"Todo proceso de despenalización es auspicioso"

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"Todo proceso de despenalización es auspicioso"

19 Diciembre 2012

Por Enrique de la Calle

AGENCIA PACO URONDO: Algunas de las cosas que se dicen habitualmente es que si hay paco, tiene que ver con que hay fábricas de cocaína en el país, porque el paco sería residuo de la cocaína ¿Esto es así?

NE: Sí, con el paco hay circunstancias de las que mencionás y un par más. El paco no es una droga argentina, es latinoamericana aunque tenga distintos nombres en cada país. En todos los casos se trata del mismo tipo de residuo de la producción de los pisaderos de cocaína.

En la argentina aparece con la crisis del 2001, cuando se desploma totalmente la economía, es la droga que más fácilmente empieza a circular por su precio barato, llegó a estar en 1 peso y ahora está en 10 pesos, la cual, la hace accesible para una población mayoritariamente despedida de todo tipo de conexión del mercado económico normal. En Argentina nos encontramos con una población de millones de personas que ni siquiera están al borde más excluido del sistema, sino afuera, sin ningún tipo de ingreso formal ni informal preestablecido.

En ese sentido el paco encuentra rápido cauce aunque dicen los especialistas que está empezando a penetrar el consumo de paco en algunos sectores de clase media, estudiantes secundarios y demás. Todos conocemos las características del paco y las noticias que se brindan no son mentirosas. Es una droga altamente adictiva y destructiva por los elementos con que se fabrica. Una suposición que obra de fondo es que el paco tiene que ver con el aumento de las cocinas de cocaína en los barrios del Gran Buenos aires.

Las dos cosas son ciertas, hay aumento de consumo de paco y hay descubrimiento de allanamientos de cocinas porque desde Bolivia se traen los ladrillos de pasta base para luego procesarlo y refinarlos en lo que se llaman las cocinas. Habrá que ver si estos dos hechos están tan fuertemente vinculados como se dice, puede ser que sí, cosa que habrá que establecer fehacientemente pero en general nos encontramos en Argentina con un aumento fuerte de consumo de drogas. Un tema social preocupante en los alrededores de las grandes ciudades, en Buenos Aires.

Hay que estudiar específicamente y con claridad las fuerzas de seguridad en este comercio y en esta actividad. Hay que prestar atención en el tratamiento de las fronteras en la política argentina, sobre todo la frontera norte.

APU: Entonces, sí hay cocinas de cocaína en Argentina. Alguna vez escuché a otro especialista decir que esto era falso.

NE: Hemos tenido información sobre descubrimientos de allanamientos de cocinas de cocaína. Hay que ver si llegan a tener tal magnitud como para justificar la expansión del consumo de paco independientemente de la cantidad de cocinas. El consumo de paco crece, no hay desabastecimiento, incluso en las Villas y los asentamientos donde hay presencia de gendarmería y policía el consumo sigue existiendo sin dificultad ya que sigue habiendo provisión sin presiones. Es un desafío muy grave y muy fuerte el tema del consumo de paco.

APU: En cuanto a estos proyectos de despenalización que se están discutiendo, ahora con más fuerza ¿Cuál es tu opinión?

NE: Despenalización o legalización no es lo mismo. En Argentina se está hablando de la despenalización y estrictamente por el proyecto presentado por el Senador Aníbal Fernández, podemos decir en términos teóricos y abstractos, el concepto de despenalización no creo que merezca mayor discusión. Todo proceso de despenalización es auspicioso porque nos permite quitarle la carga al consumidor y se le saca la criminalización del consumo de drogas que es una aspiración democrática y legítima en toda sociedad moderna.

El objetivo de despenalizar el consumo implicaría liberar una cantidad importante de presos que están detenidos por consumidores pero que quedan procesados por narcotraficantes, por violación a la ley de estupefacientes y no nos permitiría abocarnos, para definir con mayor precisión, a qué consideramos narcotraficantes, cuáles serían las penas. Establecer mejores tipos de procedimiento, de pesquisa y de inteligencia alrededor de los narcotraficantes liberándonos de la despenalización del consumo. El proyecto uruguayo es un proyecto que termina por liquidar el mercado del narcotráfico.

