Eduardo Alberto Hidalgo: “Coco se exigía y exigía a los demás el mismo compromiso de ideas volcadas en el teatro”

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Eduardo Alberto Hidalgo: “Coco se exigía y exigía a los demás el mismo compromiso de ideas volcadas en el teatro”

13 Mayo 2017

Por Eduardo Alberto Hidalgo

“Todo ser humano es esencialmente un artista”. Una de sus definiciones. Uno de sus pensamientos, echados a volar con la eterna inquietud de la enseñanza. Enseñanza de vida que mamó de su padre, a quien admiró y de quien aprendió a amar al teatro viéndolo actuar entre otros en el grupo de teatro "Alborada", en el salón de la Fraternidad en Tandil, donde su padre actuaba, cantaba y tocaba la guitarra. Tras esa misma enseñanza galoparon sus ideas, su compromiso, su militancia abrazada al teatro, porque como decía siempre “pienso que la historia no es lineal y no hay un solo camino para liberar al ser humano de la opresión”. 

Quizá su obra más sobresaliente, desbordante de militancia y compromiso profundo fue “La Cantata Santa María de Iquique” cuyos actores eran todos obreros, que se estrenó en Centro Cultural de Viedma a sala llena y con la presencia destacada nada más y nada menos que de Arturo Jauretche. Luego llegó a Bahía Blanca, hasta lograr presentarla en el Teatro Municipal estreno sobre el cual relató alguna vez, “llenamos el teatro con compañeros de los barrios y las villas, ya que los integrantes del grupo venían de allí. Recuerdo que cuando salí a escena, pude ver que al fondo de la sala estaban los compañeros Montoneros cuidando la misma, ya que varios de nosotros militábamos en la Tendencia. En el palco de adelante, cerca de escena, estaban compañeros del ERP con boina, estrella roja y armados, también cuidando la función”. 

Luego vendría el exilio en EEUU como consecuencia de amenazas de la Triple A, exilio que lo marcó profundamente y que alguna vez relató así, “en esa época recibíamos noticias de la actividad en los centros clandestinos de detención y la usábamos para difundir la situación mediante un periódico. Recuerdo que salía a la calle vendiéndolo, diciendo lo único que pronunciaba fluido en inglés "News from Argentina!". Fueron momentos muy dolorosos que aún me acompañan. En esos años trabajábamos conjuntamente con el Frente Sandinista, lo que nos permitió invitar al poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, quién en un barrio de San Francisco realizó unos bautismos que me sorprendieron: al derramar agua bendita sobre la cabeza de los pequeños decía: "Espíritu del capitalismo, ¡sal de este niño!, espíritu de la propiedad privada, ¡sal de este niño!". 

Luego su paso por Méjico y finalmente el retorno a la Argentina, un largo camino lleno de dolor, arte e ideas. “La Pasión del Piquetero" de Vicente Zito Lema en el 2006, con el grupo "Contraviento" del Frente Darío Santillán, fue otro rasgo de sus ideas en el teatro. Finalmente, ya en Bahía Blanca, fundó el teatro “El Aguante” donde una importante cantidad de jóvenes se sumaron a su rigurosa manera de enseñar teatro, que no muchos soportaron porque Coco se exigía y exigía a los demás el mismo compromiso de ideas volcadas en el teatro. Allí lo vi actuar en un homenaje al año de su fallecimiento, de mi compañero, hermano y amigo Ernesto Alfredo Malisia, integrante fundador del “Teatro Alianza” otra experiencia bahiense de los 70 que recorría los mismos senderos del teatro de Coco Martínez, donde puso una obra que recorría la memoria de los desaparecidos con una escena interpretada brillantemente por él y que a mí al menos me impactó profundamente hasta el día de hoy, por lo conmovedora y dolorosa.

Siempre es difícil hablar de otros, en este caso especial con la personalidad fuerte y rigurosa de Coco Martínez que abrevó en una formación indudablemente nacional y popular, y que no aceptó pliegues o ambigüedades como rasgo más potente, pero pletórico de cariño con los compañeros, y con las clases populares a las que acompañó siempre hasta que su camino llego al fin. Me hubiera gustado que estuviera hoy por aquí con su bagaje de dignidad, y con su decisión siempre fresca de que el mundo fuera diferente y allí está para la memoria su palabra, “para que el teatro sea revolucionario hay que distanciarse de la tradición romántica y hacer "visible lo visible", incluso ser crítico hasta del mismo proceso revolucionario.” Seguís con nosotros querido Coco, porque por acá está todo por hacer aún.