"Estación Cine": una ventana al séptimo arte desde la provincia de Santa Fe

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"Estación Cine": una ventana al séptimo arte desde la provincia de Santa Fe

07 Febrero 2021

Por Gito Minore

Desde hace más de veinte años, existe en la provincia de Santa Fe un proyecto llamado “Estación Cine”, el cual, a partir de un programa de radio, dio vida a una colección de libros que hoy asciende a 26 títulos dedicados a la reflexión y difusión de este arte y sus realizadores, tanto del plano internacional como local. Cine y fútbol, cine y agua, cine y especulación financiera, cine y derechos humanos, y hasta los vínculos e incursiones de Charly García en la pantalla grande, tienen lugar en esta serie, donde además de las obras individuales, priman las antologías y el trabajo en equipo.

Agencia Paco Urondo: En Argentina, si bien hay una gran tradición cinéfila, la producción teórica está limitada a pocos sellos específicos, radicados por lo general en la ciudad de Buenos Aires ¿Qué los motiva a ustedes, un sello del interior, a armar la colección “Estación Cine”?

Sergio Fuster: La historia arranca con un programa llamado del mismo modo, que empezó el 7 de julio de 1999. La temática estaba orientada a defender los cimientos del gran cine, no del hollywoodense sino el cine arte, el cine de culto, a los grandes directores, como por ejemplo Federico Fellini, Ingmar Bergman, Akira Kurosawa, John Ford, Orson Wells, Godard. Hay muchos, hay veinte o treinta autores infaltables a la hora de historiar este arte que tiene un poquito más de un siglo. Ese programa radial, que estuvo al aire muchísimos años y que en algún momento vamos a volver a retomar, tuvo desde el comienzo en sus filas, además de la idea de fortalecer los lazos con los grandes monstruos del séptimo arte, hacer una retrospectiva repasando películas y cosas vinculadas a sus biografías. Estuvo enseguida unido a la labor de muchos columnistas que reflexionaban sobre distintos matices del séptimo arte. En ese programa hubo muchos compañeros y compañeras que hacían micros que trabajaban el tema del guión en el cine, la nostalgia, la música, los festivales, tratándolo también desde la actualidad: literatura y cine, música clásica en cine, etcétera. Hubo muchísimos micros y eso dio lugar a que junto al director de la editorial Ciudad Gótica, Sergio Gioacchini, pensemos en plasmar todas esas columnas tan prolíficas en libros, es decir en una colección que se llamara “Estación Cine”, que yo la dirigiera y que lo hagamos dentro de esta editorial. Así nace la colección que está esperando la llegada del libro número 26 y que cuenta no solo con esa cantidad de libros editados, sino también con muchas reediciones. El libro Cine y Derechos Humanos tuvo tres ediciones. La segunda tuvo el prólogo de Osvaldo Bayer, la tercera de Norma Ríos. Fueron ediciones de tiradas bastante importantes y todas se agotaron.

A su vez, el proyecto siempre fue concebido como algo colectivo, donde se puedan intercambiar opiniones, enseñar con proyecciones, con debates, utilizando el cine como herramienta educativa, como disparadora de esos debates. Así fue que estuvimos por todo el país, llevando proyecciones y presentaciones de libros y eso fue muy gratificante. Fuimos sumando gente que escribe, compañeros y compañeras de viaje en estos veintidós años. En el proyecto somos 120 o 130 personas las que escribimos, libros individuales y libros colectivos. Nos hemos presentado de punta a punta del país y lo seguimos haciendo. El último libro editado que es Tolerancia y cine tiene 16 autores de todas partes de Argentina, desde Cipolletti, hasta Posadas, Bella Vista, Corrientes, Santa Fe, provincia de Buenos Aires, La Plata, Capital Federal y muchos otros rincones.

Entonces, la base fundamental es pensar el cine como herramienta educativa, como generadora de debates, buscando ejes temáticos para hacerlo.

Con los 26 títulos que tenemos publicados hemos conseguido saciar ese apetito de alimentar todas las cosas que deseamos y de contactarnos con gran parte del país, con cinéfilos y gente de cualquier profesión que ama el cine desde el fanatismo o como apreciador del séptimo arte. 

