Entre la lógica privatista y el castigo ideológico

Por Maricruz Gareca y Boris Katunaric

APU: El fin de semana el macrismo volvió a clausurar un centro cultural. Casa Orilla, espacio cultural del que sos parte, corrió idéntica suerte el año pasado. Contanos cómo fue y cómo analizas la situación de los espacios culturales en la Ciudad de Buenos Aires.

Fernando Ressia: Hay un problema que instauró el macrismo en el 2010  y es que derogó la figura jurídica de club de cultura, entonces todos los lugares chicos como era Casa Orilla quedaron sin ninguna figura legal para funcionar. Después lo que te ofrecen es funcionar como teatro independiente, cosa que no somos, o si no podes funcionar como café bar y eso te obliga a tener una actividad comercial bastante intensa que nosotros no teníamos ganas de hacer. Eso plantea el problema de que vos tenés que hacer actividades de manera ilegal, o correrte de la actividad originaria que querías hacer si o si.

Nosotros no queríamos estar de ninguna manera ilegal pero queríamos seguir funcionando porque era la única manera que teníamos de sustentar la casa donde funciona la revista y también tenemos una agrupación política. Un día llegaron inspectores que nos cerraron la casa y hoy casi no hacemos ninguna actividad porque estoy con un juicio y me quisieron cobrar una multa de $3.500. Es decir, no tenemos ninguna manera de funcionar legalmente por un lado, y por el otro, no hay ningún fomento del gobierno de la ciudad para que funcionemos; es más, hay una persecución sistemática de cerrar cuanta casa cultural exista. Y esto es porque para el macrismo la cultura tiene que ser todos grandes eventos marketineros en función de su propio marketing político. Si vos tenés una casita cultural en donde funciona una agrupación kirchnerista evidentemente no les interesa y te clausuran.

APU: En una nota que publicaste en el suplemento Ni a Palos, hablabas de cómo funciona la lógica privatista y el castigo ideológico.

FR: Hay algo de eso, pero creo que es algo más amplio que está viviendo la ciudad porque uno podría decir que el macrismo se ensaña solo con los centros culturales pero no es así, también vemos ese ensañamiento con la salud pública donde se están haciendo paro por un recorte del 20 %  del salario de los trabajadores, con la educación los años anteriores hubo un montón de tomas en los colegios públicos porque la educación está en un vacío monumental a nivel edilicio: no hay mantenimiento monumental, todo el presupuesto se lo sacan a la educación pública para dárselo a la privada.

Es decir, no es solo algo que vive la cultura, es algo que la gestión macrista tiene en todas las áreas del gobierno. Es volver a los noventa, un estado mínimo, un mercado que se regula por sí solo  y toda esa regulación por si sola pertenece a los grandes grupos económicos, lo que esté por fuera de eso debe desaparecer. Es la lógica del neoliberalismo de Menem y Macri está haciendo lo mismo en la ciudad.

APU: Comentanos sobre Orilla Sur,  la revista digital que dirigís.

FR: Orilla Sur es una revista que nació en el 2011, la hacemos de manera independiente y autogestiva y tiene la idea de poder mezclar un poco todo lo que es la cultura independiente en la C.A.B.A., que es una de las características principales que tiene esta ciudad. Quien haya tenido la posibilidad de viajar por alguna parte del mundo sabe que lo que pasa acá no pasa casi en ningún lado con más de 200 obras en cartel, 200 bandas, hay de todo para hacer en esta ciudad.

La revista pretende mostrar eso y mezclarlo también con la parte política militante. Yo veía que eso no estaba reflejado en ninguna revista y tenía ganas de hacerlo. Dentro de poco vamos a lanzar una nueva página, estamos trabajando en eso y creo que va a estar para el mes que viene y esperamos por lo menos empezar a imprimirla dos veces por año. Yo estoy en contra de la impresión mensual porque parece que se lee muy por arriba y después se tiran a la basura y no hay un cuidado del objeto y se gasta mucha plata, pero en cambio, en vez de hacer eso, preferimos pensar una o dos impresiones anuales que sean más de  colección, para guardar en la biblioteca, que se parezca más a un libro que a una revista de descarte.

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