A 15 años del asesinato de Mariano Ferrerya, inauguran un mural de homenaje

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    Pablo Ferreyra

A 15 años del asesinato de Mariano Ferrerya, inauguran un mural de homenaje

21 Octubre 2025

El lunes 20 de octubre se cumplió un nuevo aniversario del crimen de Mariano Ferreyra. A continuación, las palabras de su hermano Pablo, quien homenajeó al militante, en el marco de un acto en el municipio de Avellaneda, donde también participó el intendente, Jorge Ferraresi.

Hoy nos encontramos acá, en Avellaneda, para recordar a Mariano a quince años de su asesinato. Es un día lleno de emociones y de memoria, pero también de agradecimiento. Gracias a quienes se acercaron, a quienes siguen haciendo que su nombre siga vivo. Y gracias, sobre todo, a esta ciudad que siempre lo abrazó, que nunca lo olvidó. Avellaneda fue su lugar, su escuela, su militancia, sus amigos, y el territorio donde militó en el Partido Obrero, comprometido con las causas de los trabajadores. Y hoy vuelve a ser su casa.

En esta ciudad, la memoria de Mariano también camina entre nosotros: en el barrio de Piñeyro, una calle lleva su nombre —la calle Mariano Ferreyra—, y en Dock Sud funciona el Jardín de Infantes N.º 934, que también lo recuerda. Son lugares donde su nombre se hace cotidiano, donde la memoria se vuelve parte de la vida de todos los días. Gracias a la fuerza de todos ustedes, a la organización y a la lucha colectiva, logramos justicia.Pero la memoria no se agota en una sentencia.

La memoria se renueva cada vez que nos reunimos, cada vez que alguien joven escucha su historia y la hace propia. Eso también es justicia. Han pasado quince años. Y hoy estamos acá su familia: la que lo conoció y la que no llegó a conocerlo. Están mis hijos —León, Oliverio y Fermín—, sus sobrinos, que hoy tienen 13, 8 y 3 años, y que crecieron escuchando su nombre, sus historias, sus valores. Ellos nunca lo conocieron, pero saben quién fue y qué representó. También están mi compañera, su familia, y muchos amigos nuevos que se sumaron en este camino. Algunos no llegaron a ver a Mariano, pero lo sienten cerca, como si fuera parte de la familia. Porque el día que lo asesinaron, muchos sintieron que también les habían arrebatado a un hermano.

Y desde entonces, esa hermandad sigue creciendo — entre sus amigos, sus compañeros de militancia y todos los que lo recuerdan con cariño y compromiso. Vivimos tiempos donde a veces se intenta convencer a los jóvenes de que lo colectivo no vale la pena, que cada uno tiene que arreglarse solo. Pero cada vez que aparece una causa justa, ellos también salen a la calle, se organizan, se abrazan. Ahí está la semilla que Mariano dejó: la certeza de que ninguna libertad es real si no es compartida, y que la empatía sigue siendo la forma más profunda de la justicia. 

Mariano era un pibe alegre, sensible, curioso. Creía en un mundo más justo y vivía con coherencia. Por eso, recordarlo no es solo mirar hacia atrás: es también pensar qué hacemos hoy para que su lucha siga teniendo sentido. Porque mientras haya injusticias, Mariano sigue estando del lado de los que no se rinden. 

Gracias a Avellaneda por este mural, por hacerlo parte del paisaje, por hacer de su memoria algo vivo, cotidiano, compartido. Y especialmente gracias a Jorge Ferraresi y a toda la Municipalidad de Avellaneda, por sostener en el tiempo este compromiso con la memoria, con la justicia y con las causas populares.

Quiero agradecer también al Centro de Estudios Legales y Sociales, el CELS, y a su equipo jurídico de derechos humanos. Su trabajo riguroso fue clave para construir la hipótesis que permitió condenar a los autores materiales y también a los responsables intelectuales del crimen. Esa perseverancia técnica y humana nos enseñó que la justicia se conquista con verdad, organización y coraje. Y digo algo más, desde un lugar personal.

Hoy también estamos acá por mi mamá, por todo lo que soportó y sostuvo durante estos quince años, con una entereza que nos marcó a todos. Por mis hermanas, por mi viejo, y por tantos amigos que acompañaron en silencio, en la calle, en cada aniversario, en cada abrazo. Porque sin ellos, sin ese amor que nunca se quebró, no estaríamos acá, de pie, recordando a Mariano con paz, con orgullo y con amor. Porque mientras haya quienes crean en la justicia, en la solidaridad y en la vida digna. 

¡Mariano Ferreyra va a seguir presente, ahora y siempre!