El crimen de Ramón "Sugus" Santillán: el recuerdo de un joven solidario
El 6 de junio de 1999 Ramón Santillán (21), fue brutalmente asesinado en el paso nivel de la estación William Morris del ferrocarril San Martín, en el partido de Hurlingham. Ramón, a quienes sus amigos llamaban “Sugus” colaboraba con el Centro Cultural ubicado frente a la mencionada estación. Había ido a celebrar el triunfo de su club Boca Juniors y para asistir a la despedida que le habían organizado, ya que en pocos días se iba a ir del país debido al contexto económico. En este contexto fue atacado por Juan Sebastián Acosta, cabo de Gendarmería, que terminó con su vida.
Su madre Lilia Saavedra confirmó a AGENCIA PACO URONDO que este viernes 6 de junio se realizará un nuevo homenaje al joven, a las 18 hs en el barrio porteño de Villa Crespo. Es de recordar que Acosta fue condenado a 10 años pero la Cámara de Casación de La Plata no confirmó ni desestimó la condena, logrando así que la sentencia se cumpliera con prisión domiciliaria.
En una entrevista con este portal en junio del 2019, Lilia relató el hecho y desarrolló: “Al negro Sugus lo mataron por ser solidario. Estaba viajando en el tren, una persona que venía en vagón donde van las bicicletas se sentó y sin querer tocó la manivela del vagón que frenaba el tren que estaba al alcance de cualquiera. Al pararse el tren, Sugus y los otros chicos ayudaron a bajar a la gente. El último en bajar era Sugus y cuando está por bajar ve que en el vagón del fondo un gendarme le estaba pegando a un pibe. Entonces volvió y le dijo al gendarme: ‘No le pegues más al nene. Si se mandó alguna llamá a la policía pero no le pegues’. El gendarme le respondió ‘callate vos negro de mierda. No te metas’. Empezaron a discutir y a tironear agarrando al nene. Sugus y el nene pudieron saltar por la puerta del vagón hacia el ripio de la vía. Ahí el gendarme le disparó a Sugus apuntando a la cabeza quien recibió un impacto de bala de arriba hacia abajo. Sugus prácticamente muere en el acto”.
En este contexto, la madre del joven recordó: “Este gendarme nunca pisó la cárcel. Lo condenaron a 10 años con prisión domiciliaria hasta que la Cámara de Casación dicte sentencia firma”.
“Las madres tuvimos que aprender a hablar en medios de comunicación, a hacer marchas, a exigir a los jueces que nos reciban y a leer el Código Penal para ser la voz de nuestros hijos. Mis compañeros de lucha y militancia me ayudaron y sigo aprendiendo hasta hoy. Eso le sirve también a otras compañeras. Queremos que los casos de violencia institucional sean tratados como crímenes de Estado y queremos una democratización de las fuerzas de seguridad y de la justicia”, reflexionó.