo digital. Para ir escuchando música en el auto está buenísimo aunque el sonido sea diferente y los temas pierdan ganancia. Pero, cuando Manu Chao, por ejemplo, me envió toda su discografía en vinilo, al escucharla recuerdo que le dije que parecían discos nuevos por como sonaban las canciones.

 

APU: ¿Cómo es esto de hacer visible el espíritu y el concepto de un disco con tu labor de diseñadora? ¿Con qué desafíos te encontraste al delinear el primer trabajo junto a Los Piojos? 

JDF: Hay una búsqueda en más de 20 años en los que laburo de esto, en hacer diseños para portadas de CD’s. El gran desafío con el que me encontré, al comienzo, fue el tema de la piratería. Para hacer este trabajo, además, hay que tener en cuenta algo muy importante y es que debe haber una banda o un artista con una apertura y una disponibilidad, estéticamente hablando, que apueste por correr riesgos.

Yo comienzo a trabajar con Los Piojos para el lanzamiento de Azul (1998), que es el primer disco que hago como profesional. Quiero agregar que parte del diseño lo compartí con Hernán Bermúdez. Para la presentación oficial del álbum, que se hizo con dos funciones el 16 y 17 de mayo de ese mismo año en Parque Sarmiento de la Ciudad de Buenos Aires, hicimos además y por primera vez, las entradas diseñadas.

Miles de almas en un ritual sin calma

 

APU: Después vino “Ritual”, que además marcó el inicio de El Farolito Records, el sello propio de la banda.

JDF: Sí, fue un gran desafío para mí. Un antes y un después. Ritual (1999) concentró un montón de cosas. Por un lado fue el primer disco de Los Piojos en vivo en un momento en que no se hacían tantos y, algo no menor, estuvo Diego Armando Maradona. Les digo más, el álbum no iba a tener ese nombre. Se iba a llamar “tan solo piojosos”. Por otro lado, para mi este trabajo es un quiebre en la historia del grupo.

 

APU: ¿Por qué?

JDF: Porque fue el primero que salió por El Farolito Records con una tirada numerada y con técnicas de stamping (estampado) que se empezó a usar como norma de seguridad.

Con Ritual se fue armando un concepto, una forma, un esquema de laburo que se fue dando de manera natural, por confianza entre la banda y yo. Nos fuimos conociendo y comenzamos a interactuar. Eso fue lo que en lo personal me permitió crecer y empezar a proponer ideas cuando estaba convencida de que podían funcionar.

 

APU: ¿Y cómo nació el diseño del primer registro en vivo de Los Piojos? ¿Qué cosas te inspiraron?

JDF: Cuando presenté el laburo de arte de tapa, le digo a Andrés Ciro Martínez (cantante de la banda) que me había inspirado cubriendo los shows del grupo en Obras Sanitarias. Por otro lado, si despliegan el packaging de Ritual, se puede observar que se convierte en el estadio dónde fue grabado. Además, en el disco está estampada la lista de temas escrita a mano por el “flaco” Mazzoni, que era el encargado de armarlas en los shows en vivo de Los Piojos.

Recuerdo que mientras recorría los distintos lugares del estadio veía los tatuajes de los pibes y las pibas. No lo podía creer. Además, un tiempo atrás, había leído un reportaje al Indio Solari (creo que en la revista Rolling Stone) donde decía que en sus recitales sucedía una comunión. Y es cierto, con Los Piojos pasaba algo similar. Cosas que no se tenían que explicar, pero que entendían a la perfección tanto el público como la banda.

Una vuelta conversando con Ciro le cuento que, para mí, era muy fuerte esa frase del tema “Uoh Pa Pa Pa” del disco Azul (1998) en el que además laburé y que dice, “miles de almas en un ritual sin calma”. Entonces Ciro me mira y me dice que estaba buena la idea, pero que era demasiada larga como para bautizar al álbum de esa manera. Seguimos pensando y finalmente quedó Ritual. Por eso siempre lo cargo a Andrés que al nombre lo traje yo (risas)

 

APU: Siempre decimos que le importancia del soporte físico es que le aporta concepto visual a un puñado de canciones, pero acá también tu trabajo tenía que ver con evitar la piratería. Eran ediciones limitadas y numeradas.

JDF: Exacto, lo que nosotros queríamos era llegar con lo mejor de lo mejor y salir a bancar el primer disco como producción independiente de la banda. También intentar evitar la piratería, pero no la más inocente, la de una piba o un pibe que podía fotocopiar la portada, sino la de los peces gordos de la industria, que siempre te querían zarpar. Es como cuando estamos preocupados por quien nos afana en el semáforo pero no por el político que nos roba todo los días con medidas.

 

APU: Dio resultado tu trabajo.

JDF: Si. Les cuento una anécdota. Una vez nos pasó en un show en La Plata, donde habíamos hecho las entradas con un cielo lleno de estrellas plateadas, también con la técnica de stamping, que alguien hizo una con papel glasé, y la verdad es que daba para dejarlo entrar gratis por el laburo que se tomó. (risas)

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Civilización

 

APU: El último trabajo discográfico de Los Piojos fue “Civilización” (2007), cuya portada traía una silicona. ¿Qué nos podes contar de esa experiencia inédita?

