35 años del asesinato de María Soledad Morales: el crimen que cambio la historia de Catamarca

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    María Soledad Morales

35 años del asesinato de María Soledad Morales: el crimen que cambio la historia de Catamarca

08 Septiembre 2025

En septiembre de 1990, las alumnas de quinto año del Colegio del Carmen, en San Fernando del Valle de Catamarca, estaban alborotadas. Se acercaba el ansiado final del secundario y el viaje de egresadas. Como no todas podían pagarlo, estaban organizando un baile para recaudar fondos. María Soledad Morales, de 17 años, estaba en ese grupo.

Hija de una familia humilde, mantenía una relación secreta con Luis Tula, un hombre del pueblo unos años mayor y casado. La noche de la fiesta, el 7 de septiembre, salió del boliche alrededor de las 3 de la madrugada ya que había acordado encontrarse con Tula. Juntos fueron a otro lugar en el que conoció a los llamados “hijos del poder”, es decir hijos de funcionarios, como Guillermo Luque. Luis, su padre, era diputado nacional y ladero del gobernador Ramón Saadi. El hombre de quien ella aseguraba estar enamorada la había entregado a una fiesta fatal: fue drogada, violada, quemada, y le arrancaron partes de su cuerpo. Unos días después, su cuerpo desfigurado apareció en un basural.

La conmoción de la sociedad fue inmediata y el “caso María Soledad” alcanzó la centralidad informativa. Todo el país miraba hacia Catamarca, una provincia aparentemente tranquila. No obstante, era común mirar para otro lado cuando los hijos de los poderosos “perdían” el control en este tipo de “fiestas”. Con la complicidad y encubrimiento policial, el poder político disparó contra la joven: se demoraron pericias, desaparecieron pruebas, amenazaron a testigos y aportaron testimonios falsos. El entonces jefe de Policía Miguel Ferreyra ordenó que lavaran el cadáver. 

Sin embargo, la rectora del Colegio, Marta Peloni, se puso al frente del pedido de justicia bajo una modalidad de reclamo en la vía pública que pronto se generalizó y se conoció como “marchas del silencio”. Si bien los concurrentes sólo caminaban tomados de sus brazos sin emitir palabra, cada marcha significaba un grito más potente. Se repitió ochenta y dos veces. La presión social llevó a Carlos Menem a intervenir la provincia. Las marchas se replicaron en otras ciudades generando una rebelión popular que destituyó a los Saadi

Con la intención de demostrar objetividad en la investigación, cuando el escándalo de corrupción ya se había generalizado, Luis Patti, represor de la dictadura, fue enviado desde Buenos Aires, pero desde su arribo demostró complicidad con el aparato catamarqueño. El primer juicio fue anulado debido a la parcialidad de los jueces. En 1997 finalizó el segundo, en el que Luque fue condenado a 21 años de prisión por violación y asesinato y Tula a 9 años por ser participe secundario. Ambos están en libertad en la actualidad. La familia de María Soledad siempre sostuvo que había más involucrados. 

El asesinato de la joven constituyo un femicidio antes de que la figura legal estuviera tipificada en el Código Penal y marcó importantes antecedentes en cuanto al reclamo de las mujeres en temas de género. El caso fue llevado a la pantalla en 1993 mediante la película El caso María Soledad, protagonizada por Valentina Bassi, y en 2024, por el documental de Netflix María Soledad: el fin del silencio, enfocado desde los testimonios de sus compañeras y la hermana Marta. A la distancia vemos patrones repetidos en los años posteriores: corrupción, impunidad de los poderosos, miedo y pactos de silencio. También vemos lo que se puede lograr ante el reclamo colectivo, encabezado por un grupo de jovencitas de quinto año del secundario y una monja: destituyeron a un gobernador.