"La gente tiene miedo de subir a un tren"
AGENCIA PACO URONDO: María Luján es madre de Lucas, se están por cumplir seis meses de la tragedia de Once. ¿Cómo ves que avanza la causa, que impresión tenés vos y los Familiares?
MLR: La verdad es que estábamos muy ansiosos con el tema de los procesamientos que debía dictar el juez en estos días y sabemos que esto se ha retrasado por una presentación que hicieron los abogados de uno de los imputados pidiendo la nulidad de las pericias contables, cosas que uno va aprendiendo que suceden para retrasar más aún que lo que a veces resulta pero seguimos siempre confiando en la justicia y esperaremos los tiempos que tengan que ser para conocer cuáles son los procesamientos.
APU: En estos días se conocieron las primeras declaraciones públicas de Schiavi. ¿Qué juicio podés emitir sobre lo que dijo?
MLR: Las fases que dijo en los días cercanos a la tragedia causaron muchísimo dolor, no se si, realmente, eso puede ser remediado con declaraciones tardías. No conozco si se ha referido a sus fases poco felices de aquellos momentos, si se ha referido a ello o no pero lo que sí creo es que todo lo que hacen, hasta este momento, los imputados en esta causa es deslindarse de las responsabilidades que les caben. Cada vez que hacen una declaración, sea en forma pública o en una presentación que tenga que ve con la causa o con el juicio, lo hacen con ese objetivo, hacerle creer al país que lo de Once fue un accidente.
APU: ¿Vos como lo caracterizarías? Porque también hubo una discusión al respecto, se hablaba de una tragedia. ¿Cómo pensás lo que pasó en Once?
MLR: Para nosotros es una tragedia, una masacre. Un accidente es algo que uno no puede evitar y lo que ocurrió en Once a la vista está que era evitable, que no tenía por que haber sucedido, que no sucedió por el descuido de un día sino que se permitieron años y años de desidia y de mirar para oto lado. Creo que todas esas faltas concurrentes, recurrentes, durante mucho tiempo y con muchas personas que lo fueron permitiendo hicieron que se estará y quedó a la vista el 22 de febrero. Podía haber sido cualquier día antes, puede se ahora inclusive porque el ferrocarril sigue funcionando de la misma manera.
APU: Te queríamos peguntar porque pasaron seis meses y anunciaron varias inversiones en lo que tiene que ve con vías y trenes. ¿Cómo analizan que está ahora el servicio?
MLR: Sigue siendo tan malo como lo era en febrero y antes de febrero. Sí he visto los anuncios que se han hecho de las inversiones que se van a hacer pero –y esto lo digo como usuaria- ya lo he escuchado varias veces, lo importante es que las obras se hagan. También he escuchado anuncios que tienen que ve con la cantidad de servicios y lo que no le escuché al Ministro Randazzo cuando anunciaba el destino de los 800 millones de pesos fue hablar sobre los temas de seguridad. Sé que los trenes, hoy, no tienen ninguna medida de seguridad con las que deberían contar, como las barras anticolisión, los enganches, un montón de medidas que deberían haber tenido y que podrían haber evitado muchísimas muertes.
Sobre la implementación de esas medidas no he escuchado nada. Quizás lo tengan pensado, quizás vaya parte de ese dinero a seguridad. He escuchado hablar de confort, de cantidad, todo lo que sea para mejorar la manera en que viajamos los vecinos del conurbano. Lo vemos con buenos ojos pero la realidad es que hay que llevarlo a cabo y si se hace sirve, si queda sólo en dichos ya hemos escuchado muchos y el 22 de febrero nos llegó, de todos modos, más allá de los anuncios. Las cosas ha que hacerlas.
APU: Se hablaba de la posibilidad de que, cuando caiga la concesión a TBA, se estatice, habría en discusión varias posibilidades. ¿Qué piensan de que ahora sean Ferrovías y Metrovías las que están controlando el servicio?
MLR: Lo decía en los primeros días después de la tragedia, no me interesa mucho quien tiene la concesión del servicio, lo que sí me interesa es que el servicio funcione, que me dé la garantía de que cuando subo en Padua, bajo en Once viva. Me parece que, más allá de quién este a cargo del servicio, hay organismos de control del Estado que tienen que velar por la seguridad y porque se cumplan todo lo que se pacta al concesionarlo. Antes del 22, más allá de la empresa que haya estado a cargo, esos organismos debieron haber tomado medidas. No importan los nombres, importa que cada uno, desde el lugar que ocupa, haga lo que corresponde.
Si el que tiene que prestar el servicio no lo hace, el organismo que tiene la facultad de quitarle la concesión, de sancionarlo o lo que sea, que es el responsable por la seguridad de los pasajeros, tiene que hacer lo que le corresponde. Si bien vemos con buenos ojos que se le haya sacado la concesión a TBA ya que son responsables por la muerte de tantas personas, por lo que escuchamos, la misma se les podía haber sacado mucho antes del 22 de febrero, hacía años que incumplían con el contrato, entonces: ¿Por qué no se les sacó?
