“La democracia se ejerce todos los días”

  • Imagen

“La democracia se ejerce todos los días”

24 Octubre 2012

 

Cristina Fernández de Kirchner encabezó esta tarde el acto por los 100 años de la Ley Sáenz Peña en el Museo de la Casa de Gobierno, donde subrayó que antes de esa norma, "el voto era fraudulento" en la Argentina. Previamente, hizo un repaso histórico de la Ley y sus efectos el titular de la Cámara Nacional Electoral, Santiago Corcuera.

Durante su discurso, la Presidenta destacó también la ampliación del cupo femenino, al indicar que "hoy estamos excedidas de ese 33 por ciento y vamos por más, como siempre”, dijo con una sonrisa y puntualizó: “éste uno de los países con mayor participación de la mujer en nuestras Cámaras y tiene dos integrantes la Corte Suprema".

También puso de relieve la perspectiva del voto para los menores de 16 años porque es un paso a "la ampliación de la sustentabilidad de la democracia", señaló Cristina quien al cerrar su mensaje sostuvo para resaltar el valor del sufragio que "cuando las cosas se hacen se hacen mal la gente toma su decisión". "Cuando uno vota se entremezcla el derecho a elegir, y la obligación de hacerlo pensando en la Argentina por sobre todas las cosas", añadió la Presidenta.

La mandataria señaló que muchas veces la democracia "no solo se construye con la voluntad, sino con las relaciones de fuerzas entre los sectores populares y los sectores que no son tan populares ni democráticos. Reconoció en ese sentido además, que siempre se “aprende mucho más sabiendo perder que ganando sin saber porqué se ganó", y en tal sentido destacó la importancia de conmemorar la Ley Sáenz Peña que estableció en la Argentina el voto universal, secreto y obligatorio.

Asimismo, Cristina sostuvo que "todos los golpes militares que tuvieron lugar contaron con apoyo de sectores de la sociedad civil; hay que decirlo porque sería colocar únicamente como chivo expiatorio a las Fuerzas Armadas en lo que constituyeron verdaderos golpes cívicos a la democracia".

"La historia hay que contarla completa con sus claros y oscuros, virtudes y defectos, con esos momentos difíciles que vivimos de jóvenes que hoy permiten tener una democracia sólida y sustentable", expresó Cristina.

Finalmente la jefa de Estado aseguró que cuando "los ciudadanos vamos a depositar nuestro voto, es donde están depositados nuestros sueños, convicciones e ideales", y que cuando se vota "no es el único día en que se ejerce la democracia, la democracia se ejerce todos los días y debe ser legitimada por autoridades y ciudadanos en la comprensión de un contrato social que desde aquel 30 de octubre de 1983 hemos decidido respetar".

Luego, la mandataria hizo un repaso por los cien años de la sanción de la Ley Saenz Peña que instauró en Argentina el voto universal secreto y obligatorio, recordó que antes de esta ley el voto era minoritario y cantado con "resultados fraudulentos".

Recordó la ley 1420 de educación gratuita y laica "que ha hecho tradición en la República Argentina convirtiéndonos en un país con maravillosos recursos humanos que nos han distinguido en toda la región ", y la irrupción de la mujer en política: "no me imagino en esas épocas donde la mujer no podía votar ni participar", acotó.

Previo al discurso de la jefa de Estado, el titular de la Cámara Nacional Electoral, Santiago Corcuera,  expresó que “hoy es un día especial”, ya que “hace un siglo la Argentina empezó a sentar las bases” que consolidaron su democracia.

Indicó que la Ley Sáenz Peña es un “hito insoslayable, expresión de un nuevo paradigma que condujo a la inclusión de las grandes mayorías a la actividad política y terminó con el régimen conservador”.

El funcionario afirmó que esa ley fue el “punto de partida de una constante expansión del cuerpo electoral” y, por eso, remarcó que “es más por lo que supo proyectar que por lo que efectivamente prescribía”.

“La democracia real se produjo décadas después, con la inclusión de la mujer durante el primer gobierno de Perón”, dijo y resaltó también el posterior reconocimiento de los sufragios de los argentinos que residen en el exterior y el de aquellos que se encuentran privados de su libertad.

Corcuera señaló, entonces, que “tenemos que aprender a disfrutar de nuestros éxitos”, en referencia a la integración social y cultural del país; y subrayó que los desafíos con los que se encontró la integración social hace un siglo “deben ser los mismo de hoy: más educación y más participación política”.

