Los Piojos y el arte de combatir alegremente

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    ¿Vuelven Los Piojos?
CULTURA ROCK

Los Piojos y el arte de combatir alegremente

23 Junio 2025

Hace 16 años, la banda sonora de nuestra vida informaba un parate por tiempo indefinido. El anuncio fue como un baldazo de agua fría, helada. Tan frío como aquel ultimo Monumental en mayo de 2009. Para Ciro, fue un show olvidable en lo técnico, aunque por otro lado habría sido de mucha tensión por las circunstancias. Estaba todo mal entre ellos. Piti Fernández (uno de los fundadores) había decidido abrirse y hacer la suya con su conjunto La Franela, mientras su gran amigo Tavo Kupinski quedaba enojadísimo sobre todo con Ciro, quien luego del alejamiento de Dani Buira había quedado solo en el mando. Todo parecería indicar que ese “parate” anunciado en un confuso comunicado parecería definitivo…

Finalmente, a fines de 2024, comenzaron de nuevo los rumores de reencuentro. Algo sospechábamos cuando Ciro invitaba a Piti a compartir escenario en Vélez junto a su show de Los Persas. No obstante, el regreso se da en un contexto similar a sus inicios, en cuanto a las políticas sociales y económicas que se están llevando a cabo con este gobierno. Nosotros, los que pertenecemos a aquella generación que padeció los tiempos neoliberales de los 90 esperábamos con el regreso de Los Piojos un modo de canalizar esta “nueva marcha de la bronca” que nos aqueja como comunidad. Ahora, luego de disfrutar los últimos dos shows, nuevamente en River, nuevamente con un frío “eternaútico”, llegó el momento de hacer un balance.

El regreso de San Jauretche

En el 2001, meses previos al desenlace fatídico del experimento neoliberal, se habían brindado las elecciones legislativas: el ganador había sido Clemente. Aquel personaje icónico creado por el recordado Caloi, había sido elegido por el electorado desencantado porque aquella criatura no tenía manos con lo cual no podría afanar como el resto de los políticos. La situación de apatía es casi similar en relación a la actualidad. En ese contexto, Ciro comentaba para la revista “La García”:

"El otro día, un remisero me decía: 'Y Menem la hizo bien'. Y mucha gente del pueblo piensa así. ¿Cómo la hizo bien? ¿Qué es hacerla bien? ¿Cagar al de al lado? Lamentablemente hay mucha gente que piensa así en este país. Y mientras tengamos esa mentalidad no vamos a salir adelante".

En la actualidad, casi 15 años después, si reemplazamos al remisero por un conductor de Uber y a Menem por Milei nos daríamos cuenta que algunas cosas nunca cambian, que la Historia nuestra más que cíclica es trágica. Se encuentra en nuestros propios cimientos.

Muchos fanáticos y detractores del líder de Los Piojos lo acusan de tibio porque no realiza este tipo de declaraciones, ni enuncia consignas políticas en sus shows. No obstante, si vemos evidentes continuidades entre los gobiernos de Menem y Milei también cambiamos como sociedad. No somos los mismos que antes y ciertamente no podemos pedirle a Ciro un tono combativo. ¿Para qué medio? Hoy en día, no existen las revistas rockeras, ni tampoco consultamos el suplemento Sí para asistir a los recitales. Ahora todo es efímero, las nuevas generaciones por otro lado canalizan en el trap lo que nosotros encontrábamos en el rock. Habría que rescatar, entonces, los gestos, los guiños de Ciro que demuestran el compromiso inclaudicable ante la sociedad: en marzo, por ejemplo, realizó un show a beneficio por los damnificados en Bahía Blanca reuniendo a su conjunto junto a Los Piojos. Durante aquel evento, se denotó cómo el campo siempre reúne a los sectores populares mientras que en las plateas se encuentra el cotolengo entre “compañeros”, “caretas” y “protogorilas”. En un momento, donde Ciro dio cuenta de lo reunido para los compatriotas de Bahía Blanca, el campo coreó “El que no salta votó a Milei” a lo que Ciro (luego de saltar) reconoció: “Lamentablemente, mucha gente lo votó y lo seguirá haciendo”. Aquel lamento del Ciro maduro coincide con aquel joven que renegaba del medio pelo, aquel mismo medio pelo que en las plateas permanecían inmutables mientras varios puteaban al gobierno. Con la misma cara de póker que te ponía aquel que te reconocía que votó a Menem la primera vez por “peronista” y la segunda vez por “pelotudo”.

En 2003, el periodista Sergio Marchi le preguntaba qué significaba ser piojoso a lo que Andrés Ciro respondía: "Es alguien que no reniega de una cultura nacional y popular (…) Es lo que ven en los recitales".