Si el Estado se hace cargo de la producción del abastecimiento, del tránsito de control y del cobro de impuestos por el consumo, el narcotráfico desaparece automáticamente, me refiero a determinada droga, por ejemplo, la marihuana y así el mercado ilegal de marihuana desaparece. Es una política integral, audaz, no hay duda, discutible por algunos sectores e instituciones pero sí queda claro que la producción de marihuana desaparece en el país, porque ya no tiene sentido. Creo que es una política que merece discutirse.

El uso de la legalización del consumo de drogas son muy difundidas, propagandizadas pero por autoridades, presidentes y dirigentes políticos que ya han dejado de gobernar, incluso hay consensos que pregonan la despenalización. Todos ellos han sido responsables políticos que ahora se encuentran fuera del gobierno y utilizan esas consignas como una especie de campaña de purificación personal, no le encuentro más sentido más que propagandístico y considero que merezca mucha atención a estas declaraciones correctas, sí pero posteriores a la hora de la discusión política. Creo que estos problemas deben resolverse mediante una legislación y mediante esfuerzos que procuren que esta legislación sea comprobada, ejecutada y se saque conclusión al respecto en qué medida beneficia o vuelve más democrática en concreto a la vida de nuestras sociedades.

APU: Otro de los temas es que el narcotráfico está fuertemente ligado o vinculado con las fuerzas de seguridad de los países, en el caso de Argentina, con las fuerzas provinciales o la policía federal. Uno ve lo que pasó en la Provincia de santa fe y uno confirmaría ese planteo que se repite ¿Cómo lo ves?

NE: La desgracia de los lugares comunes es que uno repite, repite, repite y termina vaciando de contenido algo que puede ser cierto pero a fuerza de tanto repetirlo uno se acostumbra a la idea de que tal cosa existe y seguirá existiendo por siempre, es como decía Stalin, un muerto es un escándalo pero un millón de muertos es una estadística. En los casos de los lugares comunes o de las frases hechas sucede que en la realidad desaparecen. En nuestro país, como en casi todos, la convivencia del narcotráfico con las fuerzas de seguridad es cierta, es notoria pero además hay que decir en realidad es necesaria.

El narcotráfico y las fuerzas de seguridad que son la cara visible del estado en la política de seguridad de un país. El Estado aparece en relación con el narcotráfico a través de las fuerzas de seguridad, estos dos componentes, se comportan de la misma manera, las dos necesitan ejercer control territorial que es excluyente, es decir, cuando el narcotráfico penetra en un lugar tiene que hacer desaparecer cualquier tipo de institución anexa o que esté disputando el control situacional o social del lugar donde se está asentando. El Estado también es monopólico diluye toda institución alternativa que le dispute el poder.

En ese sentido en Argentina también hay una convivencia muy fuerte entre fuerza de seguridad y narcotráfico en dos aspectos. Uno es en el sentido de la fuerza de la globalización, las formas de comercio y la modernización de la industria, los medios de comunicación, la vida social que hace que la zona dinámica de esa  sociedad también sea beneficiosa para el narcotráfico. La construcción de rutas que faciliten la comunicación entre ciudades, en el comercio interior o que facilite la salida de la producción hacia el mercado exterior, es al mismo tiempo beneficiosa para el narcotráfico que aprovechará todo lo que sea estructura moderna para poder transitar mejor.

Toda política de control por sobre jerarquías de carácter impositivo que son las que tienen a partir de las reformas menemistas, implica retrocesos para el contra avance del narcotráfico. El Estado tiene capacidad de moldear pero esa capacidad está limitada y sumida dentro de reglas de juego de carácter internacional. Por otro lado tenemos comportamientos claramente ilegales de convivencia entre el narcotráfico, fuerzas de seguridad y el crimen organizado y esto tiene que ver que las dos conviven en el mismo territorio y con las mismas características.

Ambas tienen que ser sí o sí monopólicas, armadas, entonces, les queda dos salidas o se enfrentan o se asocian. En términos de seguridad en cuanto a las medidas que adoptan los gobiernos, son las de entregar la seguridad a las fuerzas policiales y a su vez esta queda con la libertad para estatuir acuerdos de convivencia “civilizada” con el narcotráfico que es el más importantes de todos los órganos criminales en nuestras sociedades.