Además destacó que con la implementación de las elecciones Primarias, a través de la Ley de Reforma Política (2009), “los ciudadanos pueden elegir no sólo a las autoridades, sino también a quienes conforman la oferta electoral”, y añadió que trajo “equidad” en la participación de todos los partidos en los medios audiovisuales.

“La pretensión de ampliar el campo electoral –agregó- ha sido una política de Estado sólo interrumpida por quienes se sabían impotentes ante la verdad del pueblo; impotencia de ciertos sectores que recurrieron a su supresión para conservar el poder”.

“Por eso las elecciones son un acto de soberanía; ese día el pueblo manda”, manifestó Corcuera y concluyó: “En las urnas los ciudadanos depositamos nuestras más genuinas expectativas, la esperanza de contribuir a que nuestros hijos puedan vivir en un país mejor que el que habitamos”.

Discurso completo

Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación; señor presidente de la Cámara Electoral Nacional, que hoy también cumple 50 años, así que también vaya un aplauso para las autoridades electorales; señores embajadores; señores Gobernadores de las distintas provincias argentinas;  señores miembros del cuerpo diplomático; legisladores; señores miembros de partidos de la oposición, muchas gracias también por estar muchos de ustedes de estar presentes en este encuentro, que es un encuentro – como bien lo señalara el Dr. Corcuera – un encuentro de la democracia.

La verdad que estamos recordando el primer centenario de la Ley Sáenz Peña, hasta ese momento – en el año 1853 – en que se sancionó nuestra Constitución y en el 57 la Ley 140 podríamos hablar – sin temor a equivocarnos – de elecciones minoritarias. Desde 1853 a 1916, lo que algunos sectores marcan como la época de esplendor y de oro de la República Argentina, o nos presentan las históricas residencias de Mitre, Sarmiento o Avellaneda, lo cierto es que los argentinos no votaban. Votaban sólo muy pocos y de modo absolutamente fraudulento, porque el voto, además, era cantado; votaban solamente los hombres y además votaban lo que quería el que estaba en la mesa, por lo tanto los resultados eran absolutamente amañados.

Yo quiero rendir homenaje también, en este recordatorio de la Ley Sáenz Peña, a la fuerza política, que primero bajo la denominación de Unión Cívica, y más tarde como Unión Cívica Radical, protagonizó tres alzamientos cívicos armados: las revoluciones del 90, del 93 y de 1905, lideradas – en la primera etapa – por Leandro N. Alem y luego por Don Hipólito Yrigoyen, que permitieron concluir, como recién nos mostraba este video, en la Ley Sáenz Peña. (APLAUSOS).

Quien me precedió en el uso de la palabra hablaba de que en realidad era incipiente y acotado, porque es cierto no era universal, la mujer no podía votar. También es cierto que en el Censo, del año 1914, sobre una población de aproximadamente 7.800.000 argentinos; 4.500.000 hombres; 3.600.000 mujeres; unos 2.900.000 de extranjeros, el padrón electoral de aquel 1916, en el que resultó electo por primera vez Don Hipólito Yrigoyen, tenía un padrón de 1.189.000 votantes, sobre 7.000.000 y pico de argentinos, indígenas, extranjeros, como recién señalaba.

Pero, sin dudas, fue por primera vez que el voto fue secreto y obligatorio, punto de partida para todas las conquistas que más tarde vinieron. Y también una clara enseñanza para los ultras, que siempre juegan a todo o nada, y que la democracia y la política no se construye solamente con la voluntad, o con lo que uno tiene ganas, sino también con las relaciones de fuerzas que se van dando en los distintos momentos históricos, entre lo que yo puedo denominar, las fuerzas populares, nacionales y democráticas y los sectores que no son tan populares, que no son tan nacionales y que no son tan democráticos, para no definirlos por la negativa, vamos a definirlos de una manera más amigable. Pero lo cierto es que a partir de 1916 y con la irrupción de las masas de trabajadores, fundamentalmente integradas. Yo también – Dr. Corcuera – son nieta de inmigrantes, por los que se incorporaban también como clase media por esa bendita Ley 1.420 de educación laica y gratuita que ha hecho tradición y escuela, en la República Argentina, convirtiéndonos precisamente no solo en un país con inmensos recursos naturales, sino con maravillosos recursos humanos, que nos han distinguido en toda la región.

Y como se señalaba la permanente ampliación de derechos, más tarde, en otro hito histórico también cuando termina, luego de lo que fue el golpe de 1930 y que comienza la “Década Infame” y el fraude patriótico, porque había existido una interrupción precisamente, durante la presidencia del Dr. Hipólito Yrigoyen, que luego se retoma con los golpes de Estado y finaliza un 24 de febrero de 1946, cuando por primera vez nuestras Fuerzas Armadas custodian los comicios electorales y resulta electo el Presidente Perón. (APLAUSOS).

