Caso Ezequiel Demonty: “Queremos que se cumpla el total de la condena”

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Caso Ezequiel Demonty: “Queremos que se cumpla el total de la condena”

22 Septiembre 2020

Por Diego Moneta

El lunes de esta semana se cumplieron 18 años de aquel 14 de septiembre de 2002. Ese día Ezequiel Demonty salió con dos amigos al boliche Panambí, en Constitución. Durante su regreso, fueron detenidos por un grupo de agentes de la Policía Federal de la Comisaría 34, con la excusa de que una persona había denunciado el robo de una bicicleta.

Luego de agredirlos en el piso, decidieron introducir a cada uno de los jóvenes en distintos patrulleros y llevarlos hasta la orilla del Riachuelo, a la altura del puente Uriburu, en Nueva Pompeya. Tras nuevas amenazas, agresiones y torturas, los empujaron al agua. Los otros dos amigos pudieron sobrevivir, pero Ezequiel no sabía nadar, información que los oficiales ya conocían, por lo que terminó ahogándose. Desde 2015, ese puente lleva su nombre.

Tras siete días de búsqueda, el 21 de septiembre su cuerpo apareció flotando. La autopsia arrojó que su muerte se debía a asfixia por inmersión, pero la investigación demostró la responsabilidad de las fuerzas de seguridad. En octubre de 2004, fueron condenados el subinspector Gastón Somohano, a reclusión perpetua, y el inspector Gabriel Barrionuevo y el cabo 1° Alfredo Fornasari, a prisión perpetua. Otros seis acusados recibieron penas de entre 3 y 5 años por omisión de evitar los delitos cometidos.

En mayo de 2007, la Cámara de Casación Penal dejó firme el fallo. Sin embargo, a comienzos del año pasado Barrionuevo y Fornasari recibieron el beneficio de salidas transitorias por “haber pasado más de 15 años y haber tenido una conducta ejemplar”: dos de hasta 12 horas y, cada dos meses, una de 24. Además, solicitan fecha de liberación.

Agencia Paco Urondo entrevistó a Leonardo Demonty, hermano de Ezequiel, en un nuevo aniversario del caso de violencia institucional.

APU: ¿Cómo analiza el recorrido durante estos 18 años?

Leonardo Demonty: El recorrido es muy duro. Seguimos sintiendo el mismo dolor del primer día. La invención de causas es una práctica de las fuerzas de seguridad en el tiempo que sea, ya sea dictadura o gobierno neoliberal. A Ezequiel le inventaron que se quiso robar una bicicleta, un taxi, después que le quiso robar a alguien que salía de trabajar. Siempre que hay un pibe de barrio se lo quiere culpar. La realidad es que con Dolly, mi mamá, desde el primer momento dijimos que si mi hermano estaba robando tampoco era la manera para proceder de la policía. Entendemos que son prácticas heredadas de la dictadura, porque conocimos muchos casos antes del de Ezequiel con el mismo procedimiento. Creo que fuimos una de las pocas familias que nos animamos a denunciar el caso.

APU: A pesar de las condenas, el último año le otorgaron el beneficio de las salidas transitorias a algunos de los responsables.

LD: Las condenas fueron ejemplares para lo que era el momento. Agradecemos al juzgado, a los abogados y a la familia por la lucha que se tuvo. El tema de las salidas transitorias al principio nos cayó mal. Queremos que se cumpla el total de la condena. Algunos alegan que se reinsertaron, pero la realidad es que son personas que se capacitaron para portar un arma, y son policías, no cualquier persona. Ese derecho se le puede dar a un criminal común, a ellos no. Pero como siempre dice Dolly, nosotros luchamos por los derechos humanos de las personas, incluso de los que mataron a mi hermano. Eso no quita que si ellos no están aptos para reinsertarse a la sociedad nosotros luchemos para que cumplan lo que tengan que cumplir.

APU: ¿Qué tan importante es la inserción en el barrio y el acompañamiento a las familias ante un caso de violencia institucional, teniendo en cuenta su mirada como militante y el de la Asociación Ezequiel Demonty?

LD: El rol es fundamental. Se hace un acompañamiento desde el primer momento. Se denuncia en público, se acompaña en el juicio, desde lo afectivo. A veces también ayudamos desde lo económico. Se ayuda de varias formas, pero sobre todo que el familiar no se sienta solo. Después de que te matan un hijo o un hermano siempre lo que viene es peor, y hay que estar preparados.

APU: En el contexto de la pandemia, ¿cómo van a conmemorar la fecha?

LD: El sábado 19 hicimos una jornada de ollas populares en Ciudad Oculta, Bajo Flores, Merlo, y en todos los lugares que se quisieron sumar. Una jornada nacional en todo el país por Ezequiel Demonty. Y el día 21 vamos al Riachuelo, a las 13 horas, para tirar flores por Ezequiel como hacemos todos los años.