El pasado fin de semana, lograron hacer la mejor despedida. A diferencia de aquel gélido River, ahora Los Piojos nos regalaron alegría y esperanzas. No solamente volvió a sonar en ambos días aquel himno llamado “San Jauretche” sino que Ciro y los suyos supieron replicar aquella consigna del gran pensador nacional:

Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”.

Los Piojos volvieron a abrazarse, entre ellos y el público. El domingo arrancaron con el legendario “Arco”, donde Ciro volvió a implorar: “Pampa, cerrá las piernas/ te quiero libre del cafishio que gobierna”, para luego arremeter con “María y José” aquella recreación del nacimiento de un nuevo Mesías. Una canción que se podría dar de la mano junto a la emblemática canción de Leonardo Favio “Volvió el Nazareno”. En aquel entonces, Favio recreaba la llegaba de un nuevo Jesús que nacía en la villa trayendo esperanzas. Claro, era 1972 y el regreso de Perón parecía inminente e inevitable. Cuando Ciro la compuso eran los comienzos del nuevo siglo, donde el legado del General conocido como “El modelo argentino” no lo leyó nadie. Por lo menos nuestra clase dirigente lo ninguneó, o se lo llevó a marzo. Sin embargo, “María y José” simboliza la esperanza firmándose en el cierre con los versos finales de la canción: “y uno es todos/ y todos somos uno”.

Le siguió luego, otro tema bastante inusual, perteneciente al último álbum: “Hoy es hoy”, una verdadera declaración de principios.

Los cerdos no aprenden, solo van a especular/Con millones de pibes "No futuro" real/ Miraban para otro, se caía el camisón/Y ahora vienen por el agua: "Hello".

Hoy es hoy/Nena, es hoy/Como si estuviéramos en guerra…”

Luego de la emoción desbordante de “Canción de cuna” y “Merecido” llegó el turno a “San Jauretche”. Aquella canción, compuesta por Ciro para “Verde paisaje del infierno” en el 2000 había estado guardada durante toda esta seguidilla de shows del regreso fue la que permaneció en ambos shows de esta despedida.

En septiembre de 2000, Los Piojos se habían vestido de Eternautas para la revista Rolling Stone. Parece todo poderosamente simbólico que en estos nuevos tiempos de nevada mortal, no solo regresaran nuestra banda de El Palomar sino que también regresara El Eternauta ahora en forma de suceso mundial. Ambos poseen nuestro gen de la Argentinidad. Aquel elemento poderoso que la oligarquía y el pensamiento único no logra erradicar. “Nadie se salva solo” decía el Eternauta, casi una consigna piojosa. Para aquella nota, le preguntaban a Ciro sobre “San Jauretche”. Es que no era un tema más. Salvo las letras de Ricardo Iorio, es raro que nuestro rock escribiera en clave nacional, desde un pensamiento situado. Como que nuestras coincidencias es relación al enemigo en común, aunque proliferen discursos de izquierda, que reniegan de lo nacional.

"-Entonces estás del lado del pensamiento nacional y popular, peronista…

-Socialista nacional, como decía Jauretche.

Hay una canción, “San Jauretche”, que seguramente Los Piojos incluirán en su nuevo disco. En una estrofa dice:

Sarmiento y Mitre entregados/ A las cadenas foráneas/ El sillón y Rivadavia/ Hoy encuentran sucesores./ Qué les voy a hablar de amores/ Y relaciones carnales/ Todos sabemos los males/ Que hay donde estamos parados/ Por culpa de unos tarados/ Y unos cuantos criminales”.

Que hayan decidido re-presentarla en este contexto, vale más que mil declaraciones que vayan arrojadas como botellas al mar. Durante unos minutos, un Monumental repleto cantó al unísono: “Yo le pido a San Jauretche/que vuelva la buena leche”, mientras la imagen de Don Arturo aparecía cual estampita rodeado del sol patrio.

Como siempre, dieron todo en el escenario. Como siempre, transcurrieron cerca de tres horas donde repasaron sus clásicos y también joyitas para el deleite de las viejas y también las nuevas generaciones que quizás nunca se habían apersonado a un recital de rock. Agradecieron y dejaron en claro que esta despedida (a diferencia de la anterior) va a ser un “hasta luego”. En este nuevo parate, va a haber un disco nuevo donde sí podremos cerciorarnos que siguen mantiendo el espíritu de aquel sentir nacional que siempre los caracterizó. Mientras tanto, Los Piojos aprobaron nuevamente aquella consigna jauretcheana de combatir alegremente.