Más tarde la irrupción de la mujer; no me imagino yo en esas épocas en donde no pudiera votar ni opinar y donde algunos decían que podían tener problemas en la casa si a las mujeres se les daba la participación. Es cierto que había problemas en la casa donde las mujeres tenemos participación, siempre hay problemas en la casa, pero la verdad que como argumento era bastante débil… pero por cierto la incorporación de la mujer.

Y quiero también reconocer algo que cuando se dio por primera vez yo no estuve de acuerdo. Cuando yo resulté electa Diputada provincial y también Senadora Nacional no estaba vigente la Ley del Cupo Femenino. Y yo decía que en realidad estaba mal el tema de la Ley del Cupo Femenino porque las mujeres igual teníamos que llegar por nuestra capacidad y nuestro género. Cuando llegué a la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación me di cuenta que esa no era la regla, que no era que se llegaba por capacidad, sino porque eran hombres. Así que bienvenida también la ampliación, que significó concederles a las mujeres el 33 por ciento de participación en las listas, que hoy estamos excedidas, estamos ya por arriba del 33 y vamos por más, como siempre. (APLAUSOS). Vamos por más y somos realmente uno de los países que mayor participación tiene la mujer en nuestras Cámaras y también esa participación ya extendida al segundo poder del Estado también la extendimos, durante el mandato del Presidente Kirchner, a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde también llegó la mujer y hoy ocupan dos mujeres escaños en el Poder Judicial de la Nación (APLAUSOS).

Y quiero referirme también a las interrupciones institucionales, a lo que fue el 2001 y que también surgió lo que se denominó el “voto bronca” luego de aquella crisis que habíamos tenido y que originó que, por ejemplo, en la provincia de Santa Fe y en la Capital Federal, fuera primero el voto en blanco y luego el voto hacia otros candidatos.

Pero yo quiero rescatar de toda esa terrible crisis que vivimos en el 2001, donde era legisladora, que se resolvió dentro de las instituciones de la democracia y tal cual marcan los procedimientos de la Constitución, lo cual significó un salto cualitativo a como se resolvían las crisis políticas en otras oportunidades.

Y ahora, si Dios lo quiere y los diputados también, los jóvenes de 16 años tendrán la oportunidad de optar, si quieren hacerlo, para emitir su voto (APLAUSOS).

La constante ampliación de esa base electoral es, al mismo tiempo, la ampliación de la sustentabilidad de la democracia. Cuanto más gente participa, cuanta más gente decide, cuando más gente ejerce no solamente el derecho, sino el deber de elegir, porque los ciudadanos no solamente tenemos derechos, también tenemos obligaciones y deberes. Y cuando uno vota, se entremezclan los dos: el derecho a elegir y el deber también de ejercer la responsabilidad de ese voto pensando de acuerdo a sus ideales, pero siempre prensando en la Argentina por sobre todas las cosas. Por eso, este homenaje que hoy queremos hacer a esos argentinos.

Esas imágenes que se veían en el video de hombres con fusiles, eran radicales, cuando los radicales tiraban tiros, digo yo, sí también cuando los radicales eran revolucionarios, ¿por qué no? Esta es la historia y la historia hay que contarla completa, con sus claros, sus oscuros, con nuestras virtudes, con nuestros defectos, con esos momentos difíciles que se vivieron también cuando nosotros éramos jóvenes y que culminaron en la etapa más trágica de nuestra historia y que hoy permiten tener una democracia sólida y sustentable.

Decía el presidente -y para finalizar- recién de la Cámara Electoral Nacional, es allí, el día en que los ciudadanos vamos a depositar nuestro voto para elegir las autoridades que nos vamos a representar, donde están depositados nuestros sueños, nuestras convicciones, nuestros ideales. No es el único día donde se ejerce la democracia; la democracia se ejerce todos los días y necesita ser relegitimada permanentemente, por autoridades y por ciudadanos, en la comprensión de un contrato social que desde aquel 30 de octubre de 1983 hemos decidido respetar.

Porque bueno es decirlo: recién en el video se hablaba de golpes militares, pero todos, absolutamente todos los golpes militares que tuvieron lugar en la República Argentina desde 1930, contaron con apoyatura de sectores de la sociedad civil. Hay que decirlo porque sería simplificar y colocar únicamente como chivo expiatorio a las Fuerzas Armadas de lo que constituyó, sin lugar a dudas en todos y cada uno de los casos, verdaderos golpes cívico-militares.