JDF: Nosotros con Civilización estuvimos nominados en diseño. Perdimos con La lengua popular (2007), la placa de Andrés Calamaro que traía dibujos de Liniers. Este disco tuvo una impronta china digamos, porque Ciro estaba muy atravesado con esto de que ese país asiático se estaba convirtiendo en una gran potencia mundial como nunca antes. 

Para comenzar a pensar el concepto del arte de tapa, hasta no tener una idea desarrollada no boceto, antes investigo. Para este disco laburé muchísimo con Andrés y con el guitarrista Pity Fernández, que me contaba de unas notas que había leído en la revista Muy Interesante sobre el desarrollo del calentamiento global.

Por ejemplo, que se seque la silicona pasado un tiempo del arte de tapa del disco, que cuenta además con esa gran foto de un hongo de Sebastián Klein, es parte del concepto. Aunque tengo que decir que hubo algunos/as pibes/as que me putearon por eso.

Piensen que para salir con ese material tuvimos que hacer muchas pruebas de frío, calor, impacto y que no sea tóxica. El tema era generar conciencia del daño que le estamos haciendo a la tierra. Hay una frase en el tema Civilización, que le da título a la placa, que dice: “Dios perdona, el hombre a veces, la naturaleza nunca”.

 

APU: En mayo de 2009 Los Piojos se despidieron de manera definitiva con un nuevo show en el estadio de River Plate. ¿Qué nos podés decir de haber tenido la posibilidad de trabajar junto a una de las bandas más grandes que dio nuestro Rock en los últimos 30 años?

JDF: Que la banda en general y Andrés Ciro en particular tienen una mirada como muy a largo plazo de lo que van haciendo. Entienden muy bien por donde pasa la historia.

Yo podía tener las mejores ideas a la hora de diseñar pero si hay gente que no es cómplice de tus propuestas o no las entienden, no salen. Por eso voy a estar agradecida por siempre a Pocho Rocca, su mánager, por haberme invitado a ser parte del staff. Poder compartir y trabajar con ellos, por todo lo que aprendí y por los amigos que hice.

 

Historias perdidas

 

APU: Tiempo después vas a tener otro enorme desafío al trabajar con El Bordo para un disco muy potente y emotivo como Historias perdidas.

JDF: Si, fue muy loco. En ese momento estaba laburando con Civilización y un chico que conocía y que se encargaba de repartir volantes de bandas a la salida de los recitales, me trae Yacanto (2007), cuarto disco de El Bordo. Cuando lo deja en mi escritorio me dice: “ojalá algún día vez puedas trabajar con ellos”. Al tiempo, el periodista Pablo Mileo, un amigo que hice durante la etapa de Los Piojos, me contacta para hacer un trabajo para la banda de los hermanos Kurtz porque los músicos querían darle un giro a su propuesta.

Me junto con Alejandro y enseguida, por como escribía, me voló la cabeza. En el encuentro me dice que no querían tener más el logo que hasta entonces los identificaba. Y enseguida me muestra el proyecto de lo que va a ser Historias perdidas (2010), que es un caso real y que tiene que ver con los desaparecidos y las desaparecidas, más precisamente con los papás de una amiga de él.

Me explica que había armado el orden de las canciones del futuro disco como si fuera una obra conceptual. Una ópera rock que hablaba de una pareja, de Federico y Cristina, que son secuestrados en tiempos de la última dictadura. Y a quienes les hacen creer que habían muerto cuando los liberan al regresar la democracia en 1983.

Cristina se va a vivir a Córdoba y un día ella asiste a un lugar donde se iba a llevar a cabo una conferencia a cargo de una persona que era, increíblemente, Federico. Cuando él la reconoce desde el escenario. tomó el micrófono y le dijo al auditorio: “Señores, se me acaban de venir 30 años encima” y a partir de ahí volvieron a estar juntos.

 

APU: Imaginamos lo movilizante que habrá sido para vos trabajar en una historia con estas características en donde, además, tenías que lograr generar una imagen que la contenga. 

JDF: La verdad fue muy difícil abordar esta temática evitando no caer en lo obvio y literal como puede ser, por darte un ejemplo, usar el pañuelo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Y aunque no tiene directamente nada que ver con la lucha de los Organismos de Derechos Humanos, lo que quería lograr era que la gente pudiera situarse en la época de lo sucedido. Ale Kurtz imaginó que las canciones eran como cartas que ellos se escribían y se respondían, contándose los días que estuvieron en cautiverio, por ejemplo.

Así que inmediatamente me puse a pensar en algún objeto característico de aquellos años y es ahí que aparece el grabador Geloso que músicos como Pappo y Claudio Gabis utilizaban como porta estudio.