APU: Dentro de esta colección, hay varios títulos que se dedican a estudiar el cine santafesino, ¿qué diferencias y características se pueden encontrar entre la producción cinematográfica de la provincia en relación a la producción nacional?

Marcelo Vieguer: El cine santafesino tiene una larga tradición que se inicia en la película de Alcides Greca: El último malón, del periodo silente, y luego con Mujer, tú eres la belleza, hasta las Aventuras del capitán Richard o El hombre bestia. Posteriormente, se dio como una especie de separación o dualidad entre Santa Fe y Rosario. Por un lado Santa Fe, con la mítica escuela de Fernando Birri, hacia fines de los 50, donde se dieron una serie de películas importantísimas. Y a posteriori, durante este siglo, con la fundación de la Escuela de Cine de Santa Fe se hicieron unas películas que fueron creadas desde allí. En Rosario, con la aparición de la Escuela de Cine, luego de la experiencia del taller de cine Arteón, a fines de los 70. A mediados de los 80, se da lugar a un importante caudal de películas realizadas por rosarinos. Además de la escuela como un núcleo centrífugo, posteriormente con Horacio Ríos, uno de sus primeros egresados, se da la creación del Festival Latinoamericano de Cine y Video que tiene 26 ediciones. Por lo demás, hay algo que tienen en común Santa Fe y Rosario y es que son dos ciudades portuarias, y que de alguna manera esa geografía tiñe de cierta mirada local o regional a ese cine. Más allá de esa cuestión citadina de las grandes ciudades, también insta a una producción importantísima que mira hacia el interior de la provincia, donde el campo es uno de los temas ineludibles de las películas realizadas en los últimos veinte años. 

APU: De esta serie de películas santafesinas que hacen mención, ¿cuales recomendarían como imprescindibles a alguien que no vio ninguna?

S.F.: Cuando hablábamos de la escuela de Fernando Birri y ese cine social, tenemos que hablar de Los inundados, un clásico basado en el cuento homónimo de Mateo Booz incluido en el libro Santa Fe, mi país. Otro corto es Tire dié. Este y otros cortos son importantes por lo que generaron. En noviembre se conmemora el día del cine santafecino por la proyección de esas películas. Con “Estación cine” obtuvimos hace unos años un premio que se llamaba “Espacio Santafesino” y que implicaba en caso de ganarlo, la publicación de tres libros (dentro de la editorial Ciudad Gótica) pagados por la provincia, más una suma de dinero. Eso fue un buen aporte porque nos permitió lanzar tres libros con una buena tirada y con el dinero reeditamos y difundimos otros títulos de la colección. Justamente, en el día del cine santafesino presentamos estas tres obras en Santa Fe Capital, en el cine América, que es un cine recuperado. También en Rosario, además de hacerlo en todo el país. Los tres libros se llaman: Cuando llegan las aguas, de mi autoría, donde abordo el trabajo de Birri en Los inundados y otros cortos vinculados a esa temática. No desde el grotesco, sino como obra documental por el flagelo que significó la gran inundación en los tiempos de Reutemann, que fue terrible. Los documentalistas santafesinos se unieron para mostrar lo que fue ese momento tan triste. Hubo otros dos libros más, uno vinculado al cine gauchesco, que hace Ricardo Guiamet, en donde se lo cruza con el western estadounidense; y otro que escribe Leonardo Arteaga que se llama La Pantalla dibujada, sobre historietistas santafesinos. Si tuviera que recomendar títulos rosarinos contemporáneos, te diría: Ilusión de movimiento de Héctor Molina, y de Gustavo Postiglione El asadito, además de Pocho hormiga de Francisco Matiozzi, que tiene que ver con la muerte y vida de Pocho Lepratti.

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APU: A su vez, están armando una nueva serie específicamente de cine rosarino ¿Cómo surge este proyecto?