Por eso digo que el principal contrato que tiene que tener una sociedad, es el de la regla democrática: respetar la decisión del pueblo soberano cuando este se exprese y, luego, si ese gobierno no nos satisface, no nos gusta, no cumplió con las expectativas o traicionó su mandato, es el ciudadano en el que las urnas vuelve a decidir una vez más quién lo va a representar. Ese es el legado de nuestros grandes líderes democráticos.     

Yo quiero decirles que si tuviera en mi vida que decidir los hitos que viví, bueno, era muy joven cuando voté por primera vez en 1973 a los 20 años. Pero debo decir que también constituyó un hito, aunque no nos favoreció a nosotros, el 30 de octubre de 1983.

Lo recuerdo muy particularmente…No sé si está por acá…ahí está, Arturo Puricelli que había resultado electo gobernador en 1983, y recuerdo ese día muy particularmente porque estuvimos en el partido hasta las 3 o 4 de la mañana, yo era fiscal general en la Escuela Nº 1, Arturo no sé si te acordarás, controlando y había un fiscal general del radicalismo, que no me puedo olvidar, falleció, un gran militante, no me puedo acordar el nombre ahora, Julio…¿está Julio por acá?...No, era otro que venía…alfonsinista rabioso, me acuerdo, era un alfonsinista insoportable…no, ese es insoportable también pero no, no, no era ese…Bueno, no importa, era insoportable también pero no era ese.
Y me acuerdo…yo estaba absolutamente, esto para quitarle dramatismo a…esto no…Yo estaba absolutamente convencida…Para un peronista era impensable que ir a las urnas y perder una elección, porque hasta el voto en blanco ordenado por Perón desde Madrid había nacido.

Con lo cual, estábamos ahí, él era fiscal general y yo también y dice: “No, ganamos nosotros –decía-, aparte en la provincia realmente nos fue muy bien -porque en la provincia de Santa Cruz ganó Luder, ganamos la intendencia y ganamos la gobernación y muy bien…y yo…”no, mirá Cristina sé que gana Raúl”. “¡Qué va a ganar Raúl! Salí –le digo yo- está loco”.

Bueno, y de ahí, cuando terminó el acto electoral, hicimos los controles, el escrutinio y luego nos fuimos al partido a esperar los resultados.
Me acuerdo que no lo podíamos creer, yo miraba televisión y no lo podía creer. Nos fuimos con Néstor a las 3 de la mañana, 4, para casa y me acuerdo que íbamos por la calle del Juzgado Electoral, Zapiola –me dictan por ahí los pingüinos- y San Martín, justo, Néstor manejaba, yo iba al lado, se me caían las lágrimas y justo para el semáforo, 3, 4 de la mañana, en la esquina de San Martín y Zapiola donde esta el Juzgado Electoral y ahí sí, pasa Lozano con dos chicas, los tres con boinas blancas y me hacen así…No me voy a olvidar mientras viva, fui llorando de ahí hasta mi casa y no lo podía creer.

Pero bueno, son las reglas de la democracia y allí estuvo también el peronismo en momentos difíciles que atravesó esa democracia dando su apoyo institucional, sin dobleces frente a cualquier intento de resquebrajamiento del orden institucional y constitucional que es el valor más sagrado que tenemos como sociedad.

Por eso quería recordar estas cosas, estas vivencias de militante que, bueno, que son las que han adornado y llevado y nos han acompañado toda la vida.

Yo no me podía dormir, él se durmió más rápido y yo seguía mirando televisión porque no lo podía creer, porque me acuerdo que Alfonsín tardó en aparecer. Me parece que Alfonsín tampoco lo podía creer y tardó en aparecer porque Leopoldo apareció en la Casa Radical…¿a qué hora? No, más tarde me parece, eh, no, me parece más tarde, bueno, y yo miraba la televisión y lo escuchaba hablar y decía “no puede ser que hayamos perdido las elecciones”. Y sí. ¿Saben qué? Cuando se hacen las cosas mal y la gente tiene memoria de que las cosas se han hecho mal, la gente toma su decisión y tiene que ser respetada.

Es una gran lección para todos nosotros los peronistas que nos creíamos imbatibles en las urnas.

Y siempre es bueno, porque también nosotros cuando fuimos a internas –y ya no hablo de Arturo sino de hablo de mi  marido y de mí- también nos tocó perder con él en las urnas.

Aprendimos y creo que se aprende mucho más perdiendo y sabiendo perder que ganando y no sabiendo por qué se ganó.
Muchas gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)