También quiero destacar el trabajo de José Luis García, fotógrafo de la revista Rolling Stone, a quien le quemé la cabeza con lo que yo quería. Como, por ejemplo, el nuevo logo de El Bordo, que tenía que contener las influencias musicales de la banda ya un poco más adulta. El cuervo que apareció, y que muchos fanáticos se tatuaron, es un nuevo animal que viene un poco a reemplazar a la serpiente del disco Yacanto.

 

APU: ¿Cómo fue la recepción de tu propuesta final por parte de la banda y de la compañía discográfica?

JDF: Los chicos del Bordo aceptaron enseguida mi proyecto y la gente de Warner también. Y se terminó haciendo una edición limitada de Historias perdidas que, lamentablemente, se agotó y ya no se puede conseguir. Por otra parte, tengo el orgullo de decir que nunca trabajé para ninguna compañía, por eso siempre me pude dar el lujo de evitar poner en todos mis trabajos a la banda en tapa. Mi compromiso es con el artista, no con las discográficas.

La Chilinga

 

APU: Otro trabajo tuyo que tiene una historia muy particular es Raíces (2007) de La Chilinga, el combo de percusión que lidera Dani Buira, ex baterista de Los Piojos.

JDF: Totalmente, ese disco de La Chilinga, que lo hice con la forma del continente africano, tiene una historia muy fuerte. Mi mejor amiga se fue a vivir a Sudáfrica, más precisamente a Johannesburgo. La cosa es que un día me fui de sorpresa a visitarla para su cumpleaños y el marido, que estaba al tanto de mi llegada, nos regaló a las dos los pasajes para viajar a Robben Island. El lugar donde estuvo preso Nelson Mandela. Llevé mi cámara fotográfica y comencé a sacarle fotos con zoom a la cerradura de la celda en donde estuvo alojado el que fuera un gran luchador contra el Apartheid.

Al regresar a lo de mi amiga, comienzo a mirar las imágenes en detalle y veo que a través de la cerradura se veía sobre la pared picada del fondo, la forma del continente africano. Es más, le mande una captura a Abril Sosa (Catupecu Machu y Cuentos Borgeanos), porque él tenía un blog y escribió sobre esa foto. ¡Un flash!

Cuando vuelvo a la Argentina y me encuentro con Dani Buira, a quien conocía de la etapa de Los Piojos, me dice que quería que participe en una placa nueva de La Chilinga. Y me cuenta sobre Raíces (2007). Finalmente, hicimos junto con “AFS programas interculturales”, una ONG (Organización no gubernamental), un disco libro que tiene la forma de África. Así terminó la historia de la foto de la cerradura siendo arte de tapa.

 

APU: ¿Es cierto que uno de los discos de La Chilinga llegó a manos de Los Rolling Stones?

JDF: La cosa fue así, La Chilinga para su disco Viejos Dioses (2001) tuvo como ingeniero de sonido al portugués Da Silva. Salió en una hermosa caja de madera, que tuvo una tirada de 10 mil copias. Grabó con las participaciones de Peteco Carabajal en violín y la voz de Pol Neiman, una versión de Heaven, el tema que The Rolling Stones editaron en el álbum Tatto you (1981).

Para la ocasión, la banda liderada por Dani Buira, pidió todos los permisos correspondientes y envió, como se había acordado, una copia del trabajo al departamento de prensa de Los Stones. A los pocos días, recibimos un correo donde nos pedían que mandáramos dos discos más porque Keith Richards había escuchado la canción y como le había encantado, quería mandárselos a unos amigos. No lo podíamos creer.

 

La radiolina de Manu

 

APU: ¿Qué nos podés contar del cruce con un artista como Manu Chao?

JDF: Cuando lo conocí, Manu ya tenía hecho el álbum La Radiolina (2007). Pocho Rocca es el que me acerca la propuesta en un archivo PDF de baja calidad, para que intente hacer desde Argentina un trabajo sobre la difusión del nuevo material. Armé mi propuesta, lo envié a su producción y me fui de viajé a Mendoza para una charla que tenía que dar sobre diseños de discos. Estando en un hotel, me entra un llamado de Pocho donde me pide que chequee mis mails.

Abrí mi correo electrónico y me encuentro con un mensaje del manager de Manu Chao que me dice que mi diseño había sido seleccionado para la publicidad en la revista Bilboard y para la presentación mundial de la nueva placa. Después, hice un par de afiches con los dibujos que pintaron Manu y el artista polaco Jacek Wozniak y me encargué, también, de toda la gráfica para las giras que hizo por Latinoamérica.

 

APU: ¿Y qué recuerdos te quedaron de la muestra M.A.N.W.O.Z, en el Haroldo Conti?

JDF: Para mí, lo más fuerte y conmovedor que me pasó laburando con Manu fue esa muestra, que además fue una gran responsabilidad. Porque el músico siempre está acompañando las causas pesadas de las que nadie se quiere hace cargo. Por otra parte, de ese evento en la ex ESMA, va a salir el disco No a la Mina (2012) donde participaron figuras de la talla de Eduardo Galeano y Adolfo Pérez Esquivel, entre otros. Así que después de trabajar con Manu Chao me dije, ya está, no puedo pedir más.