M. V.: La serie de cine rosarino es parte de la colección que comenzó en el año 2020 con el primer título Mujer, tú eres la belleza, investigación y análisis de una película perdida. Es una película del período silente de 1928, bastante inclasificable en cuanto a su género, de la cual se recuperó apenas algunos de los actos, los otros hasta el momento se encuentran perdidos. Esta serie va a estar patrocinada por el Departamento de Investigación, Promoción Cultural y Centro de Documentación Multimedia de la Escuela Provincial de Cine y Televisión de Rosario, del cual soy el coordinador. La idea es dar cuenta de directores, directoras y películas de todo este siglo. Desde el año 2000, cuando comienza el uso del material digital para el registro de edición del material audiovisual, se permitió de alguna manera democratizar y difundió la posibilidad de realización de una gran cantidad de películas que han aumentado de modo progresivo y que permite, aunado acá en Rosario con la Escuela de Cine y con el Festival Latinoamericano de Video, haya una vasta producción audiovisual en la región. Por supuesto, luego de la práctica viene la reflexión, que es un poco dar cuenta y pensar esos materiales a partir de la mirada sobre un director o directora, sobre una película o sobre una serie de películas realizadas en algún momento de la historia del cine de Rosario. La idea es pensar y reflexionar, discutir o polemizar, y también dejar por escrito y en papel. Documentar todo lo que se está haciendo aquí en la ciudad respecto de realizaciones audiovisuales.

APU: Sergio, en tu último libro, Cine del ajuste, vinculás al séptimo arte con las luchas obreras y el derecho al trabajo. En el mismo, hacés un exhaustivo racconto de películas europeas, americanas y argentinas ¿Cuál creés que es el aporte que hace el cine a la dignificación del hombre por el trabajo?

S.F.: El libro está dividido en cuatro partes, empezando por el cine europeo y asiático, el cine en Estados Unidos y en América del Norte toda, en Latinoamérica, y por último en Argentina. El cine ha sido una herramienta maravillosa para ser tomada como disparador de debate, como herramienta pedagógica, y como elemento de lucha para profundizar conocimientos, para el abordaje político de las distintas coyunturas de la lucha obrera, de la lucha de clases en los distintos tiempos. Tenemos que pensar en lo que significó el cine soviético, el trabajo de Einsenstein, películas como La huelga, El acorazado Potemkin, esto explícita de alguna manera lo que puede significar el cine para todo un andamiaje político en donde sus máximos referentes como Lenin, sabían perfectamente que era una herramienta propagandística capaz de extender el movimiento social revolucionario que se estaba gestando.

Más allá de estas coyunturas puntuales, también tenemos que pensar que representan un fresco de distintas épocas en donde la coyuntura socialpolítica vinculada a los trabajadores se muestra en escena con absoluta claridad. Por ejemplo, la depresión en los 30 en Estados Unidos con películas como las de John Ford, Que verde era mi valle o Viñas de ira. Tampoco podemos soslayar el cine más contemporáneo, no podemos menospreciar la presencia de directores que se han abocado a la temática social, y han tomado el tema del trabajador como la referencia máxima en el contenido de su film, al punto de posicionar la cámara en esos sectores sociopolíticos y en la cotidianidad del trabajador. Podemos hablar de Mike Leigh, Stephen Frears, Laurent Cantet. Recuerdo que el título del libro un poco surge de aquellas épocas donde se resumía esta mirada social y política vinculada a los trabajadores, a su lucha, a todo lo que era la precarización de las condiciones de trabajo, los trastornos psicológicos que pueda sufrir el individuo trabajador en el seno familiar que se desintegra a raíz de todas estas precarizaciones Se englobaba en esa época con esa mirada de pensarse ya en un cine del ajuste. 

El libro aborda en esos cuatro espacios territoriales, la temática del contenido social. Lo hace en el cine desde el cine mudo a estos días. No podemos soslayar lo que significó en Argentina los movimientos de cine de base o cine liberación para hablar de esto, obviamente tendremos que extendernos mucho, lo mismo que el movimiento brasilero cuando hablamos de cine latinoamericano vinculado a esta temática que ahora tiene otros condimentos.