No importa quién la tenga hoy. Importa que sea controlado y que tenga que cumplir con lo que acordó y que el organismo que tenga que hacerlo cumplir, lo haga cumplir. Si cada uno mira para otro lado, puede que tengamos muchos 22 de febrero.
APU: ¿Qué te parece que cambió, tanto en el servicio como en lo social, después de la tragedia de Once? ¿Se impuso alguna discusión al respecto?
MLR: En el servicio no he visto cambios excepto el temor que le ha quedado a mucha gente de subir al tren, hay quienes optaron por no viajar más por ese medio, quienes cambiaron su lugar de residencia o de trabajo para evitarlo. El servicio sigue igual, en las mismas condiciones, por estos días está recortado en algunos horarios por las obras, calculo que esto les generará algún perjuicio. La gente lo toma a bien porque piensa que las obras nos van a permitir viajar mejor y eso me parece algo bueno en cuanto a lo social, que exista la esperanza de que las cosas puedan ser mejor y no como en otros momentos en que uno veía siempre todo negro. La gente está concientizándose de que la justicia es necesaria para poder vivir mejor, no sólo en cuanto a la tragedia de Once sino en todo, que es necesario que los responsables de delitos tengan el peso de la ley encima más allá de nombres o cargos.
Considerar a la justicia como un valor y como una bandera a defender nos lleva por buen camino.
APU: En ese sentido contaron con un apoyo social importante. Habían sacado la campaña de las caras pidiendo justicia.
MLR: Sí, continuamos con la campaña “500.000 caras por justicia” y la verdad es que hemos tenido la adhesión de muchísima gente. También es cierto que nos hemos cruzado con situaciones que, para nosotros, los familiares, por ahí son dolorosas porque te topás con gente que le dice que no le importa o que no se le murió nadie en el tren o que confunden el pedido de justicia con una oposición al gobierno. Nos encontramos también con muchos comentarios que son, insisto, dolorosos para los familiares y que, para mí, son alarmantes. Gente que tiene miedo de poner su cara para pedir justicia pero, si bien hemos tenido esas respuestas no han sido generales.
Se suma gente del conurbano y de todo el país, recibimos a través del mail caras de cualquier provincia de nuestro país y eso nos parece grandioso, gente que no conoce o que ni siquiera tiene la necesidad de arriesgar su vida viajando en el Sarmiento y, sin embrago, puede sentir empatía por los familiares, por los usuarios y sentir que el reclamo d justicia no es sólo para los familiares de las víctimas sino que es para todos.
APU: Sí, hay como una sensación social respecto al pedido de justicia, entender que les pasó a quienes les pasó pero nos implica a todos, que cualquiera podía haber sido víctima de esa tragedia.
MLR: Tal cuál, y eso, para mí, es, sinceramente, muy importante. El poder sentir empatía con el otro, el poder decir: “Me puede tocar a mi” porque yo escuché decir –y a mi también me ha pasado- que siempre le pasa al otro, tener esa pequeña soberbia de pensar que a uno nunca le va a pasar y de repente la vida te sorprende. Jamás pensé vivir una situación como la que estoy viviendo y jamás pensé, hasta que apareció mi hijo, jamás se me hubiera ocurrido, ni en la peor de mis pesadillas y, sin embargo nos toco, nos ocurrió y me hizo reflexionar como mamá y creo que está bueno que lleve a todos a la reflexión: “¿Por qué no me puede pasar a mi?” y sobre todo, cuando hablamos de algo que podría haberse evitado. Algo que tiene responsables, que pasó porque hubo quienes permitieron que pasara.
Es nuestra obligación que eso no vuelva a ocurrir. Uno no puede evitar un accidente, un desastre natural y, en ese caso habrá que remar las consecuencias con lo que se tiene pero lo que pasó en Once era totalmente evitable. Hubo a quienes no les importó el riesgo que corrían los pasajeros, hubo quienes permitieron que los trenes se fueran desgastando al punto de permitir que estos circularan pese a ser obsoletos, a no tener medidas de seguridad, mantenimiento, que no salen ni siquiera con las condiciones mínimas para pode circular.
Cuando leía las pericias técnicas, los fabricantes japoneses de estos trenes –Toshiba- no se imaginan una formación funcionando con un compresor menos, no entra dentro de sus cálculos, en ningún momento el manual lo considera. Un tren con ocho vagones tiene que circular con un compresor por vagón: acá funcionaban con tres compresores menos. Todas esas cosas, alguien las permitió sabiendo que se ponían en riesgo las vidas de esas personas que viajaban y que viajan todos los días. Eso es lo que no podemos permitir que vuelva a suceder, es una obligación que tenemos todos los ciudadanos, por los que ya no están y por los que hoy tienen que seguir viajando.
¿Cómo se sentiría cualquiera de nosotros si esto volviera a ocurrir? El otro día, cuando descarriló el vagón del Mitre, se tuvo la buena fortuna de que era un horario con pocos pasajeros, era el último vagón, una serie de coincidencias que hicieron que no fuera grave pero la realidad es que se sigue arriesgando la vida de la gente y uno, a veces, se siente muy impotente. ¿Cómo puede ser que sigan ocurriendo estas cosas?