Esperanza Spalding, entre Portland y las carpas norteñas

Esperanza Spalding, entre Portland y las carpas norteñas

26 Septiembre 2015

Por Ramiro Schemper

Prostitutas, gangsters y raperos cantando en la calle son la escenografía del marginal barrio de Portland (Oregon, Estados Unidos), donde en el año 1984 nació y creció Esperanza Spalding, sin imaginar que poco tiempo después llegaría a tocar en la Casa Blanca por invitación personal del propio Barak Obama. Al igual que su música, su vida también ha transitado espacios y escenarios muy variados.

A los 4 años, según cuenta su madre, Esperanza quedó cautivada al ver en televisión un concierto del gran chelista Yo Yo Ma, episodio que la marcaría de por vida como inspiración para lo que más tarde sería su carrera en la música. A los 5 años se interesó por el violín y estudiaba en la Sociedad de Música de Cámara de Oregon (Chamber Music Society of Oregon), donde se quedó hasta los 15 años, despidiéndose como concertino (primer violín, o violín guía).

No había dudas de que Esperanza era una “niña prodigio” de la música. A los 8 años acompañaba a su madre, que tomaba lecciones de jazz en guitarra, y se sentaba bajo el piano del profesor durante la clase; al regresar a su casa, tocaba todo lo que el maestro le había enseñado a su madre.

A los 14 años descubrió el contrabajo, que sería su inseparable compañero hasta la actualidad. Y fue en ese momento donde comenzó también a componer sus propias melodias y letras, evidenciando un talento y enorme capacidad para escribir, cantar y tocar, todo en un nivel exquisito.

Incluso habiendo ganado una beca completa en la prestigiosa escuela de música Berkley, Esperanza pensó en cambiar de carrera y estudiar Economía, dado que no veía en la música un medio de vida. Fue entonces cuando se encontró con un guitarrista que le dijo que debía seguir adelante, dado que ella tenía el “factor X”, que la haría única en su disciplina. El guitarrista de la “frase bisagra” era Pat Metheny.

A partir de ese momento, todo fue crecimiento, creatividad y éxito en la carrera de Spalding. El rótulo inicial de “niña prodigio” derivó en “cantautora” y “multi-instrumentista”. Esperanza se convirtió en una artista que va mucho más allá del mero virtuosismo, interesándose en la exploración de las posibilidades musicales del contrabajo e incorporando estilos y formas musicales por fuera de las fronteras del jazz y la música académica. Un ejemplo claro de la sensibilidad, curiosidad y capacidad expresiva de Esperanza, en su original versión de “Cantora de Yala”, el bello tema del Cuchi Leguizamón (personaje clave de nuestro folklore, y también renovador, al igual que Spalding, dentro de su género).

Para encontrar el nexo entre Esperanza y el Folclore, tenemos que remontarnos a sus años de estudiante en Berkley, cuando un trompetista argentino que formó parte de una de sus bandas, le presentó nuestra música, y ella quedó cautivada por la obra del Cuchi.

Su minimalista e hipnótica versión de “Cantora de Yala”, interpretada solamente con voz y contrabajo, conserva el espíritu de la canción original, pero nos presenta otra cara, como si se tratase de un sensible fotógrafo extranjero que retrata nuestros pagos a través su lente. Los ojos de Esperanza son su voz, y su lente el contrabajo. En un diálogo pausado y respetuoso entre ambos, Spalding canta los paisajes salteños que describió el Manuel J. Castilla en letra, y al igual que en la versión de Leguizamón, una puedo ver y sentir, casi tocar diría, a “ Santa Leoncia de Farfán, bajando por la quebrada, con sus setenta años, a disfrutar del carnaval, en la Carpas de Yala…”

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La versión de Cantora de Yala de Esperazna Spalding se encuentra en su primer disco, Junjo, editado en el año 2005.

A continuación el resto de su discografía hasta la fecha:

ESPERANZA (2008)
CHAMBER MUSIC SOCIETY (2010)
RADIO MUSIC SOCIETY 2012