Escuela Normal: el despertar de los jóvenes a la vida política

  • Imagen

Escuela Normal: el despertar de los jóvenes a la vida política

08 Enero 2013

Por Pablo Russo l En los últimos tiempos se han hecho múltiples referencias sobre el despertar de los jóvenes a la vida política. A modo de ejemplo, valga el debate reciente por el voto a los 16 años, que el Congreso Nacional aprobó en 2012. Celina Murga, directora entrerriana radicada en Buenos Aires, aporta lo suyo con su tercer largometraje y primer documental.

En Escuela Normal Murga sitúa la cámara dentro de un colegio público, con el objetivo de mostrar el funcionamiento institucional, a la vez que pone el acento sobre el interés de los alumnos en la participación política. No se trata de cualquier institución: la Escuela José María Torres (Normal 5 de la Ciudad de Paraná) fue fundada por Domingo Faustino Sarmiento en 1871, con director y profesores estadounidenses que tenían la finalidad de formar al profesorado argentino de entonces. Además, es el colegio en el que la directora de Ana y los otros y Una semana solos cursó sus estudios secundarios, por lo que, en cierta forma, esta obra implica un regreso a sus orígenes.

Durante un año, Murga y su equipo registraron la vida cotidiana de los alumnos durante varios viajes a Paraná, asistiendo a las clases y a la participación en la campaña por las elecciones del nuevo centro de estudiantes. El aula, la relación con los docentes, los pasillos, el recreo, la salida del colegio, los deseos y expectativas de los adolescentes para cuando terminen el secundario, las discusiones políticas que se plantean entre los estudiantes para mejorar el lugar de todos (como por ejemplo intentar crear una biblioteca, o bajar los precios de la cafetería), son algunas de las escenas que nos muestra Escuela Normal. Pero también el esfuerzo de la contención institucional, expresado en el personaje de Macacha, la jefa de preceptoras, que intenta ordenar el caos juvenil de todos los días.

A pesar de que prácticamente todo transcurre dentro del establecimiento, Murga logra una presencia no invasiva con su cámara, convirtiendo a los alumnos en protagonistas aparentemente despreocupados del registro audiovisual, beneficiando al relato con frescura y naturalidad. Para este trabajo, la directora se inspiró en la película Ser y tener, en al que Nicolás Philibert se ocupa de la conducta de los niños de una escuela primaria francesa, y también en un viejo documental de Frederick Wiseman: High School , de 1968.

Escuela Normal fue ganadora de un concurso del INCAA con motivo de los festejos del Bicentenario, y antes del estreno en los cines Gaumont y Malba, pudo verse en el BAFICI 2012 y participó del Festival de Berlín, donde obtuvo una mención especial del Premio Caligari en el Forum del Cine Joven. Mientras Celina Murga trabaja en un nuevo proyecto con producción de Martín Scorsese, se ofrece en pantalla su mirada sobre los jóvenes, sus inquietudes y pasiones políticas.