"Crítica anfibia" y literatura: entre lo vivido, lo pensado, lo sensible y lo político

  • Imagen
    Lucía Tennina
    Foto: Serena Cándido
CRÍTICA LITERARIA

"Crítica anfibia" y literatura: entre lo vivido, lo pensado, lo sensible y lo político

22 Junio 2025

"Revivo, respiro, repito, resignifico". A partir del sugestivo arte de tapa, Lucía Tennina nos invita a sumergirnos en Crítica anfibia. Métodos y espacios de acción de los estudios de la literatura en la contemporaneidad (editorial Tren en Movimiento)una obra que se propone como herramienta para comprender y contribuir a la construcción de nuevas narrativas en el campo de la crítica literaria.

En esta propuesta Tennina dirige su mirada hacia una crítica literaria que se atreve a bajarse del pedestal académico. Su enfoque es de una crítica emergente, anfibia, que se desplaza entre lo vivido, lo pensado, lo sensible y lo político. En este contexto la autora se anima a mirar desde abajo y desde adentro del mundo de las letras para cuestionar estructuras y jerarquías sostenidas por un pensamiento colonial que históricamente ha silenciado saberes y trazado límites excluyentes entre lo aceptado y lo rechazado por ese sistema.

Lucía Tennina habla desde una experiencia profunda. Doctora en Letras (UBA) Investigadora del CONICET, Magíster en Antropología Social (UNLA) y docente especializada en literatura brasileña contemporánea, ha trabajado como editora y traductora de autoras y autores afrolatinoamericanos. Esta labor, muchas veces ejercida como un puente entre escritor y editor, le ha permitido advertir cómo ciertos nombres y obras alejados del patrón hegemónico del "ser escritor” enfrentan barreras sistemáticas en el campo editorial.

Por eso, según cuenta la propia autora, Crítica anfibia nace también desde una cierta incomodidad —una crítica molesta, un poco de enojo — frente a formas de ejercicio de una actividad que, como los anfibios, pareciera estar en vías de extinción. Pero¿es eso realmente así? Tennina se asume como crítica literaria con plena conciencia y con el compromiso de activar sentidos nuevos, de salir de la zona de confort para proponer acciones transformadoras. Como afirmó durante la presentación de su libro, se trata de mostrar “lo que hay en cada obra, y no necesariamente todo lo que falta”.

Imagen
Tapa libro Critica Anfibia

Saberes y controversias

El recorrido por Crítica anfibia se organiza en seis capítulos que invitan al debate, la revisión y el reconocimiento de prácticas creativas, colaborativas y contemporáneas en torno a los materiales literarios, sus plataformas de circulación y los desafíos del mercado actual. En lugar de segmentar públicos, Tennina los amplifica: su libro está pensado para lectores diversos —estudiantes, docentes, investigadores y curiosos— que deseen acompañar un proceso transformador, un llamado a constituirse en “críticos anfibios”.

Dentro del universo conceptual de la obra, sobresalen capítulos como "Crítica performática", "Crítica no extractivista" e "Influencers de la crítica" donde la autora se posiciona, analiza, presenta estrategias teóricas, prácticas cotidianas y hace preguntas directas como “¿quién lee lo que escribimos?“.

En este sentido hay una reflexión sobre este presente atravesado “por un desprecio brutal a la cultura y a la universidad” en el cual la autora analiza que “entre los colegas que nos dedicamos a la docencia en Letras cargamos con un gran pesimismo en relación con la lectura de los estudiantes para nuestros cursos. Las lecturas cuando ocurren, cada vez más descansan en textos cortos, tanto ficcionales como teóricos, y aquellos tiempos de los grandes relatos parecen ir quedando cada vez más atrás. De todos modos, ¿será que nuestros jóvenes no es que ya no leen grandes novelas, sino que muchas veces los muros de la facultad resultan poco amigables para compartir ciertas lecturas e incluso ciertas fuentes?”

Al respecto, Lucía Tennina pone en tensión las decisiones bibliográficas, como lo demuestra su tratamiento del caso del sociólogo brasileño Boaventura de Sousa Santos. Al referirse a su noción de “ecología de saberes”, la autora valora su aporte teórico como punto de partida para una crítica co-creadora y plural, pero sin dejar de visibilizar las trece denuncias por acoso laboral, sexual y moral que pesan sobre él. Esta postura ética y crítica en el uso de las fuentes es una de las referencias más valientes del libro.

“¿Pero entonces?, ¿qué queda?"

Con una pregunta que abre y cierra el libro —tomada de un epígrafe de Una modernidad periférica de Beatriz Sarlo—, Lucía Tennina se pregunta en definitiva cómo hacer para que los libros —el suyo, el de otros, el que aún no ha sido escrito— lleguen a la biblioteca o al lector que no imaginaba alcanzarlo. El recuerdo y la profundidad de las palabras de Sarlo en un momento de insatisfacción como crítica literaria hacen eco en Tennina, que al igual que Sarlo, se enfrenta a sus propias “encrucijadas y salidas” para tomar una decisión. En esa sintonía Lucía Tennina encuentra y comparte su camino “en función de lograr una producción más plural, más compleja y accesible a la vez”.