“Era inusual que una mujer tuviera esa capacidad de movilizar, liderar o constituirse en referente de los sectores populares”

“Era inusual que una mujer tuviera esa capacidad de movilizar, liderar o constituirse en referente de los sectores populares”

26 Julio 2013

APU: ¿Cuál fue el papel de Encarnación en la carrera política de Rosas?

Fabio Wasserman: En verdad es muy poco lo que se sabe sobre Encarnación Ezcurra en las dos décadas que van desde su casamiento con Rosas en 1813 hasta su participación decisiva en 1833 cuando se dividió el partido federal porteño entre rosistas y antirrosistas (también conocidos como apostólicos y cismáticos). Esta división fue producto del rechazo de Rosas a continuar gobernando sin facultades extraordinarias, razón por la cual a fines de 1832 fue electo su Ministro de Guerra, Juan Ramón Balcarce, dando lugar en los meses siguiente a un reagrupamiento político que derivó en ese enfrentamiento.

Sobre el accionar de Encarnación en esos días tenemos la suerte de contar con testimonios de seguidores y adversarios, pero también con las cartas que intercambió con Rosas que se encontraba en el sur encabezando una expedición para afianzar la frontera. Ante su ausencia, y la posibilidad de que se impusieran sus adversarios, Encarnación se puso al frente de los rosistas cuando advirtió que sus referentes en la ciudad tenían un comportamiento timorato o dubitativo.

Además de las intrigas habituales, se valió del vínculo estrecho que junto a su hermana María Josefa había establecido con los sectores populares y, en particular, con la población de color que a cambio de información y servicios podían recibir algún beneficio. Esto permitió que se convirtiera en una figura muy popular, que le valió la admiración de los rosistas y el odio y el desprecio de sus enemigos. Fue en ese contexto que Encarnación alentó la creación de la Sociedad Popular Restauradora, integrada por miembros de la elite que adherían con fervor a Rosas, y en cuyo seno se organizó la Mazorca como fuerza de choque destinada a amedrentar a los opositores (de hecho entre 1833 y 1834 se debieron exiliar varias figuras federales que no eran rosistas).

En los años siguientes no tuvo una actuación tan destacada, pues murió en 1838 cuando comenzó otro ciclo de violencia en el que probablemente hubiera vuelto a tener un rol protagónico. De algún modo, sin embargo, siguió ocupando un lugar central tras su muerte, ya que Rosas aprovechó su popularidad al realizarse sus funerales y al constituirla en una figura que debía ser reverenciada como “Heroína de la Federación” tal como puede leerse por ejemplo en El Matadero de Echeverría.

APU: ¿Era normal esa participación política de una mujer en esa época?

FW: No era algo normal, pero esto no quiere decir que las mujeres no tuvieran la posibilidad de intervenir en política. Sólo que no lo hacían en el ámbito público. En todo caso, podían participar de intrigas en el seno de las elites, como lo hacía por ejemplo Trinidad Mantilla, la esposa de Balcarce. Lo que sin duda era inusual era que una mujer tuviera esa capacidad de movilizar, liderar o constituirse en referente de los sectores populares que tuvieron Encarnación y María Josefa Ezcurra.

APU: Sobre Encarnación también cayó una leyenda negra, ¿qué hay de verdad en eso?

FW: Si la leyenda negra se refiere al uso de la violencia, no hay duda de que Encarnación incitó a sus seguidores a ejercerla contra sus enemigos sin ninguna contemplación. El problema, como todo lo que rodea al rosismo, es que a lo que efectivamente sucedió se le agregaron historias o episodios de carácter dudoso.

APU: ¿Por qué crees que su nombre sea poco conocido en nuestra historia?

FW: No creo que sea poco conocido o, al menos, no lo es si se lo compara con otros. Aprovecho la pregunta para decir que, salvo excepciones, me parece que se trata de un interrogante que no es productivo ya que la respuesta suele preceder a la pregunta al suponerse que hay una suerte de conspiración que oculta hechos o figuras de nuestrao pasado. Esta posición, que podía tener sentido hace varias décadas cuando fue planteada por el revisionismo en oposición a la historia llamada “oficial”, “liberal” o “mitrista”, se transformó en un cliché, en un gesto vacío y en juicio moral que sobreinterpreta todo nuestra historia e ignora los avances producidos desde 1983, pero también numerosos trabajos que tienen varias décadas en los que se analizan muchas de la temáticas, hechos y personajes que supuestamente han sido ocultados (ignorancia que en algunos casos es real, pero en otros es impostada). En todo caso, lo que me parece mucho más interesante de tratar es el vínculo entre conocimiento histórico, política y sociedad, incluyendo la educación, los medios, etc.